SONIA FIDES: UN POEMA DE AMOR Y DESPEDIDA
ALGO ME DICE QUE DIOS
PADECE DE CLAUSTROFOBIA
No es el Dios del espacio curvo,
el Dios seco quien va a ayudarnos, si no el hijo
cuya sangre salpicó
el dobladillo del vestido de la madre.
Jane Kenyon
A Jan, que ha ido a Paris a escribir sonetos
He perdido la costumbre de mirar bajo la cama.
Algo me dice que Dios padece de claustrofobia,
que cuando se apagan las luces
ya no es capaz de contar cuentos,
que pierde noche tras noche el equilibrio
cuando trata de atravesar el delgado resplandor
que le permite a la luna conservar su nombre.
Es posible que nunca le insinuaran
que no se llega a ser funambulista
si se cierran los ojos,
que todos somos un puñado de hombres
a los que nos diferencia la manera de morir
y que al caer al vacío no podría practicar
el mismo juego al que dedican sus tardes
los animales invertebrados.
Los dioses siempre olvidan que tienen columna vertebral
y algunos como el mío, una colección de hematomas
que se les transparentan a través del sudario.
Por eso aún creo tanto en Él y no dudo en poner en cuarentena
la silueta de todas las unidades
que sirven para medir el tiempo.
He de hacer averiguaciones,
pero para eso necesito que todo se ponga de mi parte,
que los relojes se entreguen durante unos segundos a la muerte
y que los calendarios sigan su ejemplo.
Que la noche, a pesar de que conoce a la perfección
los riesgos que conlleva desconfiar de la fecha de nacimiento
de cualquier dios, me siga la corriente
y cierre los ojos de manera precisa.
Porque sólo entonces Dios se atreverá a confesar
que no nació durante ese mes, en el que el invierno llega
y nos engaña desde la pulcritud de sus maletas cerradas.
Contará que vino al mundo durante el único día
capaz de convertir a un año en bisiesto
y enseñará su parte líquida como homenaje a Herodes,
que murió sin conocer que en todos los siglos
existen al menos dos matanzas de Inocentes.
Y yo grabaré nuestra conversación en video,
tengo que demostrarle a la mañana que Dios no es un cobarde
y por qué algunas veces, actúa como si fuera el doble del hombre invisible.
Toda la secuencia estará “colgada” en Internet
antes de que las nubes vuelvan a ser geishas del cielo,
y todos desayunaremos contemplando la muerte de un niño
y pediremos perdón como lo hicimos tantas otras veces
bajo la resistente sombra de su fibroso cuerpo de treintañero.
*Poema de su próximo libro de la escritora Sonia R. Fides, que presentá su poemario Electra… en Los Portadores de Sueños el 7 de noviembre. El amigo Arturo Casas de Betanzos pide un regalo; aquí está uno de los primeros. Y la foto también es para él y para todos los visitantes. El doble retrato es de Kim Novak, de la que se ha hablado estos días.
3 comentarios
Arturo Casas -
Marta -
Besos, guapa,
Marta Navarro
Fernando -