ROSA MONTERO: UNA ENTREVISTA
[Hace unos días, Rosa Montero presentaba en Los Portadores de Sueños su novela 'Lágrimas en la lluvia'. Vino acompañada de Nahir Gutiérrez (ambas aparecerán en breve en el programa 'Borradores': Nahir es autora de un precioso libro infantil, '¿Dónde está güelita Queta', ilustrado por Álex Omist) y fue presentada por su gran amigo Ignacio Martínez de Pisón. Rosa también acaba de publicar 'El amor de mi vida', una selección de sus textos sobre libros publicados en 'El País' desde 1998 a 2010. Ayer apareció en 'Heraldo' una larga entrevista con ella; esta es la versión completa. Rosa Montero es una mujer cálida y cercana, con una absoluta vocación de felicidad contra las sombras del tiempo. Lleva treinta años en la cima tranquila de las letras españolas.]
¿Qué te llevó a escribir una novela alegórica y de ciencia ficción como ‘Lágrimas en la lluvia’ (Seix Barral)?
En realidad tú no escoges las novelas que quieres escribir, sino que de alguna manera las novelas te escogen a ti... Debes escribir las historias que se te meten en la cabeza, con la misma aparente autonomía con la que los sueños nocturnos aparecen mientras duermes. Son historias que, de alguna manera se convierten en necesarias para ti. En cualquier caso, siempre me ha gustado la ciencia ficción, como escritora y como lectora. Ya publiqué otra novela de ciencia ficción, Temblor, hace 21 años, y mi segunda novela, La función Delta, publicada hace treinta años, tenía una parte futurista. Creo que la ciencia ficción es un género estupendo porque te da unas herramientas metafóricas y simbólicas formidables que te permiten profundizar en la realidad.
¿Significó algo especial en tu vida, en tu pasión por el cine y la creación una película como ‘Blade runner’? El homenaje es muy claro.
Bueno, es una película que me encanta, pero me pasó algo muy curioso. Vi Blade Runner cuando la estrenaron en el festival de Cannes hace unos treinta años, y por entonces, siendo mucho más joven y un poco "destroyer", como los jóvenes son, y considerándome además una experta en ciencia ficción con la petulancia de la juventud, salí del cine hablando pestes de la escena final: pero bueno, qué cursi, y va el replicante y suelta una paloma blanca, qué obvio, qué ñoño!!!!!!! Después he visto la película como cuatro o cinco veces más y cada vez que llego a esa escena lloro muchísimo. Digamos que he ido aprendiendo a amarla y sentirla con el tiempo. Pero vamos, tampoco te creas que es una película esencial en mi vida, aunque me guste mucho.
¿Quién es y cómo es Bruna Husky?
Es una replicante de combate que, tras retirarse de la milicia, trabaja de detective en Madrid en 2109. Y es el personaje más cercano a mí que he hecho en toda mi vida.... Quizá porque hay tantas cosas que nos diferencian que me he podido permitir esa similitud profunda y esencial. Es una persona que odia la muerte, la detesta, le parece que esta vida es un fraude, tan hermosa, tan espléndida y tan amenazada por el cáncer del tiempo y por la muerte. Y en esto me siento muy cerca de ella. Bruna no puede olvidar que es mortal, cosa que solemos hacer los humanos: vivimos como si fuéramos eternos. Pero yo creo que los novelistas somos personas que tenemos una menor capacidad para olvidar la muerte, personas que estamos más obsesionadas por el paso del tiempo que la mayoría, quizá esa sea la razón de que escribamos. En fin, en cualquier caso a mí me pasa, siento la misma obsesión por el tiempo de Bruna, esa desesperación, esa furia, y al mismo tiempo, también siento esa hambruna de vida que ella tiene, esa vitalidad desenfrenada, Bruna se come la vida a bocados y yo un poco también. Ella es en todo más extrema que yo, es una especie de fiera, fuerte y débil, contradictoria, una superviviente nata. Quizá el personaje más vigoroso que he escrito.
¿Por qué Madrid y por qué solo 100 años en esa visión futurista? ¿No es un mundo y un tiempo que están a la vuelta de la esquina?
¿Y por qué no Madrid, y por qué no cien años? Ya te digo que no escogí racionalmente eso, sino que la historia emergió así.... Las novelas las decide el inconsciente. En cualquier caso, cien años me parece un tiempo perfecto para reflexionar sobre las tendencias sociales que vivimos hoy. Mi novela trata del género humano, de algo que es permanente. Leemos hoy las Vidas Paralelas de Plutarco y seguimos entendiendo a la perfección lo que cuenta, seguimos vibrando con las pasiones que describe, el odio, la venganza, la ambición, el heroísmo, el amor.... A pesar de que han pasado casi 2000 años... O sea que yo hablo del Madrid de 2109, pero en realidad también estoy hablando de aquí y de ahora. Pero ojo, no es un roman à clef en absoluto.... Es decir, Inmaculada de la Cruz, eterna presidenta de la Región de Madrid, NO ES Esperanza Aguirre. Salió así casualmente, y ahora lo lamento, porque la gente se cree que me refiero a ella y no tiene absolutamente nada que ver. Intento tener una mirada más profunda y trascendente.
La acción transcurre en dos polos: las investigaciones en torno a los asesinatos de los replicantes. ¿Sería, desde ese punto de vista, una novela de intriga, una novela policial?
¡Claro! Me divertía cruzar dos géneros que me encantan, la novela negra y la ciencia ficción. O sea, es una novela negra de ciencia ficción.
El otro polo tiene que ver con el intento de manipulación del archivo de la historia del mundo. ¿Has querido denunciar, por la vía alegórica, el intento constante de manipular y adaptar la memoria del mundo?
Verás, en realidad no he querido "denunciar" nada, porque uno no escribe novelas para enseñar o denunciar nada, sino para aprender e intentar entender. La manipulación de los archivos forma parte de la reflexión sobre la memoria y la identidad, que es uno de los temas básicos en todas mis novelas, uno de los temas que más me interesan. En Lagrimas en la lluvia hablo de la memoria personal, que es un cuento que nos contamos a nosotros mismos, una construcción imaginaria (de manera que la identidad, que se basa en la memoria, también es un artificio); y por otro lado hablo de la memoria colectiva, que también es un invento, pero en este caso un invento malicioso, una manipulación consciente que ejercen los poderes para alterar la realidad en su beneficio. Esto ha sido así desde el principio de los tiempos: por ejemplo, tras la muerte de la faraona Hatshepsut, sus herederos picaron todos los jeroglíficos en donde venía su nombre para borrarla de la historia. Y la única manera de luchar contra esto es crear sociedades lo suficientemente democráticas como para que emerjan a la luz al mismo tiempo las distintas historias posibles.
El libro también reflexiona sobre temas que te han interesado siempre: la ética, la lealtad, la traición, el amor a la vida, la pugna por la dignidad. ¿Te ha resultado fácil ser coherente con tus preocupaciones más realistas y con tu compromiso en una novela de ciencia ficción?
Si, es lo que acabo de decir, en realidad, y aunque yo aparentemente cambio mucho en todas mis novelas, al final siempre acabo hablando de los mismos temas, como es lógico. Y así, esta novela es una historia de aventuras y policiaca, pero en el fondo de lo que habla es, primero, de la gran tragedia del ser humano, que consiste en venir al mundo lleno de deseos de vivir y sin embargo devorado por la muerte; y luego habla, como acabo de decir, de la memoria y la identidad, individual y colectiva; de la necesidad de los otros, para poder vivir una vida coherente; y de todos lo que tú dices, que en efecto forma parte de mi mundo literario. Y no, no me fue absolutamente nada difícil hablar de todo eso, antes al contrario. Como dije antes, la ciencia ficción no sólo no se aleja de la realidad, sino que te proporciona estupendas herramientas metafóricas para profundizar en ella. De hecho, tengo la seguridad de que ‘Lagrimas en la lluvia’ es una de las novelas más realistas que he escrito.
Otro aspecto fundamental es la memoria y la presencia de esos “constructores de memoria” que influyen decisivamente en Bruna. ¿Cómo serán las emociones del futuro?
Me divirtió mucho crear a los memoristas, que son los novelistas que escriben las memorias artificiales de los replicantes.... Si yo viviera en el mundo de mi novela, sería memorista, jajaja.... Como he dicho antes, el tema de la memoria y la identidad me interesa muchísimo. En cuanto a las emociones, creo que apenas han cambiado nada desde la época de las cavernas.
Vivimos en un mundo convulso, especialmente convulso: las elecciones tan intensas, Bildu, la muerte de Bin Laden, las revueltas por la libertad en Oriente Medio, la corrupción. ¿Estaría todo eso en tu novela, habría esa mirada moral que aparece en otros de tus libros?
Claro, yo he escrito intentando que estuviera justamente todo eso. Pero, como he dicho antes, mi afán no es reflejar la actualidad, que es algo mucho más superficial, sino la contemporaneidad y la condición humana. Y precisamente Lagrimas en la lluvia es también, más que otras obras mías, una novela política, en el sentido profundo y básico de lo político. Y una de las cosas que más me preocupan y que sale en el libro es esa especie de añoranza de la tiranía que flota en el ambiente en todo el mundo, esa añoranza del dogma y del totalitarismo, que dan respuestas a todas las preguntas y que resultan perversamente consoladores. El viejo Erich Fromm sigue teniendo razón con su teoría del miedo a la libertad...
¿Cuál es la clave de tu condición de narradora: quieres contar historias, crear personajes, dibujar atmósferas, explicar una idea del mundo con una mirada tan crítica como tal vez pesimista?
No creo que sea nada pesimista, antes al contrario.... soy muy vitalista, escribo historias de supervivientes, y aunque hable de cosas duras, al final siempre dejo una salida y hay una reafirmación de la belleza de la vida. Pero ya te digo que escribes porque no puedes dejar de hacerlo.... Escribes intentando entender el caos del mundo, rozar la belleza.... Escribes para intentar otorgar al mal y al dolor un sentido que en realidad sabes que no existe. Y, para eso, necesito hacer todo lo que dices... contar historias, crear personajes, atrapar con palabras una atmósfera, una música que retumba en tus oídos. Cada novela tiene su propia música, por así decirlo.
Cierro con el libro: ¿qué te duele del mundo en que vives? ¿qué te emociona?
Duelen muchas cosas. La crueldad, eso es lo peor, la crueldad me vuelve literalmente loca. Y además duele la muerte, el sinsentido, la injusticia, la pereza intelectual, el egoísmo.... Y me emocionan también muchísimas cosas. Los amigos, los amores, el arte, la naturaleza. La vida es bellísima, en realidad.
Cuando vi tu libro de Alfaguara, ‘El amor de mi vida’, pensé que estaba dedicado a Pablo Lizcano. Lo conocí, nos vimos un par de veces, hablamos y siempre me pareció un hombre suave, hondo y encantador.
Sí, lo era. Le he dedicado ‘Lágrimas en la lluvia’. En cuanto al Amor de mi vida, nunca hubiera sido tan impúdica como para dedicarle un libro con un título así. La intimidad es algo muy precioso.
¿Han sido en realidad los libros y la literatura el gran amor de tu vida?
Más que el amor de mi vida, son el oxígeno necesario para vivir, algo esencial, estructural, que forma parte básica de lo que soy. No me puedo imaginar viviendo sin leer ni escribir. Es como imaginar mi cuerpo sin esqueleto. Sería una criatura inviable.
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