LUISA MONLEÓN. DIÁLOGO CON LA FOTÓGRAFA
Fotografía. Luisa Monleón (Zaragoza, 1979) ha sido elegida por un jurado como Nuevo Talento FNAC por su proyecto “A vueltas quietas”, que expone ahora en Zaragoza. Realizará una gira por todo el país.
“Me expongo tal como soy, sin tapujos”
“Con la fotografía, he encontrado mi sitio”
“No es que quiera contar mi vida,
eso es lo que me sale de las tripas”
En la muestra “A vueltas quietas”, que expone en la FNAC de Zaragoza, hay alusiones a su infancia y adolescencia. Empecemos por ahí. ¿Cómo la cautivó la fotografía?
En mi familia y en mi entorno no había nadie que se dedicara al campo creativo. Siempre me había gustado hacer fotos, pero estaba un poco perdida. Tras unos años dando tumbos, descubrí un cartel que anunciaba cursos de fotografía y me apunté. Se despertó en mí algo diferente a todo lo que había conocido. Ahora pienso que este era mi destino.
Creo que estudió en la Escuela de Artes de Huesca. ¿Cómo le fue?
Se me abrió un mundo inmenso de posibilidades y de información relacionado con la fotografía, la técnica, los autores, etc. Conocí la obra de grandes fotógrafos como Alberto García Alix, Nan Goldin, Bernard Plossu…, y eso empezó a remover en mí la necesidad de investigar y de experimentar. Fue una época increíble e inolvidable. Por fin había encontrado mi sitio.
¿Siempre le ha preocupado la identidad, el cuento visual de tu vida?
Al principio no tienes claro que es lo que más “encaja” contigo, pruebas una y otra vez. Poco a poco, sin darte cuenta, te vas inclinando por un tipo de fotografía. Casi siempre me dirigía hacia mi entorno, lo que me rodeaba, mi gente, yo misma. La fotografía era una herramienta que me permitía profundizar en lo que me preocupaba. Era algo terapéutico. No es que quiera contar mi vida, eso es lo que me sale de las tripas, como suele decirse.
Con el proyecto “A vueltas quietas”, título que toma de Samuel Beckett, se ha convertido en Nuevo Talento FNAC. ¿Qué le ha sugerido esa imagen de un hombre nihilista encerrado en su habitación?
El lenguaje encerraba un pensamiento dentro de otro, y a su vez una frase dentro de otra frase, como una espiral. Y me recordó a mi forma de hacer fotos en cómo estaba narrada la historia: en un mismo contexto, siempre alrededor y todas diferentes.
“A vueltas quietas” es un proyecto autobiográfico. ¿Qué aspectos le interesaban más, el desnudo del cuerpo y del alma, tal vez?
Sobre todo me interesa más el proceso para llegar a este proyecto. Son fotos que he hecho durante varios años, y que he ido almacenando con el tiempo. Formaban el conjunto de lo que soy y de mi identidad. No le doy importancia al desnudo físico, pero implica una complicidad. Para mí es más importante lo que se lee entre líneas, lo psicológico. Con este tipo de trabajo me expongo tal y como soy, sin tapujos.
La obra está dividida en tres partes: la primera se titula “Casa”.
La casa siempre es un refugio. En situaciones concretas puede transformarse en todo lo contrario: el escenario de cosas desagradables o de recuerdos que preferirías no haber tenido.
La segunda se llama “Dentro”. Y aborda la privacidad, lo íntimo.
Siempre hay algo que forma parte de nuestra intimidad y que no pertenece a los demás. Esas sensaciones me ayudan a conocerme de otra manera, y las materializo con la fotografía.
La tercera parte es “Alrededor”. Esos amigos o familiares, ¿no son como el coro de su vida en un color y en un encuadre especiales?
Ellos forman me ayudan a ser como soy. Forman parte de mis recuerdos y de mis experiencias, son los que me complementan; de no estar ahí, sentiría un vacío. No busco que las fotos sean más o menos bonitas, sino lo que comunican, por lo que muestran y por la atmósfera poética y onírica que tienen.
¿Qué supone para usted esta gira por los FNAC de España?
En un principio me da la oportunidad de que mucha gente vea mi trabajo, y además espero que me sirva para poder conseguir algo a nivel laboral o a nivel artístico.
*Esta entrevista se ha publicó ayer en Heraldo de Aragón.
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