MIGUEL ÁNGEL YUSTA PRESENTA SU "RELOJ DE ARENA"
[Miguel Ángel Yusta me envía esta nota de presentación de su nuevo poemario, Reloj de arena, que tendrá lugar mañana en la FNAC. Y además, como regalo del alba, me envía este retrato de su nieta Maya, parisina e hija de la historiadora Mercedes Yusta y de su marido.]
Mañana martes, 18, a las 19:30, en la FNAC de Plaza de España, Miguel Ángel Yusta presenta el poemario Reloj de arena, con Rosendo Tello, poeta, autor también del prólogo, y Ricardo Vázquez-Prada, escritor y periodista. El acto contará con proyecciones de la escritora y creadora Luisa Miñana.
Miguel Ángel Yusta nació en el barrio de La Magdalena, en Zaragoza, ciudad donde cursó estudios universitarios y ha desarrollado siempre sus actividades profesionales. Es escritor, poeta y columnista. Colaboró en Hoja del Lunes hasta su desaparición y colabora fundamentalmente en Heraldo de Aragón desde 1971, donde sigue publicando numerosos artículos.
También es reconocido autor de coplas aragonesas, en las que ha llevado a cabo una renovación temática y estilística. Ha publicado varios centenares, en muchos casos premiadas e interpretadas. Como folclorista ha editado diversos artículos sobre el folclore regional aragonés.
Entre sus últimas publicaciones poéticas figuran Luces y sombras de la fiesta (2000), en colaboración con el fotógrafo Carlos Moncín, Peregrino de ausencias (2005), Rincón de coplas (2006), Teoría de luz (2007), así como diversos trabajos en poemarios colectivos y revistas literarias.
POEMA INÉDITO DE MIGUEL ÁNGEL YUSTA
“¿Por qué hace tanto frío en la posguerra?”
(Joan Margarit : Los muertos)
.......
Pasaban los minutos, se deshacía el tiempo,
amanecía en las calles enlutadas
y los perros callaban al fin.
En la sala, las mantas arrugadas y viejas
con olor a pobreza y desinfectante
guardaban el sudor de los vencidos.
Puerto de llegada, escala final
de padres jóvenes y destruidos
por terribles tormentas sin sentido,
vendavales del odio y la mentira.
Las ventanas abiertas
dejaban pasar cuchillos helados.
había que vencer al miedo y a la muerte,
a la tuberculosis y a la decepción.
Las mujeres encendían la cocina
soñando amaneceres donde no hiciera frío,
ese hielo que calaba los cuerpos
y atravesaba el alma.
Y salían con su bolsa de la compra
por donde asomaban las desilusiones.
Años de la liberación y la victoria
sólo para los hijos de un dios acomodado.
De misas y rosarios,
bocadillos de pan y chocolate
y cines con butacas de madera.
Los adolescentes desgranaban
su tiempo más precioso
jugando con pelotas y muñecas de trapo
que un día fueron vestidos de domingo.
Muchos se marcharían en mañanas de niebla
por caminos confusos de remordimientos.
Pasaron los minutos y los años.
Ay, cuántos días y qué largos fueron
hasta poder contarnos los hijos y las canas,
y perder el miedo a ser por fin más libres.
Hoy, desde la distancia,
recordamos el frío de posguerra,
mientras juegan los hijos de los hijos
con perros que no ladran
heridos por el hambre.
4 comentarios
Y -
Juan -
Un abrazo Miguel Ángel.
Miguel Ángel Y. -
Sonia, agradezco tu comentario...He viajado con tu libro...es mmmmm...Besicos.
Sonia -
Un abrazo súper.