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Antón Castro

JUAN MARQUÉS PUBLICA 'UN TIEMPO LIBRE'

JUAN MARQUÉS PUBLICA 'UN TIEMPO LIBRE'

 

 

Esta mañana, entre otras citas pendientes, quedé a tomar un café con Juan Marqués, el ensayista, poeta y residente en La Colina de los Chopos. Juan, zaragozano jovencísimo, estaba radiante, dentro de esa timidez suya, tan elegante como seductora. Juan acaba de publicar su primer poemario: Un tiempo libre, del que ya había publicado aquí alguno de sus poemas. El libro ha quedado realmente estupendo, con ese trasatlántico o barco que avanza, con sus luces encendidas y su mástil, por un inmenso mar azul. El libro, como objeto, produce una emoción inmediata: lo publica Comares en su colección La Veleta, que dirige Andrés Trapiello, ese hombre de letras y de tipografías que ama el diseño y la edición como el aire que respira.

 

Esta tarde fui a llevar  a mi hija Sara a su clase de lengua francesa. Me quedé esperándola en el Bar Indalecio, y leí dos veces el libro: breve, labrado en el pedernal de las emociones hondas, nada estridentes, y en la pura ausencia de adjetivación. Es un poemario de un lirismo desnudo, sin afectación. El libro tiene un prólogo y un epílogo, y dos partes extensas de una poesía que destaca por su transparencia, por su tersura cristalina, por su capacidad de sugerencia y por la elegida acumulación de atmósferas. Es un libro sobre el yo y el paisaje, sobre la exaltación de la vida en armonía con la luz, con el sol, con la noche, con los sentimientos más íntimos que hilvanan un mundo, un conjunto de sueños y de sensaciones, una travesía de recuerdos y de confidencias.

 

Un tiempo libre es un libro impregnado de vida, de conocimiento del mundo, de contemplación. Es un libro de una delicadeza impar, en el que habla el silencio, el peso de la cultura, el tuétano de la mejor poesía. Es un libro donde el sujeto poético habla con la mañana, con el mediodía, con la tarde, habla con los árboles y los pájaros (o al menos intenta oír su música, su cántico, el enigma de su música fugaz), es un libro de viajes con la imaginación donde el amor brilla con un fulgor efímero.

 

El poema portical es más que una promesa:

 

NOCTURNO (UN PRÓLOGO)

 

DETRÁS de tres de cada cuatro puertas

habita el sufrimiento

mientras sobre la noche reina

media rodaja de limbo.

 

Siempre ha sido así

y así lo será siempre.

 

Ven a dormir conmigo.

 

Voy a cantarte un cuento.

 

Me ha gustado mucho también éste:

 

UN HILO

 

LOS días han caído,

                            uno a uno,

como perlas fugadas de un collar.

 

Estamos solos:

nosotros y el agua.

A lo lejos un faro parpadea.

 

Despojados de la arena del tiempo,

como un hilo librado de sus perlas.

 

VÉRTIGO INADVERTIDO

 

DESDE su silencio, su soledad,

su quietud aparente,

los árboles conocen los caminos.

 

Vinieron de muy lejos,

hablan lenguas antiguas y remotas

que nadie puede oír.

 

No dejan de moverse.

 

Cada vez más adentro,

son las raíces las que están viajando.

 

Y acabo con éste texto:

 

ENERO (UN EPÍLOGO)

 

UNA vez me vi triste frente al mar,

contento de mi suerte.

 

Ya no había toallas en la arena

ni nacieron plegarias de la tarde.

 

Tras la fuga del sol,

el silencio me habló como a un hermano:

 

Que ya está.

Que es real.

Que todo lo vivido es una fábula.

 

Un tiempo libre. Juan Marqués. Comares: Colección La Veleta. Granada, 2008. 58 páginas.[Esta fotografía es de la fotógrafa londinense Olivia Arthur.]

 

 

3 comentarios

ANGEL GUINDA -

MAGNÍFICO POEMA

pompilo -

Perdona, Antón, pero se te ha colado una errata en el primer poema. Es "media rodaja de limón", aunque la metáfora sorprenda. Lo tienes aquí: http://blog.pompilos.org/articulo/nocturno. ¿Puedes borrar esto? No es comentario, en realidad. Para casos como éste va bien un formulario de contacto no publicable, independiente de cualquier post. Hasta otra.

beatriz -

"el tuétano de la mejor poesía..."
Vivo en una ciudad sin librerías ¿puedes imaginarlo?
Si no fuera por este blog y sus reseñas jamás me enteraría que existen estas maravillas y otras como las de McEwan que jamás podrán llegar a mis manos.
Gracias Antón por regalar un poquito de estas letras.