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Antón Castro

AMOS OZ: LA SENSUALIDAD DE LOS LIBROS

AMOS OZ: LA SENSUALIDAD DE LOS LIBROS

Mi padre tenía una relación sensual con los libros. Le gustaba tocarlos, escudriñarlos, acariciarlos, olerlos. Le excitaban los libros, no podía contenerse, enseguida les metía mano, incluso a los libros de personas desconocidas. Es cierto que los libros de antes eran mucho más sexys que los de ahora: tenían qué oler y qué acariciar y tocar. Había libros con letras de oro estampadas sobre las aromáticas pastas de piel, algo ásperas al tacto, pero que hacían que te recorriera un escalofrío como cuando se toca algo íntimo e inaccesible, algo que se estremece y tiembla al contacto de tus dedos. Y había libros que tenían tapas de cartón forradas de tela y pegadas con una cola que tenía un olor asombrosamente sensual. Cada libro tenía un olor propio, secreto y excitante. Algunas veces la tela estaba un poco separada del cartón y se movía como una falda atrevida, era difícil evitar mirar por el espacio oscuro que había entre el cuerpo y la ropa y respirar allí aromas de vértigo…


Amos Oz

Una historia de amor y de oscuridad. Siruela, 2004.644 páginas.

 

[Acabo de entrar en el blog de Lara López, www.laralopez.com, locutora de radio (me encanta oírla a mediatarde o en la sobremesa cuando cuenta historias de músicos y secretos de las canciones), degustadores de mil y una músicas y una intensa prosista, y encuentro este fragmento de uno de mis libros más apreciados de Amos Oz. El fragmento tiene algo de historia de amor y de erotismo con los libros y con la literatura. Esta foto de Hermann Hesse está realizada por Gret Widmann en 1927.]

1 comentario

Gloria -

Tantas veces me he sentido como un libro...
Acabo de descubrirlo y no me canso de leer este blog. Tendré que ir preparándo mis ojos....
Un placer.