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Antón Castro

EL GARRAPINILLOS SALVA EL MALEFICIO DEL DOMINGO

EL GARRAPINILLOS SALVA EL MALEFICIO DEL DOMINGO

  

OLIVAR, 0 - GARRAPINILLOS, 0

Los domingos por la mañana el Garrapinillos juega peor. Sobre todo a las diez de la mañana. Hoy, tras las dos últimas derrotas de domingos (ante el Stadium Venecia, 1-0; ante La Jota, 5-2; felizmente el sábado pasado vencimos por 7-1 al Atlético Delicias), volvíamos a jugar por la mañana. Miguel Garcés, en su tercera ausencia consecutiva, y Diego, por lesión de peroné, fueron las dos bajas. Jorge David y Aitor estaban tocados: tenían grandes dolores de cabeza. Adrián Serna, uno de los más noctámbulos, fue de los primeros en aparecer por la plaza. A Alfredo y a Pirri se les durmieron las sábanas.

 

Jugábamos contra el Olivar en su campo de tierra, levemente regado, pero en buen estado. No es una maravilla, pero se puede jugar. Y se jugó en algún instante. Formamos con Stalin; Jaime, Alfredo, Marcos, Alex Velilla; Mario, Diego Cali; Diogo, Jorge, Adrián Serna; y Pirri. El dominio fue nuestro en casi toda la primera parte, fabricamos varias ocasiones de gol, hubo momentos de buenas combinaciones y de peligro por ambas bandas. Pirri no se encontraba cómodo: recibía muchos balones, los disputaba, pero no acertaba a combinar. Arriba, Adrián Serna, escorado hacia la banda, realizó algunos acercamientos sin toda la claridad que necesita; Jorge entraba desde atrás, especialmente desde la banda derecha y realizó buenos saques de esquina (peor que otros días, dicho sea de paso), Mario remató un potente trallazo a gol, que detuvo un buen arquero. Al término del primer tiempo, tablas. Nos faltaba intensidad, profundidad, nos faltaba convicción en la victoria, y sobre todo nos faltó alegría, ambición, desenfado con el balón en los pies. Y en la segunda parte, introdujimos dos cambios muy pronto: Adrián Serna dejó su sitio a Alex Fernández, y Diogo cedió su lugar a Aitor, que ocuparía más tarde su demarcación habitual y se incorporaría a la banda derecha Alex Navarro. Finalmente, cuando moría el partido, Juan entró por Diego Cali.

 

La segunda parte fue intensa y tediosa a la par, sin ritmo. Se jugó de poder a poder. El Olivar pareció dominar algo más en los primeros minutos, pero pronto volvimos a hacernos con el mando del choque. Volvimos a fallar ocasiones claras, pero también es cierto que desaparecimos un poco hasta los diez últimos minutos. El Olivar se quedó con diez y el Garrapinillos dio un último arreón: Alex profundizó varias veces, a Pirri le faltó acierto en los últimos metros y en la mejor jugada del partido Jorge, en un avance por la izquierda, mandó el balón fuera por muy poco. Cuando él participa en el juego, el equipo se estira con peligro. Ahí se murió el choque y nos quedamos con un palmo de narices: cero a cero.

 

No fue un buen partido por nuestra parte. Nos faltó combinación, constancia, alguien que se asumiese el mando, nos faltó mayor intensidad en el juego de ataque. En cambio, hay que ponderar el trabajo de la defensa, que se mostró concentrada, expeditiva y seria en todo instante. Brillaron todos a buen nivel, pero especialmente Alfredo, que realizó un partido impresionante, pletórico de energía, de rasmia, de coraje. Stalin realizó en mejor partido desde que está con nosotros, y Mario y Diego Cali estuvieron mejor en las tareas defensivas que en la construcción del juego de ataque. El Olivar fue un equipo honesto y deportivo; celebró el empate casi como un triunfo.

 

Hemos roto, aunque solo a medias, el maleficio de los domingos. Imagen de archivo: Adrián Serna disputa un balón ante El Salvador.

1 comentario

Joaquín -

Imagen de archivo: Adrián Serna disputa un balón ante El Salvador bajo la atenta mirada de los dos banquillos y un sujeto con barba cana y sombrero de ala muy sospechoso... ¿Eres tú? ¿Te he cazado? Siempre se me ha dado muy bien jugar a "Buscar a Wally".
Saludos
Joaquín