MIGUEL ÁNGEL YUSTA: DOS POEMAS
AYER FUE SOMBRA, de Miguel Ángel Yusta
INTROITO
Nací por la mañana
un domingo de marzo
de un olvidado invierno de posguerra.
Dicen que hacía sol y que mi madre
(pasados los cuarenta y quinto hijo)
lloraba y sonreía al mismo tiempo,
preocupada tal vez por mi futuro.
Mas, ahora, aquí estoy,
después de tantos años.
Los días de mi vida transcurrieron
testigos fieles de mis singladuras
limando el tiempo que se me otorgaba.
Hoy,
casi llegado al puerto,
libero unos poemas de mis viejas carpetas,
antes de que se pierdan para siempre
en el oscuro túnel del olvido.
Y los dedico a tantos
que en aquellos inviernos
soñaban con juguetes de hojalata.
GLORIA GRAHAME EN EL CINE DE MI BARRIO
Admirábamos a las mujeres hermosas, vivíamos aventuras inverosímiles
cabalgando en sueños de viejo blanco y negro en aquellas salas de cine
oscuras y malolientes, de sesión continua y acomodadores malhumorados.
Nos escapábamos de la clase de religión
y de la de formación del espíritu nacional.
Merecía la pena.
Yo abría más los ojos cuando aparecía Gloria Grahame.
Era tan misteriosa que jamás me atrajo tanto ninguna otra mujer.
Podían ser más bellas, pero no tenían el encanto de Gloria,
con sus labios pequeños y ese aire de mujer fatal.
Cuando salía, se llenada la pantalla con su boca y sus ojos
profundos y llenos de misterio.
El bocadillo de pan y mortadela quedaba abandonado sobre mis rodillas.
Se paraba el tiempo
y Gloria me llevaba al país de los sueños posibles
e imaginaba una noche con ella sobre mis rodillas de adolescente.
Entonces se me caía el bocadillo, entero,
qué importaba comer, si Gloria Grahame estaba conmigo...
*El médico y poeta Miguel Ángel Yusta ganaba hace unos días el premio de Poesía de la Delegación de Gobierno con su libro ‘Ayer fue sombra’. El día de Navidad aparecen aquí dos poemas; el segundo está dedicado a Gloria Grahame, nada menos, a la que vemos aquí en un gimnasio de boxeo.
3 comentarios
Olga B. -
Un beso.
Rafael Castillejo -
Mayusta -