EL DOMINGO DE WISLAWA SZYMBORSKA
Ayer hice un viaje a Osorno con mi hijo Daniel. Fue un viaje, ida y vuelta, de unas diez horas. O quizá más. Nos lo pasamos muy bien, al menos yo. Hablamos de todo, y ni siquiera encendimos la radio: hablamos de la vida, de la literatura, del cine, de los amigos, de los periódicos que habíamos comprado, de proyectos, de los dos días tan bonitos e intensos que habíamos pasado, nos habíamos reunido un total de 22 personas en casa. A la vuelta, nos enteramos de que su madre Carmen Gascón, que se cayó hace unos día en Pla-Za tras un grotesco y doloroso resbalón en un charco, estaba en Urgencias para comprobar si su terrible dolor de rodilla escondía algo más. Paramos un instante en casa, donde Pippi Tetley, con atuendo de bailarina, pedaleaba en la bicicleta estática. Y allí, en sus poblados estantes vi la ‘Poesía no completa’ de Wislawa Szymborska, que publicó Fondo de Cultura Económica en traducción de Abel A. Murcia y Gerardo Beltrán. Estos días he leído, como mucha gente, varios libros y entrevistas de Szymborska, una mujer admirable a la que se le entiende todo. Leí el libro casi por completo durante la espera, en la consulta. Estoy fascinado con la claridad de esta mujer, con su humanidad directa, con su experiencia vital y su sentido de la ironía. Me gusta mucho este poema, ideal para hoy, y lo copio aquí: A MI CORAZÓN EL DOMINGO Gracias, te doy, corazón mío, por no quejarte, por ir y venir sin premios, sin halagos, por diligencia innata. Tienes setenta merecimientos por minuto. Cada una de sus sístoles es como empujar una barca hacia alta mar en un viaje alrededor del mundo. Gracias te doy, corazón mío, porque una y otra vez me extraes del todo, y sigo separada hasta el sueño. Cuidas de que no me sueñe al vuelo, hasta el extremo de un vuelo para el que no se necesitan alas. Gracias te doy, corazón mío, por haberme despertado de nuevo, Yy aunque es domingo, día de descanso, bajo mis costillas continúa el movimiento de un día laboral. PD. La edición es muy bonita, muy cuidada. Y lleva un prólogo de Elena Poniatowska que me ha gustado mucho. Está muy bien escrito, es muy lúcido y literariamente resulta ajustado y muy bello. La foto es de Helmut Newton.
2 comentarios
Fernando -
Pepo Paz -