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Antón Castro

CEBRIÁN Y SALDAÑA, EN LA CAMPANA

CEBRIÁN Y SALDAÑA, EN LA CAMPANA

Esta noche, a las 22 horas y dentro del Ciclo Poesía para Perdidos, que programa La Campana de los Perdidos, leerán poemas Juan Luis Saldaña, músico, locutor y poeta, y el escritor Enrique Cebrián Zazurca, acompañados en la parte musical por Luis & Friends. Les he pedido a ambos que me manden un par de textos y aquí están. Esta foto es de Eric Mertens.


 
DOS POEMAS

DE JUAN LUIS SALDAÑA
 

Últimas voluntades

 

Los fotomatones de mi ciudad

están conectados entre sí

una foto en las Delicias

puede llevarte a Anselmo Clavé.

Los fotomatones de mi ciudad

te roban el alma

en cada disparo y

tienen cortinas azules que no tapan mucho.

Los fotomatones de mi ciudad

van desapareciendo. Un hombre

se los lleva a una nave

industrial de Cadrete.

Allí malviven junto a microondas

frigoríficos y viejos aspiradores

que ya no son útiles a nadie.

Los fotomatones de mi ciudad

son espejos de papel, cuevas

donde besarse, escondrijos para

momentos de fiesta. Son

salas de estar de aeropuertos,

soledad y nostalgia de nada.

Si muero en esta ciudad, por favor,

empujad al mar mi barca

y a mí dejadme muerto,

durante un fin de semana

dentro de un fotomatón.

 
 

Eternamente en pijama

 

“Árbol, piedra, viento, flor, son mis cuatro vecinos, nadie cruza mi puerta y mi calle está sola. Hoy vuelven las golondrinas del año anterior. No creo más que en su amistad”. Ting Yu. Siglo XVIII. Mi Casa

 

 

Son dos personas las que me lo han dicho,

los chinos se pasean en pijama por la calle

eso les da un estatus más alto

porque pueden permitirse un pijama.

Eternamente en pijama, como cantaba Pablo

Milanés a Yolanda, eternamente en pijama.

Ése es el destino de la humanidad

desinhibirse o, mejor aún, como en China,

no haber estado nunca inhibida.

 

 

DOS POEMAS MÍOS

ENRIQUE CEBRIÁN ZARZURCA
 
 

PERPLEJO

Quizás a estas alturas

debería

tener escrita ya alguna poética.

Detallar

y poner a la vista de todos

mis principios, mi estilo,

mi forma de entender la poesía.

Y sin embargo aquí, a las dos

de la mañana, bajo la luz de un flexo,

con un café con leche y en silencio,

interrogando al mundo y a su herida salada.

Con la sola certeza de tus ojos.

 
 
 

NOCHE DEL MES DE JULIO

 

 

Yo también estoy ahora sentado

frente a la ventana abierta.

Es julio por la noche

y el calor se derrama en las antenas

como una perra enferma, como el líquido

acre de las bisuterías.

La vida, ciertamente,

no es como la esperábamos.

O quizá sólo sea lo que siempre supimos:

la lucha del deseo frente al miedo.

Cruzar unas montañas, huir

–de madrugada y con lo puesto–

hasta un país de labios

con sabor a tus besos,

a la sombra del tiempo,

donde la noche enseña su cúpula dorada.

1 comentario

Enrique -

¡Gracias, Antón!