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Antón Castro

HOY, BUÑUEL EN LA LONJA

Esta tarde, a las 19.00, se presenta la exposición ‘Un perro andaluz 80 años después’, que coordina esa profesora tan entusiasta, trabajadora y rigurosa como Amparo Martínez. Le pido algunos detalles de la muestra y me manda varios textos que explican cómo está concebida, ordenada y desarrollada. Pongo los fragmentos iniciales.

 

 

Un perro andaluz 80 años después

 

 

Presentación exposición

 

La bicicleta de BUSTER KEATON no tiene el sillón de caramelo y los pedales de azúcar como quisieran los hombre malos. Es una bicicleta como otras, pero la única empapada de inocencia.

Federico García Lorca, El paseo de Buster Keaton, 1927-1928

 

Cuando los soldados de Napoleón entraron en Zaragoza en la VIL ZARAGOZA, no encontraron más que viento por las desiertas calles. Solo en un charco croaban los ojos de Luis Buñuel. Los soldados de Napoleón los remataron a bayonetazos.

Luis Buñuel, Palacio de hielo, 1929

 

Mi mano ha llegado por los caminos blancos,

a sus pechos claros y blancos

antes he tenido que separar una camisa blanca

llena de luna blanca.

 

Salvador Dalí, Era mi novia

 

Ochenta años después de su estreno Un perro andaluz sigue impactado como lo hiciera en 1929. Desde el principio resulta una película incómoda nada reconfortante. Y es ese estado de indefensión embarazosa, cuidadosamente elaborado por Buñuel y Dalí, el que prepara para asimilar el resto de la propuesta cinematográfica que pasa ante los ojos del espectador.

En ella es posible encontrar desde el cegado de la mirada externa para acceder al interior, al subconsciente; pasando por el papel del ciclista y de las bicicletas como máquinas perversas para el divertimento sexual; la constatación de la presencia del cuerpo en su ausencia; el juego con las cajas y el placer que produce el misterio de su contenido; la identificación de la amputación con la pérdida, ya sea de una mano o de la libertad; lo que nos lleva a los asnos en descomposición evocando la idea de podredumbre social, en la que los pianos son la materialización de la muerte de lo espontáneo. También están las mujeres como encajeras y costureras, vírgenes maternales y, con el tiempo, intrigantes malévolas; el protagonismo del los insectos como manifestación de la pureza del instinto que termina siendo  retenido y apresado por cuerdas y ligaduras; hasta llegar al binomio entre erotismo y muerte, que habita en esta película desde la primera hasta la última imagen.

Para entender el clima social y las circunstancias culturales que propiciaron la creación de una obra como Un perro andaluz es necesario hablar de la agonía de la dictadura de primo de Rivera o de los viajes y estancias en el París de las vanguardias. Una atmósfera en la que fueron fundamentales las complicidades y los aprendizajes compartidos en la Residencia de Estudiantes de Madrid, así como la influencia de Ramón Gómez de la Serna, quien contribuyó a que el surrealismo tuviese en España una idiosincrasia particular y una espontaneidad especialmente vigorosa. En este ámbito es imprescindible entender la amistad y el enigma que unió a Buñuel, Lorca y Dalí, sin la que es imposible explicar Un perro andaluz. Titulo que desde su primera proyección se convirtió en una obra de referencia para el grupo surrealista y en todo un manifiesto audiovisual de este movimiento.

 

Un perro andaluz y su tiempo. La Residencia de Estudiantes

Complicidades y aprendizajes

Nuestro grupo se formaba básicamente por Juan Vicens, Salvador Dalí, Luis Buñuel, Juan Centeno, José Moreno Villa, Diego Buigas de Dalmau, Luis Eaton Danil, Federico García Lorca, el poeta malagueño José María Hinojosa y yo. Éramos todos enormemente wagnerianos. Fue Luis Buñuel quien nos introdujo a todos esa pasión por el músico alemán. Luego utilizó La muerte de Isolda de una forma obsesiva como banda sonora en Un perro andaluz.

Pepín Bello

Ramón Gómez de la Serna

La influencia de Ramón Gómez de la Serna sobre los jóvenes españoles que se acercaban a las vanguardias resulto ser fundamental durante la década de los veinte. El intercambio de ideas en distintos foros, como las tertulias celebradas en el Café Pombo, su obra y su prestigio intelectual se convirtieron el referente de un nutrido grupo de creadores que por entonces iniciaban su andadura artística. De hecho, las greguerías de Ramón Gómez de la Serna son la matriz de la que nace el concepto de gag trágico, o microrrelato de tintes humorísticos con un desenlace absurdo o fatal. Un elemento imprescindible para entender la producción literaria y cinematográfica de Dalí y Buñuel.

 

Inicios artísticos y orígenes de la obra literaria

Durante la década de los años veinte además de pintar, dibujar o preparar los primeros proyectos cinematográficos, Buñuel, Lorca y Dalí iniciaron su producción literaria en verso y prosa. Muchos de estos trabajos contienen ya de forma embrionaria temas e imágenes (ojos cortados, ciclistas, lunas, nubes filosas, hormigas, mariposas, burros podridos, pianos,…) que después se convertirían en piezas claves en la construcción cinematográfica de Un perro andaluz. Película que debemos entender, por tanto, como el resultado de un largo y fructífero proceso de gestación.

 

Lorca

Marineros que ignoran el vino y la penumbra

decapitan sirenas en los mares de plomo.

La Noche, negra estatua de la prudencia, tiene

el espejo redondo de la luna en su mano.

 Un deseo de formas y límites nos gana.

Viene el hombre que mira con el metro amarillo.

Venus es una blanca naturaleza muerta

y los coleccionistas de mariposas huyen.

 

Federico García Lorca,  Oda a salvador Dalí, 1926

 

Buñuel

San Bartolomé y el fauno danzaban cuando

las piedras salían disparadas de la tierra

como besos tirados con la punta de los dedos

Al morir se lo comieron unas hormigas alegres

que tampoco eran hormigas

eran unas bayaderas silenciosas

 

Luis Buñuel,  Bacanal, 1929

 

Dalí

Una oreja quieta encima de un pequeño humo derecho

indicando lluvia de hormigas sobre el mar.

Al lado de la roca fría hay un pelo de pestaña.

Un pedazo de carne desgarrada señalando el mal tiempo.

Hay seis pechos extraviados dentro de un agua cuadrada.

Un burro podido zumbante de pequeñas minuteras

representando el principio de la primavera.

 

Salvador Dalí, Poema. A Lydia de Cadaqués

 

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