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Antón Castro

DANIEL NESQUENS: EL JOVEN Y SU TÍO

DANIEL NESQUENS: EL JOVEN Y SU TÍO

 

Daniel Nesquens ha sido y sigue siendo un auténtico acontecimiento en el universo de la literatura infantil y juvenil. Deslumbró con ‘Hasta (casi) cien bichos’, con ‘Mi familia’, con ‘Papa tatuado’, por citar algunos títulos, sin olvidarnos de su héroe zaragozano y zaragocista Marcos Mostaza, serie de la que ya lleva cuatro entregas, y ahora acaba de ganar el VII Premio Anaya con ‘El hombre con el pelo revuelto’, un libro de un centenar de páginas que responde plenamente a su poética: la combinación del humor y la ironía con la sorpresa, la aventura y lo cotidiano, y el uso de una desbordante imaginación que casi siempre propone un viaje. En cierto modo, podría decirse que 'El hombre con el pelo revuelto' está en la misma línea de inspiración de 'Papá tatuado' (A buen Paso. Ilustraciones de Sergio Mora).

Este libro se inicia con un halo mítico: “Ayer me ocurrió algo que me hizo retroceder en el tiempo. Ayer me pareció ver a mi tío Fermín”. Esa sensación es el motivo que le lleva a reconstruir al joven protagonista, cuyo nombre no se dice nunca, la vida de su tío, ese hombre que hacía las cosas más raras del mundo, que aparecía y desaparecía, y que parecía tener un vínculo secreto con las historias más increíbles. Había viajado por todo el mundo, había estado en islas remotas, era un enamorado del emú, conocía los secretos de la barriga de la serpiente de cascabel y, entre otras peculiaridades, tenía un amigo, Ememrling, astronauta y artista de circo, capaz de girar la cabeza 180 grados. Pero además poseyó un sombrero, que se llama Mac, y que es capaz de andar o de volar solo; otro día el joven recibió una carta con una foto de un hipocampo donde su tío Fermín.Y en otra ocasión le dice: “Hubo un tiempo en que solo me alimentaba de manzanas”. Además, Daniel Nesquens ha creado un tejido personalísimo de referencias a sus otros libros, a sus temas recurrentes, y lo hace en un volumen espléndido, una exaltación del arte de contar y de soñar en plena libertad. Las ilustraciones, sugerentes como toda su obra, son de Emilio Urberuaga.

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