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Antón Castro

MARÍA JESÚS ORBEGOZO Y EL PAÍS VASCO

MARÍA JESÚS ORBEGOZO Y EL PAÍS VASCO

 

María Jesús Orbegozo (Zumárraga, Guipúzcoa, 1943) ha invertido muchos años en redactar esta novela: la gigantesca narración de una vida. ‘Hijos del árbol milenario’ (Planeta, 2010) ofrece un tránsito de 43 años, desde el 18 de julio de 1936 hasta los últimos días de noviembre. Arranca con una historia de amor que se inicia precisamente el día en que comienza la guerra, entre dos criaturas –Marivi y Pedro- que pertenecen a mundos distintos, que pronto se verán enfrentadas a situaciones extremas: él está a punto de morir o de desaparecer en la contienda y ella se vuelca en la ayuda humanitaria desde el empeño de enfermera. Tras distintas aventuras lograrán reunirse y comenzar una existencia que compendia el amor, la ternura, los desencuentros, el trayecto de una saga (los Landaburu), pero también el de otras familias: los Aranzadi, Barandiarán, Mengiguren, Iríbar, Arregui, etc. En esa travesía, María Jesús Orbegozo, que se marchó de Euskadi muy pronto, cuenta historias de mujeres y de complicidades, analiza las diversas ideologías y el esplendor de la industria, la larga noche de piedra de la posguerra, y así, como quien filtra el secreto de un país, asistimos a las tradiciones de un territorio rico, y también al nacimiento de la lucha armada, a la eclosión –casi heroica, para algunos, en un principio- de ETA. En vísperas de ser proclamada la Constitución, “ETA comete su primer atentado tras la amnistía y asesina a un militar retirado en Salamanca y a tres policías en San Sebastián”. El árbol de Gernika campa ahí como un gran paraguas de la paz y de la convivencia. María Jesús Orbegozo despliega un gran mosaico de la vida vasca, de las grandes esperanzas, con personajes de carne y hueso, y con una escritura muy cuidada, de atmósfera poética.

 

 

Esta entrevista apareció en ‘El Diario Vasco’ y la firmaba Anton Iparaguirre.

 

María Jesús Orbegozo (Zumarraga, 1945) ha escrito la novela ’Hijos del árbol milenario’, «un cuadro histórico objetivo que refleja la vida social vasca en su complejidad a través de personajes de diferentes edades, clases sociales e ideologías». Se narra la historia de tres generaciones de una familia, los Landaburu, desde el estallido de la guerra civil en 1936 hasta la promulgación de la Constitución en 1980, y en las 600 páginas del libro hay muerte, sacrificio, dolor, heroísmo, cobardía, vanidad, sueños, pasiones, utopías, amores y desamores, rebeldía y supervivencia.

- ¿Cómo surgió la idea de escribir este libro?

- Las ideas básicas de la novela las tenía en la cabeza desde hace muchos años. La inicié con 38 años, cuando nació mi hija mayor, durante el permiso de maternidad. Llegué a escribir un tercio de las páginas totales. Reemprendí el proyecto cuando me jubilé y lo finalice en unos pocos meses. Mi objetivo literario era crear una representación histórica de unos años importantes en el País Vasco, desde la guerra civil hasta la Constitución.

- ¿Por qué el título ’Hijos del árbol milenario’?

- Ese título se me ocurrió muy pronto. Me pareció que la idea del árbol recogía a todos los vascos de nacimiento, de origen y de instalación. Siempre ha sido un símbolo. Por ejemplo, recuerdo de niña a mi madre que cantaba con una enorme emoción ’Gernikako Arbola’ en las fiestas de Zumarraga. Creo que el título es simbólico y sugerente.

- Usted plasma en su libro que la existencia es cíclica, inmutable y variable a la vez.

- De algún modo, las generaciones se encuentran con circunstancias diferentes porque el tiempo histórico no es el mismo para todas ellas, pero hay problemas tales como las relaciones familiares, el amor, el sexo, la amistad, el trabajo, la enfermedad, la muerte... que son propios de todo ser humano. En la novela he tratado de recalcar lo que es diferente y lo que hay en común entre esas generaciones, y de reflejar cómo la historia ha incidido en el modo de vivir de cada uno. Mi objetivo literario era crear una representación histórica y que los personajes mostraran sus emociones más íntimas, todas ellas consecuencia de la dictadura franquista y la muerte de Franco, la industrialización y el auge de la nueva burguesía, los alentadores años de la Transición, la posterior liberación de los presos políticos vascos, el nacimiento y la organización de la lucha armada de ETA, la esperada proclamación de la Constitución de 1978 y la firma del Estatuto de Gernika un año después. Quería que fuera un cuadro histórico auténtico y objetivo, sin juzgar a los personajes.

- ¿Y qué elementos ve singulares en la sociedad vasca del siglo XX?

-Uno sería que el peso de la Iglesia ha sido mayor en el País Vasco que en el resto de España. El paisaje es diferente y eso imprime carácter. Luego están elementos propios: la costumbre de cantar en banquetes, los deportes como las regatas, los bertsolaris.Y naturalmente, el nacionalismo de fondo. Además, era una sociedad industrial cuando todavía, excepto Cataluña, el resto de España era básicamente agraria, lo que generaba distintos modos de vida y costumbres.

- ¿Tiene la novela elementos autobiográficos?

- No realmente. Aunque, al igual que los personajes, también yo he vivido situaciones parecidas a las de mis personajes, el libro no es una reproducción de mi vida.

- Lo decía porque por ejemplo uno de los personajes es un industrial secuestrado, como le ocurrió a su propio padre en 1982.

- Eso es cierto, pero el secuestro sale de en el libro de refilón y no de una forma directa ni destacada.

- En su libro se puede leer «malos augurios traen a Euskal Herria las voces airadas y ciegas de los que se autoproclaman sus únicos hijos, los únicos dignos de vivir en ella».¿Podrá algún día la sociedad vasca vivir en paz?

- Espero que sí, sinceramente. Las posturas de violencia armada están perdiendo mucho apoyo social, ha aumentado la eficacia policial. Confío plenamente en que no dure mucho la violencia armada. Espero que en un breve periodo histórico acabará. La sociedad vasca comprende que no desea vivir con ello, que no es el camino para encontrar los deseos de cada cual.

- Asimismo, uno de los principales protagonistas es un empresario emprendedor como lo fue su padre, que fue uno de los principales impulsores de la industrialización en Zumarraga.

- Claro, eso sí. Deseaba reflejar que eran seres muy enérgicos, muy trabajadores. Vivían la industria no como un negocio, sólo para ganar dinero. Lo importante era que la empresa aumentara, fuera innovadora, mejorara. Eran emprendedores que amaban aquello que hacían. Sus proyectos eran muy personales. El trabajo era muy valorado, se consideraba que si uno era un buen trabajador, era un buen hombre.

*La foto apareció en el diario ’Sur’, firmada por Antonio Cabrera. 

 

 

2 comentarios

Ana Irakurle -

Es un libro que me ayudo a entender a mi familia, no me refiero solo a mis padres, sino a mis abuelos, a mis tios y tias, tios y tias de mi padre, primas y primos sobretodo de mi padre, pero alguna o alguno de mi madre... y en resumen la manera de pensar de mi pueblo de origen agrícola pero que ha terminado siendo industrial. Cada cuál que entienda lo que quiera ya que en este ahora comunidad autonoma del País Vasco, Euskadi en mi lengua materna, hay muchas y curiosas ciudades, pueblos, zonas de caserios... muy diversas y singulares. Si es verdad que el que mi padre, industrial, me recuerde que mi abuelo, su padre era muy muy pobre,... me hace recordar que todos y todas somos personas y que hay que intentar hacer el bien sin mirar a quién se lo hacemos

gonzalo villar -

Hiervo en ganas de leer aquel texto.