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Antón Castro

MERCEDES ABAD: LAS HERIDAS DE UNA NIÑA GORDA

 

La novelista presentó en Cálamo un libro de 10 relatos sobre la obesidad y la crueldad de los adultos: ’La niña gorda’ (Páginas de Espuma) 

ZARAGOZA. «Jamás sabremos en qué momento exacto se le ocurrió a la madre la idea de llevar a su hija a un endocrino para ponerla a dieta». Así arranca ’La niña gorda’ (Páginas de Espuma) de Mercedes Abad (Barcelona, 1961), que está basado en su propia experiencia y consta de 10 cuentos, protagonizados por la adolescente Susana Mur. «’La niña gorda’ es un exorcismo. Me marcó mucho ser obesa. Las heridas de la adolescencia y de la infancia se marcan con cuchillo, al rojo vivo, y llevamos siempre esos complejos. ¿Por qué? Los vives cuando se está configurando la personalidad, cuando construimos nuestro yo».

No es la primera vez que Mercedes Abad (Barcelona, 1961) escribe de la gordura: lo hizo en varios de sus libros y en ’El Mundo’, donde publicó una foto «de cuando estaba en mi máximo esplendor cárnico». Su madre la llevó al endocrino, que la puso a dieta y adelgazó 15 quilos en tres meses. Más tarde, participó en un intercambio con una muchacha francesa, «delgadísima, de 1,75 de altura, y allí descubrí la gastronomía francesa, en concreto las baguetes, deliciosas y crujientes, que se untaban con mantequila. Al regresar, mi madre me fue a buscar al aeropuerto y solo me dijo, horrorizada: "Pero, ¿qué has hecho? Con lo que caro que nos costó el endocrino". Volví a hacer dieta».

Los 10 relatos pueden leerse como una novela, que incluso tiene lo que Mercedes Abad llama un «cuento bisagra», más largo. Se trata de ’Las hermanas Bruch’, donde Susana Mur cambia de tono y asume la primera persona para retratar el clima de tensión y hostilidad de varias hermanas.

Los cuentos son la crónica de una evolución y del desconcierto. «La sociedad no tolera a los gordos. Vivimos en una sociedad donde los modelos están cada vez más perversamente presentes», señala. Y observa que ahora los jóvenes ya no quieren parecerse a Ava Gardner o a un actor de Hollywood, sino a «gente anónima que es pura imagen de perfumes y descapotables. O a los futbolistas. El fútbol lo ocupa, incluso los telediarios: crece como una novela río».

El libro parece constatar que los enemigos de la mujer son las propias mujeres. «Sin duda. Eso ya lo decía Coco Chanel: "Una mujer nunca se arregla para gustar a los hombres, se arregla para fastidiar a las otras mujeres". Somos las primeras en promover los valores más machistas y más despiadados hacia nosotras mismas. Rivalizamos como animales».

El otro asunto capital del volumen es «la crueldad de los adultos que son quienes te hacen sentir que no cumples exactamente sus expectativas». Y ese rechazo genera un problema de identidad, de confusión y de desdicha.

 

*La foto de Mercedes Abad, que es una mujer encantadora y simpática, la he tomado de aquí: https://antoncastro.blogia.com/upload/externo-2170c55096de78cbad2261b278e4735c.jpg

 

2 comentarios

Verónica -

Para mi es un problema que aun no ha acabado y lo llevo arrastrando 32 años ya. Es un problema de educación sin duda: no nos enseñan a ser felices y a aceptarnos sino a competir para que nunca lleguemos a la meta, esa meta fantástica e irreal en una sociedad de consumo. Pero no hay que desistir.. Ánimos a tod@s

sandra -

Yo tambien fui una niña gorda, y si no son lo peor los otros niños sino los adultos que me miraban mal por la calle