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Antón Castro

MAYUSTA: POEMA CON AMOR Y COCHE

 

 

 

MI DESCAPOTABLE DE JUGUETE

 

De niño quería un gran descapotable blanco.

Soñaba con él, tal vez lo había visto

en alguna película lejana.

Y sólo en sueños pude conducirlo.

Luego fui un aturdido adolescente;

las horas pasaban tan lentas que a veces

se paraba el reloj del tiempo en la impotencia.

Durante algunos años, fui a un colegio de curas:

recuerdo largas tardes, interminables estudios sin retorno,

sopapos y rosarios,

escapadas al váter del patio en los recreos

donde, a oscuras, descubrimos el sexo,

pobre placer de frutos inmaduros.

Y el olor rancio de la soledad

en el amanecer sobre el colchón mojado.

Hasta que un día decidí de pronto

que ya era casi un hombre y todo un bachiller.

Después, la rebeldía,

mi querido París donde se abrió la vida,

los besos y los senos de mujeres soñadas,

las orillas del Sena llevándose la mugre

acumulada en años de tinieblas.

Era la libertad de vivir sin permiso.

Y en ese punto justo o no pude o no supe

hacer, sencillamente, mi gran revolución

y me hicieron discípulo del convencionalismo.

Visto correctamente,conduzco un coche nuevo,

tengo una casa grande, buena calefacción,

viajo y amo a mujeres que tal vez también me aman...

Mas cuando por la noche llego tarde a mi casa,

solo en mi habitación, en la suave penumbra

aún me siento al volante de aquel descapotable

en el limpio y hermoso ensueño de mi infancia...

 

*Miguel Ángel Yusta incorpora a su libro ‘Ayer fue sombra’ (Premio de Delegación del Gobierno de Aragón) este poema tan sugerente y evocador. Lo ilustro con dos fotos de París de Brassaï y con una de Jacques Henri Lartigue. Mayusta es el poeta del amor y de la nostalgia.

2 comentarios

Olga B. -

Es mi poema favorito de Mayusta. Ya lo sabe él;-)
Me ha gustado mucho verlo aquí.

Mayusta -

Mil gracias, Antón. Magníficas las fotos que adornan esas líneas. Un abrazo.