MAYUSTA: POEMA CON AMOR Y COCHE
MI DESCAPOTABLE DE JUGUETE
De niño quería un gran descapotable blanco.
Soñaba con él, tal vez lo había visto
en alguna película lejana.
Y sólo en sueños pude conducirlo.
Luego fui un aturdido adolescente;
las horas pasaban tan lentas que a veces
se paraba el reloj del tiempo en la impotencia.
Durante algunos años, fui a un colegio de curas:
recuerdo largas tardes, interminables estudios sin retorno,
sopapos y rosarios,
escapadas al váter del patio en los recreos
donde, a oscuras, descubrimos el sexo,
pobre placer de frutos inmaduros.
Y el olor rancio de la soledad
en el amanecer sobre el colchón mojado.
Hasta que un día decidí de pronto
que ya era casi un hombre y todo un bachiller.
Después, la rebeldía,
mi querido París donde se abrió la vida,
los besos y los senos de mujeres soñadas,
las orillas del Sena llevándose la mugre
acumulada en años de tinieblas.
Era la libertad de vivir sin permiso.
Y en ese punto justo o no pude o no supe
hacer, sencillamente, mi gran revolución
y me hicieron discípulo del convencionalismo.
Visto correctamente,conduzco un coche nuevo,
tengo una casa grande, buena calefacción,
viajo y amo a mujeres que tal vez también me aman...
Mas cuando por la noche llego tarde a mi casa,
solo en mi habitación, en la suave penumbra
aún me siento al volante de aquel descapotable
en el limpio y hermoso ensueño de mi infancia...
*Miguel Ángel Yusta incorpora a su libro ‘Ayer fue sombra’ (Premio de Delegación del Gobierno de Aragón) este poema tan sugerente y evocador. Lo ilustro con dos fotos de París de Brassaï y con una de Jacques Henri Lartigue. Mayusta es el poeta del amor y de la nostalgia.
2 comentarios
Olga B. -
Me ha gustado mucho verlo aquí.
Mayusta -