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Antón Castro

ELOGIO ARREBATADO DE LA AMADA

La última vez que estuve en A Coruña dormí en casa de Xoan Abeleira, muy cerca del mar. Uno de mis antiguos sueños es tener una vivienda en la ciudad de cristal cerca del mar. Aquel día visitamos librerías, nos encontramos con amigos, paseamos. Y al final de la noche, cuando llegamos a casa (una casa de artista, llena de detalles: fotos, arte, libros por doquier, instrumentos musicales) casi sin previo aviso Xoán Abeleira comenzó a leerme un poema. Un poema estremecedor, de amor y locura, del amor y sus abismos, del amor y de sus dolorosos secretos, de amor y de la súbita corriente de destrucción o de sombra que envuelve la vida de dos amantes. Un poema que por un instante me resultó casi insoportable: percibí que allí había una historia real, una inmersión en lo indecible, acaso en lo inconfesable, una liberación de una pesadilla. Nunca un poema en gallego me pareció tan hermoso, tan descarnado, tan terrible, una doliente exaltación de la pasión, el volcán del desespero. Hace unos días me llegó a casa ‘As nosas sombras no Xardín de Serralves’ de Xoán Abeleira –poeta, fotógrafo, narrador, rapsoda, traductor de Syliva Plath, de Ted Hughes, de Rimbaud, etc.- y comprobé que lo que me había leído era exactamente la primera parte del poema que da título al conjunto. Ese poemario inaugura la colección Maldoror del sello Franouren.

Creo que pocas veces había leído un poemario tan intenso de amor. De complicidad, de tragedia, de presencias acechantes que vienen desde el fondo del tiempo para aniquilarlo todo: la belleza del mundo, la intensidad de la convivencia, la sed de creación, la caligrafía del paisaje de una intimidad. El amor con todos sus matices. ‘As nosas sombras no Xardín de Serralves’ es una mirada a la perplejidad, al enigma que envuelve a los seres humanos. Es un viaje al fuego y su envés, es una declaración inmensa de afecto a una amada que huye y que parece disolverse en las invencibles tinieblas que germinan desde el pretérito. Es un paseo por la palabra como instrumento de redención y de catarsis. Y es también una forma de entender la poesía: quizá nunca haya escrito con tanta verdad Xoán Abeleira. Ha abierto su corazón y brota la sangre, el desgarro, la pérdida. No es frecuente encontrar un libro así: los sentimientos de tan intensos se palpan, exudan la luz y las heridas, estallan como el oleaje ante el roquedal. Y hay algo que llama poderosamente la atención: la escritura, el gallego empleado, su textura moderna, sin duda, pero a la vez llena de juegos de palabras y poseído, en ocasiones, por expresiones antiguas, coloquiales, que dan una idea de intemporalidad y de vinculación a una lengua de raíz, rural, que  acentúa el diálogo con la naturaleza y con la materia misma.

Xoán Abeleira ha escrito el libro de su vida. Más que escribirlo, ha vuelto a vivir el libro de su vida, de una intensa relación, de un amor que se agiganta en cada verso mientras se pierde y se desmorona. No es un libro fácil: ni fácil en su escritura, ni fácil en la exposición de los afectos -descarnados, violentos, humanísimos: de un enigma turbulento- y sus numerosos meandros, ni es fácil de asimilar: es bello y maldito a la vez, es esperanzador y desesperado, es un canto y un llanto, son las palabras de un poeta que ha hecho arte del desconsuelo tras haber querido tanto, tras seguir queriendo mucho. Isak Dinesen decía que “todas las penas del mundo pueden aliviarse si se meten en un buen relato”. Xoán Abeleira parece haber hecho eso exactamente. Ha querido fijar para siempre la historia de un amor roto. Un amor oceánico. El elogio arrebatado de la amada.

 

Autorretrato de Xoán Abeleira.

 

As nosas sombras no Xardín de Serralves. Xoán Abeleira. Ediciones Franouren. Colección Maldoror. Ourense, 2010. 160 páxinas.

1 comentario

Xoán Abeleira -

Antón Castro nunca minte. Cheo sempre, para con todos, coñecidos e descoñecidos, de bonhomía e de xenerosidade, tamén sabe ser ben duro cando pensa que te trabucaches. Como fan os grandes amigos. Por iso... Grazas, Irmao, por iste fermoso galano que sei que escribiches con todo o teu corazón... limpo e inmenso.