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Antón Castro

EL GARRAPINILLOS JUVENIL SIGUE ARRIBA Y JORGE FIRMÓ UN HAT TRICK

Hace algunos días, quizá semanas e incluso algún mes, que no comento los partidos del Garrapinillos. Mi hijo Jorge, que juega su última temporada de juveniles, siempre me anima a que lo haga: quizá porque le apetece que cuente la espléndida temporada que está haciendo. Sus compañeros y él. Siguen imbatidos: han ganado todos los partidos, salvo un empate, y el próximo fin de semana se enfrentan al otro gallito de la categoría: el Zuera. El Garrapinillos manda en la clasificación por su mejor coeficiente goleador.

El equipo rojillo sigue teniendo como entrenador a Manu, y suele formar con un once muy parecido a éste: Rodrigo; Javier, Víctor, Diego Arturo, Andrés (o Aitor); Gabri, Santiago, Víctor, David; Óscar y Jorge. También entran en el conjunto, entre otros, Diego como arquero suplente, Darío, Adrián, Miguel Ángel, etc. El sábado el Garrapinillos se enfrentó en el campo de San Lorenzo, en un día neblinoso y londinense, al Ciudad de Zaragoza, y venció por 9-0. Jorge marcó tres goles, dos de ellos estupendos: uno de falta directa, desde la derecha, con sutileza y rosca por la misma escuadra, y el otro con una vaselina.

Solo hubo algo menos de un cuarto de hora de batalla. Pero pronto se estiró el Garrapinillos, y acabó la primera parte con cuatro-cero; Jorge fue objeto de un penalti que ejecutó Óscar, que lleva 23 tantos. Si todo el conjunto había jugado con corrección en la primera mitad, en la segunda no hubo color, y Jorge Rodríguez se marcó uno de los partidos más bonitos de su vida, más bonitos y sobrados. Desbordó una y otra vez, profundizó por las dos bandas, sirvió centros medidos... Se lució, jugó a sus anchas, combinó con los compañeros y estuvo a punto de marcar algunos tantos más. Todo le salió bien: a él, a Óscar, oportunista, vivaz y goleador insaciable, a Santiago, que se está asentado como medio centro, a Jaime, que marcó un auténtico golazo, a David, que penetró muy bien por las bandas e incluso a Adrián, que estuvo en un tris de marcar hasta en dos ocasiones.

El Ciudad de Zaragoza no fue rival. Se desfondó pronto. Y el Garrapinillos jugó gustándose. Con profundidad, con posesión de balón y con fantasía. El fin de semana se vivirá un gran partido en Zuera.

 

Diego, 20 años y estudiante de Tercero de Medicina, juega en el Garrapinillos de Primera Regional. El equipo descendió el año pasado y en esta campaña no levanta cabeza. En los primeros choques parecía que el conjunto tenía un aire distinto, que se trataba mejor el balón, que había una línea de pase, una estética sensata. Los días demuestran varias cosas: el equipo no acaba de asentarse, carece de pegada, se adormece a menudo en defensa, o cuando menos en tareas defensivas, y le falta fuerza física en la medular. Diego, titular en el puesto de mediocentro (hoy no jugó porque tiene anginas), está jugando una buena campaña, pero le está faltando suerte y remate (ha generado increíbles ocasiones de gol que ha fallado a menudo de manera increíble, todo hay que decirlo, como le sucedió contra el Montañana: burló a cinco jugadores, se quedó solo ante el arquero y mandó el balón fuera, muy lejos del marco. Y jugadas así las ha repetido como mínimo media docena de veces…) Lo peor de todo es que ayer el Garrapinillos volvió a perder, de nuevo por la mínima ante Marianistas, y ahora se ha quedado cuarto por la cola, lejos del quinto clasificado y en esa situación peligrosa, que tiende un puente inexorable hacia el abismo. Perdió 2-1.

El Real Zaragoza jugó bien a ratos pero perdió ante el Madrid. Era un resultado presumible. Ahora, ya de veras, empieza la Liga para el club de Aguirre.

2 comentarios

DANi -

En la ida no hubo color, pero hoy habéis sufrido Antón :D
Cuida mucho a tu chico, que es un grandísimo jugador. El entrenador rival.

Paloma -

Ya echábamos de menos las crónicas del Garrapinillos. Me alegra que Jorge te lo hiciera notar.