JOSÉ ANTONIO ADELL Y LOS MORISCOS
NOVELA HISTÓRICA. José Antonio Adell dio el salto a la narrativa de ficción con ‘El último templario de Aragón’. En la pasada Feria de Monzón presentaba ‘Regreso al alba’ (Pirineo), una novela centrada en la expulsión de los moriscos y en la brujería.
“He escrito un alegato contra
la guerra y un canto de amor”
“La ficción me permite hacer
más popular nuestra historia”
¿Qué ha querido contar con ‘Regreso al alba’ (Pirineo)?
La trama está a ambientada en el siglo XVII en el Altoaragón oriental y nos muestra las dificultades de los dos protagonistas, Omar e Isabel, en un escenario histórico que abarca cuarenta y dos años (1610-1652) y en el que se viven como hechos más significativos la expulsión de los moriscos (1610), el ajusticiamiento de siete mujeres acusadas de brujas en Tamarite (1626), la entrada del ejército francés (1642-1643) y la peste bubónica declarada pocos años después (1652). Todo ello dibuja un panorama de grandes dificultades para los moradores de esta zona.
¿Cuál sería la idea general del libro?
La novela quiere ser un alegato contra la guerra y las discriminaciones por razón de cultura, sexo o condición social, y es una reflexión sobre lo variopinto de la condición humana. Aquí se habla de amor, deseo, traición, valentía, hipocresía, miedo, coraje…
Vayamos con los protagonistas. Hay muchos…
Son Omar, morisco de Monzón, e Isabel, hija de una de las brujas que será ahorcada en Tamarite. Junto a ellos aparecen personajes reales: el general la Motte, el general Da Silva, jurados de Tamarite, Margarita Escuder y Juana Bardají, que son dos de las mujeres acusadas por brujería, el fraile y adivinador Francisco de Andrada. Y hay otros de ficción que contribuyen a crear la atmósfera adecuada para mantener en vilo al lector.
¿Cómo entiende usted la novela histórica?
La novela histórica da ciertas licencias a los autores y el relato, nacido de la creatividad y de la consulta a fuentes, camina con libertad entre los sucesos datados históricamente y los creados por la ficción. Es una manera de hacer nuestra historia más popular y que así llegue a más lectores. Soy docente y existe una voluntad didáctica en la novela, pero pretendo que el lector se enganche con la historia y le cueste abandonar su lectura, y que aprenda algo que no sabía y que posiblemente no olvidará.
¿Por qué le han interesado los moriscos después de haber firmado ‘El último templario de Aragón’?
En el año 2010 se cumplía el cuarto centenario de la expulsión de los moriscos del reino de Aragón. También por la tradición de la fiesta del bautizo del alcalde que se celebra todos los años en Monzón, el día de Santa Bárbara, según la cual un niño morisco fue dejado por sus padres, cuando fueron obligados a marchar, a una familia de la ciudad pues estaba muy enfermo. Tras la recuperación de Monzón por el general Da Silva la población estaba sin ningún tipo de autoridad. Entonces se decidió nombrar alcalde a este joven morisco que entonces tenía treinta y dos años y era tenido por un hombre prudente y de bien.
¿Podríamos decir que la obra quiere ser una defensa de los moriscos?
Es una denuncia por la expulsión de quienes estaban arraigados en una tierra y la trabajaban, por los miedos ancestrales -temor a las actuaciones de la justicia ordinaria o la inquisición en el caso de las mujeres acusadas de brujería-, por la falsa moralidad de los jurados y su manifiesto abuso de poder, por el sometimiento de la mujer o las duras condiciones de vida de las clases más humildes. La novela es un alegato contra la guerra, como le digo, y a la vez es un canto al amor, a la amistad, a la solidaridad y a los valores de quienes se entregan a los demás.
La novela transcurre en Monzón y Tamarite…
Es mi particular homenaje a estas dos poblaciones muy vinculadas a mi historia vital. Nací en una torre del municipio de Tamarite y esta población fue mi primer destino como maestro. En Monzón llevo trabajando dieciséis años, he estado vinculado al club de atletismo local durante treinta y dos años. Otros escenarios de la novela son Binéfar (donde resido desde hace cuarenta años), Barbastro, Albalate de Cinca, etc.
¿Qué autores de novela histórica son su modelo?
Ken Follett, especialmente por ‘Los pilares de la tierra’, y Umberto Eco, y en España, Arturo Pérez-Reverte, y los aragoneses José Luis Corral, Lorenzo Mediano y Ángeles Irisarri. El género está atravesando un buen momento.
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