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Antón Castro

ELÍAS MORO CUÉLLAR Y SU INVENCIÓN

ELÍAS MORO CUÉLLAR Y SU INVENCIÓN

Elías Moro Cuéllar es un estupendo escritor. De muchos tramos. Le apasionan especialmente los tramos cortos, la literatura que se mezcla, la literatura que enreda, la literatura que tira del relato corto, del poema, del aforismo, de la cita. Acaba de publicar un libro realmente estupendo, al que se puede entrar desde cualquier página, casi al azar: ‘El juego de la taba’ (Calambur, 2010), donde reconoce le influjo y los consejos y las afinidades con dos buenos amigos: Cristina Grande y Fernando Sanmartín. Con la gentileza habitual, Elías Moro (que ya tiene muchos, muchos amigos en Zaragoza) me envía unos fragmentos de un volumen que se fue amasando, expandiendo y consolidado en el blog del mismo título.

 

 

El juego de la taba

(fragmentos)

 

 

Elías Moro Cuéllar

 

Te asalta un pensamiento, un aforismo brillante, un argumento certero acerca de cualquier asunto; lo construyes en tu mente, lo ordenas sintácticamente, lo catalogas en una u otra categoría. Pero te pones a escribirlo y, a poco que te descuides, todo ese andamiaje se viene abajo con estrépito arrastrándote en su caída.

Y sales de la nube de polvo y cascotes sacudiéndote el fracaso a manotazos y sabiendo que tampoco era esto, que tampoco era este.

 

*

 

Siento, en la sien, latirme un verso.

 

*

 

Sostén

Sostiene tu mirada un instante más esta vida en derrumbe.

 

 

*

 

Días como islas, tan iguales, tan distintos.

 

*

 

Últimamente, echo mucho de menos el buen carácter, esa antigualla.

 

*

 

Todo hombre es su pasado, todos los pasados de todos los hombres. Mientras intentamos ser, sólo conseguimos -fiera y torpemente- haber sido.

 

*

 

Merienda

Pela una naranja en la tarde, y ese aroma que se esparce por todo el cuarto te acompañará para siempre.

 

*

 

Naturalismo y poesía

No me digáis que no es poético que una medusa tóxica se llame “carabela portuguesa”.

 

*

Menos mal que, disimulado entre otras muchas cosas, aprendemos el idioma de pequeños, casi sin esfuerzo, apenas sin darnos cuenta.

Porque como tuviéramos que hacerlo de mayores a base de estudio, el porcentaje de mudos y analfabetos crecería de modo espectacular.

 

*

 

Aviso

Cada vez que te dicen “es por tu bien”, prepárate a sufrir.

 

 

*

Variación sobre Sócrates

Ya no sé si sé lo que sé.

                                                      

*

 

Toda la poesía se acaba cuando llego con mi guadaña.

 

*

 

Mal de ojo

Mirar de rebote, al zigzag, al bies, al tresbolillo…

Y al poco tiempo, empezar a sentir los síntomas de algo malo.

 

*

 

Esa castiza expresión de mujer de bandera, digo yo que vendrá por las ganas de quitarse la camisa y ondearla cuando pasa a nuestro lado, como un espontáneo y peculiar homenaje a sus magníficas hechuras.

 

*

 

 Caigo ahora en la cuenta de cómo en muchas ocasiones, en las frases que pronunciamos a diario, utilizamos de continuo características o rasgos de animales para referirnos a cosas que no tienen nada que ver con ellos.

Piel de sapo, por ejemplo, para citar una variedad de melón; panza de burro para nombrar el color de algunas nubes preñadas de nieve y frío; color de hormiga para describir la tonalidad del rostro de los enfermos…

   Y así.

 

*

 

Cielo

Guarda el cielo en sus azules la memoria de las aves, las formas infinitas del vuelo.

 

*

 

La ironía y la inteligencia, una del brazo de la otra, guapísimas las dos, han salido juntas de fiesta.

 

3 comentarios

jump manual review -

Gracias por tu blog, me hizo aprender mucho

Vital -

Tiene una pinta jugosísima el libro de Elías Moro, por lo que acabo de leer. El tono de esas reflexiones me trae al recuerdo uno de mis libros favoritos, El suplicio de las moscas, curiosamente escrito por otro Elías: Elías Canetti.

Elias -

Antón:

Ya no sé qué decir.

Si tuviera puesto el sombrero, ahora mismo me lo sacaría en tu honor.
Por tu afecto, por tu generosidad, por tu bonhomía.

Porque las "gracias" de siempre se qudan cortas en tu caso.

Un fuerte abrazo.