ANA ALCUBIERRE: CASI UNA ANTOLOGÍA
Hace unos días, le pedí unos poemas a Ana Alcubierre (Zaragoza, 1966), que ha sido incluida en la antología ‘Yin’ (Olifante) de Ángel Guinda y que había publicado un libro y poemas sueltos en los años 90 en varios revistas y libros. Ana me ha enviado esta colección estupenda de poemas breves.
Lilian Gish, 1932. Por Edward Steichen.
POEMAS DE ANA MARÍA ALCUBIERRE
Tengo en mis manos la fuerza del amanecer,
y en la frente un olor ingrato que no desaparece.
Tengo para ti un sueño y un poemario,
y en las pupilas un mensaje que no quieres oír.
***
Mis camareras me tratan de usted,
empujan carros llenos de ropa blanca,
y hurgan en las basuras donde otros
han depositado sus miserias.
Mis camareras me cuentan películas
a veces con sorisa en los labios,
y otras con odio en los ojos.
Mis camareras creen en el amor,
y han contado que duermen
en sábanas de raso con camisones de organza.
Mis camareras han decidido matarme,
ya lo tienen todo planeado.
Mis camareras han dejado colgado mi cadáver
para que lo vean los clientes de la habitación 102.
Nota: este poema forma parte de un futuro "libro" que seguramente se titulará HOTEL
***
Me despierto por la mañana, tengo miedo.
Es lunes no siento los brazos, tampoco los abrazos,
hoy no habrá poemas, mi cabello abrazará la anarquía.
Ayer fue domingo, no sentía la espalda,
una a una mis vértebras habían decidido rebelarse;
(espero en alguna rebaja encontrar otras).
No pude ir a nadar, me quedé en el desierto masticando mi dolor.
Mañana será martes, inyección.
Otra vez dolor, otra vez tormento.
Me he vuelto sensible. No soy niña, no soy joven,
no soy vieja, soy un espejo roto.
Nota: este poema formará parte de otro "libro" titulado AR
***
Por la mañana hace frío.
La ducha me da pereza.
Tú te quedas en la cama.
Allí están todos mis fantasmas.
***
¡Cómo echo de menos tus caricias!
Te fuiste en un tren demasiado rápido,
querías ver el mar.
Ojalá hubieras deseado conocer los
amaneceres de la montaña, no son
azules, pero a veces si miras bien, lo parecen.
¡Cómo echo de menos tu sonrisa!
Todavía no habías colgado tu chaqueta
y ya te querías ir.
Ojalá hubieras acariciado mi cuerpo,
es seco, áspero, pero es el mío.
No tengo ojos marinos, ni
cabello dorado, pero soy yo.
¡Cómo te echo de menos!
Soy de esas mujeres que sí aman
a los hombres.
***
Y lo veo en todas partes...
Sueño.
II
Y lo siento en el tiempo...
Soñar.
III
El sentimiento se mezcló con el placer,
y éste con el dolor,
¿es deseo?
IV
Brota de tus labios magia,
¿porqué la tentación me sobrecoge?
V
Ternura, pasión, hechizo,
¿milagro?.
VI
¿Es tu rostro la realidad?
¿es un sueño?
¿es una vida?
***
ANGELOLOGÍA
Te tiento a veces cuando engrendo oraciones,
a solas en el zaguán se me extravían los ojos.
Imagino la túnica abierta de tu ángel.
Este ángel que se alimenta de gangrena
se encarna en las velas de mis nervios.
Este ángel me astilla los labios.
***
No tengo fuerzas,
he destilado toda mi sangre,
el ángel que tuve ayer rompió sus alas.
De sus arrullos sólo quedan demonios.
*Todas las fotografías son de Edward Steichen, uno de los grandes maestros de la fotografía universal. Nació el 27 de marzo de 1879 en Luxemburgo; falleció el 25 de marzo de 1973 en West Redding, Connecticut, Estados Unidos.
3 comentarios
Miguel Sosa -
Miguel -
Olga Bernad -
Me encanta Ana.
Saludos.