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Antón Castro

MONEGROS: ODISEA ENTRE ABUBILLAS

 

 

[Javier Arruga publica ‘En el país de los cucutes’, un divertido y entrañable viaje a las estepas, desde Seno y Sigenas hasta Bujaraloz]

 

Los Monegros son un territorio muy literario. Inspirado en viajeros como Cela, Pla, Julio Llamazares o Bruce Chatwin, entre otros, el escritor Javier Arruga (Perdiguera, 1970) decidió recorrer ese pequeño país de estepas y de paisajes que lo conduce a anotar en su cuaderno de campo que “estaba admirando el lugar más hermoso del mundo”. Así, con esa idea, inicia un viaje que lo llevará desde Sena y Sigena hasta Bujaraloz, cruzando Sariñena, Lalueza, Marcén, Poleñino, Cantalobos, Perdiguera, Farlete, Monegrillo, La Almolda y otros sitios que lo mismo están poblados de gnomos –el viajero llega a conversar con uno en una de las licencias imaginativas que se permite- o de personajes que le recuerdan al Clint Eastwood de las películas del oeste.

El viajero Javier Arruga dialoga con todo el mundo, hasta con el aire, y saca, de cuando en cuando, recortes, libros y notas que le permiten hablar de Miguel Servet, al que rinde un homenaje explícito (incorpora una vida breve de un personaje tan fascinante que fue uno de los pioneros de la libertad de conciencia), de Mariano Gavín, el Bandido Cucaracha, o de Alfonso I el Batallador, que murió en Poleñino.

Javier Arruga es un caminante, un observador y un conversador paciente, protagonista y testigo, cantor y contador. Allá donde va busca al paisano que le puede contar historias de cada lugar: ya sea el herrero que le recuerda cómo compró la casa solariega de los Torre-Solanot y le enseña sus piezas de forja, ya sea un cura asombroso (cureta lo llama él) que fue capaz de crear una carpintería con las gentes del pueblo, ya sea un labrador que podría tener un remoto parentesco con su propia familia o incluso se enamora de una impresionante mujer de ojos azules con la que parece vivir un episodio de amor o más bien una alucinación: esa mujer, desafiante, experta en pasiones y quizá en vivencias sexuales, es en realidad una sabina. La mujer sabina.

A Javier Arruga todo le sirve. Atrapa la vida en pocos días. Y lo hace con un gran sentido del humor. Le gustan las palabras aragonesas y la sintaxis popular. Le gusta asomarse, de repente, a una especie de diluvio universal, le encanta dormir bajo una higuera, que le provoca más bien algo de malestar y alguna que otra pesadilla, y le gusta toparse con esos paisanos que tiene alma de filósofo y que le orientan en el camino. De vez en cuando oye: “Te perderás zagal. Camino no hay”. O se encuentra con aprendices de arqueólogo o con esos ancianos un tanto ansiosos, que le hacen decir: “Pese a su inactividad, los viejos llevan todos el uniforme de faena”. Por citarse, incluso se cita con Lorenzo Lasheras, inventor de chimeneas, que tiene dos hijos ingenieros. Entablada la conversación, el amable interlocutor le dice: “Yo no sé nada. Yo no sé ya nada, pero durante la guerra no había agua. Yo allí pasé de todo. Hambre, sed, piojos… mucha sed. De hecho, perdí la memoria después de beber agua”.

La Guerra Civil está muy presente. En las trincheras, en los búnker, en el recuerdo de personajes como Georges Orwell o en el de la enfermera Agnes Hogdson, autora de un libero como ‘A una milla de Huesca’, que ha suscitado mayor interés por los Monegros. ‘En el país de los cucutes’, de las abubillas, es un libro realmente bonito, sugerente, que rezuma humanidad, respeto, ingenio, osadía y sentido del humor. Y además transcribe con gracia esos diálogos un tanto surrealistas y somardas que mantiene el viajero con los vecinos. El libro es un manifiesto del hombre y la naturaleza, de la historia y del existir diario, y también “una carta de amor”, como se dice en la contraportada, de un caminante a los Monegros y de los Monegros hacia el mundo. El volumen ha estado muchas semanas entre los libros más vendidos: ahora entendemos el motivo.

 

En el país de los cucutes. Javier Arruga. Mira Editores: colección Sueños de tinta. Zaragoza, 2010. 200 páginas. Estas dos fotos son de uno de los grandes fotógrafos de los Monegros: Fernando González Seral, que les ha dedicado un libro.

2 comentarios

elarruga -

Muxas gracias Antón por la reseña... y ahora mismo voy a contactar al fotógrafo... las fotos son magníficas.
Yo también tengo un blog, promocional, te paso el enlace con la entrada alusiva. Nos vemos. Gracias de nuevo por tus elogios... y espera, habrá más libros...

http://enelpaisdeloscucutes.wordpress.com/

monegrina -

Que orgullosa me siento de ser monegrina y ver que alguien considera el paisaje más hermoso que ha visto. Yo también, con mi bicicleta y mi paseo por la carretera de Castelflorite mirando el tozal de San Pedro soy la mujer más feliz de la tierra