CHUSÉ RAÚL USÓN HOY EN CÁLAMO
Esta tarde, a las 20.00, en la librería Cálamo, Chusé Raúl Usón presenta la versión en castellano de su libro ‘Escombros’, que ha publicado en el sello Xordica. Lo acompañará en el acto Antonio Pérez Lasheras. ‘Escombros’ es un diario, la crónica de un viaje, una novela fragmentada y elíptica, una historia de amor de final incierto. He aquí una selección de cuatro fragmentos del volumen, lleno de poesía, de ironía, de belleza y de pequeños desconciertos, de fatiga y entusiasmo. Tal como es la vida.
[4]
Para ir a Bodrum tenemos que coger un dolmus, una
pequeña furgoneta-taxi que se comparte con otros
pasajeros, el medio de transporte típico de aquí. Los
viajeros suben y entregan el importe al pasajero de
delante. Este da el dinero al siguiente y, así, el mon-
tón de billetes pasa de mano en mano hasta que llega
al conductor, que lo suelta encima del polvoriento
salpicadero, como quien siembra a voleo.
No hay asiento para mí. Tengo que ir casi en cu-
clillas, con la cabeza agachada y el cuello torcido para
no golpearme con el techo incandescente. Eme, sen-
tada, sonríe. El dolmus no tiene aire acondicionado.
Me pregunto si también será típico.
[9]
Al volver una esquina,
junto a una tienda de bebidas frescas
un cartel oxidado anuncia el Mausoleo.
Por encima de la tapia blanqueada, nos asomamos,
de puntillas.
Palmeras, magnolios, fragmentos de columnas,
algunos capiteles extendidos aquí y allá,
el pequeño huerto que el funcionario cultiva
junto a su caseta.
Creo que este huerto, fresco y bien atendido,
con sus calabaceras y berenjenas
es lo más hermoso de estas ruinas.
Más hermoso que las propias ruinas.
[48]
Antes, los baldosines azules de la Mezquita Azul
me han causado una sensación de extrañamiento,
como ese vertiginoso sentimiento que te invade
cuando miras el cielo estrellado
una noche de verano.
De completa orfandad.
Te miro y me pregunto quién eres,
queriendo saber si continuaremos
dentro de cinco,
de seis años.
¿Por qué estamos juntos?
El próximo mes cumpliré treinta y siete años.
¿Qué hacemos aquí ahora,
huérfanos,
en la Mezquita Noruosmaniye?
Allá, la columna de Constantino,
otro dueño de un imperio que también se derrumbó.
Como el que hemos levantado nosotros,
ligero,
ilusorio.
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Agarrado a la pequeña barandilla oxidada, la que nos
separa de la vida y de la muerte, rodeo toda la torre.
Enseguida vuelvo a encontrarme con Eme, apoyada
contra la pared, nostálgica. Saco la cámara. Pero en
el visor ya no está ella. Estás tú. El encuadre es exac-
tamente igual. Y me veo a mí mismo hace doce años,
ahí mismo, fotografiándote. Estamos en Florencia,
en la pequeña terraza de Il Cupullone a rebosar de
turistas una mañana soleada también de agosto. Y tú
también tenías vértigo. Yo hablaba por los codos, so-
bre Brunelleschi y su sistema de doble cúpula, de car-
gas y descargas –el proyecto de fin de carrera estaba
próximo–. Recuerdo tu vestido ceñido, floreado, de
una pieza, corto. Ya tenías en la mirada esa nostalgia
que yo no entendía.
–¿Es esto Europa? ¿Todavía es Europa o ya no?
–me pregunta Eme.
Y el encantamiento desaparece.
*Estas fotos son de Frances Benjamin Johnston, una de las fotógrafas analizadas y glosadas en 'Sinrazones del olvido' de Isabel Núñez y Lydia Oliva (Icaria, 2011). La foto de Chusé Raúl es de Vicente Almazán.
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