JUAN MARQUÉS EN CUATRO LENGUAS
Un poeta en cuatro lenguas
‘En tiempo libre’, el poemario de Juan Marqués, se publica en una nueva edición en castellano, gallego, euskera y catalán que ha coordinado Estel Julià y que ha becado la Diputación de Zaragoza
Pensábamos que la democracia iba a ser la fiesta de las lenguas. En los últimos tiempos de la dictadura pedíamos la libertad con una melodía de Raimon o Llach, soñábamos el amor y el Mediterráneo en la voz de Maria del Mar Bonet, buscábamos el séptimo cielo o una rara noche de sol con Sisa, oíamos con naturalidad a Mikel Laboa e Imanol, y formaban parte de la banda sonora de nuestra vida, en distintos grados, músicos como Amancio Prada, Bibiano y Benedicto o Emilio Cao. Y poetas tan distintos como Gabriel Aresti, Celso Emilio Ferreiro o Salvador Espriu estaban ahí siempre, al alcance de la mano y de la sensibilidad, en la calle o en la mesilla de noche. No es nostalgia, es un hecho, la nostalgia es un error: lo mejor siempre está por llegar.
La democracia pudo haber sido y no es la fiesta de las lenguas: por diversas razones, por acumulación de contradicciones y confrontaciones, ese tesoro de vivencias y expresiones ha sido casi una fuente de conflictos antes que un hontanar de sensibilidad e intercambio. Aragón es un anchuroso y diverso territorio de tres lenguas. Lo que convivía de manera natural, se ha convertido en un arma arrojadiza. España siempre parece anhelar un puñal de odio que arrojarse a los ojos.
Por eso, satisfacen proyectos como este: la edición del poemario ‘Un tiempo libre’ (Universidad Politècnica de Valéncia, 2011. Valencia, 158 páginas) del poeta zaragozano Juan Marqués –discípulo dilecto de José-Carlos Mainer, habitante de la Residencia de Estudiantes durante años y editor de Luys de Santa Marina, entre otras muchas cosas-, que ha sido vertido al gallego, al catalán y al euskera. Se trata de un proyecto alimentado por la poeta valenciana Estel Julià, que ha sido premiado y apoyado por la Diputación de Zaragoza, en el que ha contado con la colaboración de David Tijero, en la versión al vasco, y de Lucía Novás, en la adaptación al gallego.
‘Un tiempo libre’ (Comares, 2008) es un poemario tocado por la gracia de la concisión, la búsqueda de las palabras justas y la capacidad de sugerir un mundo de sensaciones, de felicidad, de plenitud (“la vida me ha expulsado de la muerte”, dice Marqués) que se suspende en las pequeñas cosas: en un árbol, en una canción, en un recuerdo, en los paseos con la amada, en una carta, en un columpio que tiembla en el aire. Es un libro delgado y hondo, de esos que se califican como contenidos o minimalistas, pero que tiene la hermosa facultad de decir mucho con poco y de sugerir mundos, huellas, atmósferas, estados de ánimo, aventuras del vivir. Fue todo esto lo que conmovió y atrajo a Estel Julià. Recuerda: “… desde las primeras lecturas de los poemas de Juan Marqués las palabras rebotaban en mi cabeza y me eran devueltas en mi otra lengua. Tal vez esto sucedió por el modo en que está escrita su poesía, sin artificios, medida y con un ritmo justo que no busca la metáfora preciosista, sino más bien el juego poético de la sencillez y lo pequeño…”
Estel se imaginó cómo sonarían esos textos también en gallego y en catalán. Estel, Lucía y David muestran “una sensibilidad poética muy delicada y, a la vez, una dedicación muy enérgica”, dice el propio Juan Marqués en una nota del libro. Logró establecer el hilo de la complicidad y de las confluencias con sus compañeros de viaje y aquí está el resultado: una exaltación de la poesía, una exaltación del oficio de traducir, un elogio de la belleza, de la sensibilidad y del buen gusto por la edición. ‘Un tiempo libre’, en cuatro lenguas, es un pequeño tesoro: táctil, de contenidos, de aromas, de la música de la palabra, de la convivencia lingüística. Algo semejante se había hecho antes con Ángel Guinda.
Mercedes Corral acaba de despedirse, con discreción, de La Casa del Traductor (definida aquí como “uno de los templos de la traducción en España”); ha sido criticada por Luis Beamonte, ex alcalde de Tarazona, de no saber darle visibilidad a ese espacio. Beamonte, sin embargo, jamás la recibió en sus cuatro años de gestión. Ahora preside la Diputación de Zaragoza que ha apoyado proyectos como este, que será uno de los primeros que llegue a su despacho: ahuesado, terso, amasado con respeto, una defensa de la poesía y de la variedad y de la belleza de las lenguas que nos conforman y que nos enriquecen.
Un tiempo libre. Aisialdi bat. Un tempo libre. Uns temps lliure. De Juan Marqués. Edición y prólogo de Estel Julià. Traducción: David Tijero (euskera), Lucía Novas (gallego) y Estel Julià (catalán). Universitat Politècnica de València. Valencia, 2011. 158 páginas. (En las fotos, Juan Marqués y Estel Julià.)
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