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Antón Castro

POEMAS DE FERNANDO AÍNSA

 

De Bodas de oro, (Cáceres, AbeZetario, 2011)

Por FERNANDO AÍNSA

 

[Esta mañana, en la plaza de San Francisco, me encontré con Fernando Aínsa. Volvía de correos con su nuevo libro entre los sobres: 'Bodas de oro'. Le pedí que me enviase algunos poemas y aquí están algunos textos del libro.]

BUENAS NOCHES

¡Buenas noches, tú!

Si, es hora de dormir (Erik Knudsen)

 

Es más tarde de lo que crees.

 

Me dices “Buenas noches, tú!

Sí, es hora de dormir”

y soñar con el país hundido en aquella visión lejana.

 

Lo sabemos:

cada día menos posibilidades,

menos aplazamientos,

algún resto de promesa,

astillas de aquellas ilusiones.

 

Por eso no puedo dormir.

 

OLISQUEANDO

Yo sé que cuando no estoy a tu lado

hueles la almohada

donde descansan mis recuerdos

y resucitan sueños olvidados.

 

Mohín del rechazo con que los interpretas

creo respirar luego al recuperarlos.

 

Así,

como los perros,

olisqueando,

nos reconocemos

en la distancia que compartimos

noche a noche.

SOBREVIVIR AL OTRO

¿Dónde he leído

No quisiera despertar suavemente la viuda que llevas dentro”?

 

Si me despierto en la noche

soñando lo indebido

espío tu respiración

escudriño como oscila tu pecho en la sombra.

Entonces me quedo más tranquilo

Puedo reanudar mi pesadilla.

 

Si no sintiera tu palpitar

estaría tentado de acariciar tu mano,

pero temo despertarte

o encontrarla inmóvil y fría.

 

No me gustaría tener que sobrevivir con tu recuerdo

No quiero asistir a tu incineración

No quiero recibir un frasco con tus cenizas

Sospecho que tú tampoco.

 

AQUEL A LO MEJOR UN DÍA

A lo mejor un día intentaré vivir tu vida

cuando tú ya no puedas hacerlo.

 

Abriré los libros que dejaste en lectura interrumpida

me disfrazaré con tu ropa y pintaré mis labios ante el espejo

con el carmín con que me sedujiste,

cubriré de falso rubor las mejillas y su aire demacrado

con tus potingues ya rancios,

disimulando ojeras

(si puedo)

para seguir sin ti en el corso de la vida.

 

Hurgaré en los cajones de tu cómoda

(intruso como nunca antes lo fuera)

escarbando en tu pasado

y te soñaré

para intentar

—¡por fin!—

comprender el secreto

¿por qué una noche tiré todo por la borda

para seguir por treinta y tantos años tus pasos?

VELEIDADES CIRCULARES

 

Y, por cierto, ¿cómo es posible que hasta el camino

que más recto se traza

presente con tanta frecuencia veleidades circulares?

 Lasse Söderberg,

Preguntas sobre la historia

 

 

En lo que podría ser

ahora

la recta final de nuestra vida,

simplificado el trazo,

conocido el próximo destino,

hemos balizado veleidades circulares,

el gusto de la espiral,

intentar volver al principio,

rizar el rizo,

esquivar el bulto de la sombra que espera

tan cerca de la meta.

 

AQUELLA NOVIA

¿Dónde está ahora la novia?

¿Por qué se fue al futuro?

Podía haberse quedado

en aquel mes de mayo

cuando cantaba la alegría

en un camping del Pirineo.

 

Se fue a buscar lo que llaman memoria

—desorden y azar del recuerdo—

en el talego de todo lo que entonces era.

 

¿Dónde están ahora aquellos días del futuro?

¿Adónde se fue la novia con su liviano equipaje?

¿Por qué vivimos ahora tan solo del pasado?

 

POST TENEBRAS LUX”

ese resto de hotel en tu sonrisa

Erik Knudsen

 

De Ginebra tengo el vértigo de ese cuarto del hotel descalabrado.

Fue una noche de hace muchos años.

Desde el ángulo de la cama revuelta

sentada en la penumbra con las piernas abiertas

me invitas en silencio a perderme en la parte más sombría de tu cuerpo.

 

Un mareo,

una foto sin negativo para el recuerdo,

eso me queda,

un modo de compensar el escalofrío de haber mirado aquella tarde

en el parque de los Bastiones

los ojos de mármol de Calvino.

 

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