POEMAS DE FERNANDO AÍNSA
De Bodas de oro, (Cáceres, AbeZetario, 2011)
Por FERNANDO AÍNSA
[Esta mañana, en la plaza de San Francisco, me encontré con Fernando Aínsa. Volvía de correos con su nuevo libro entre los sobres: 'Bodas de oro'. Le pedí que me enviase algunos poemas y aquí están algunos textos del libro.]
BUENAS NOCHES
—¡Buenas noches, tú!
—Si, es hora de dormir (Erik Knudsen)
Es más tarde de lo que crees.
Me dices “Buenas noches, tú!
—Sí, es hora de dormir”
y soñar con el país hundido en aquella visión lejana.
Lo sabemos:
cada día menos posibilidades,
menos aplazamientos,
algún resto de promesa,
astillas de aquellas ilusiones.
Por eso no puedo dormir.
OLISQUEANDO
Yo sé que cuando no estoy a tu lado
hueles la almohada
donde descansan mis recuerdos
y resucitan sueños olvidados.
Mohín del rechazo con que los interpretas
creo respirar luego al recuperarlos.
Así,
como los perros,
olisqueando,
nos reconocemos
en la distancia que compartimos
noche a noche.
SOBREVIVIR AL OTRO
¿Dónde he leído
“No quisiera despertar suavemente la viuda que llevas dentro”?
Si me despierto en la noche
soñando lo indebido
espío tu respiración
escudriño como oscila tu pecho en la sombra.
Entonces me quedo más tranquilo
Puedo reanudar mi pesadilla.
Si no sintiera tu palpitar
estaría tentado de acariciar tu mano,
pero temo despertarte
o encontrarla inmóvil y fría.
No me gustaría tener que sobrevivir con tu recuerdo
No quiero asistir a tu incineración
No quiero recibir un frasco con tus cenizas
Sospecho que tú tampoco.
AQUEL A LO MEJOR UN DÍA
A lo mejor un día intentaré vivir tu vida
cuando tú ya no puedas hacerlo.
Abriré los libros que dejaste en lectura interrumpida
me disfrazaré con tu ropa y pintaré mis labios ante el espejo
con el carmín con que me sedujiste,
cubriré de falso rubor las mejillas y su aire demacrado
con tus potingues ya rancios,
disimulando ojeras
(si puedo)
para seguir sin ti en el corso de la vida.
Hurgaré en los cajones de tu cómoda
(intruso como nunca antes lo fuera)
escarbando en tu pasado
y te soñaré
para intentar
—¡por fin!—
comprender el secreto
¿por qué una noche tiré todo por la borda
para seguir por treinta y tantos años tus pasos?
VELEIDADES CIRCULARES
Y, por cierto, ¿cómo es posible que hasta el camino
que más recto se traza
presente con tanta frecuencia veleidades circulares?
Lasse Söderberg,
Preguntas sobre la historia
En lo que podría ser
ahora
la recta final de nuestra vida,
simplificado el trazo,
conocido el próximo destino,
hemos balizado veleidades circulares,
el gusto de la espiral,
intentar volver al principio,
rizar el rizo,
esquivar el bulto de la sombra que espera
tan cerca de la meta.
AQUELLA NOVIA
¿Dónde está ahora la novia?
¿Por qué se fue al futuro?
Podía haberse quedado
en aquel mes de mayo
cuando cantaba la alegría
en un camping del Pirineo.
Se fue a buscar lo que llaman memoria
—desorden y azar del recuerdo—
en el talego de todo lo que entonces era.
¿Dónde están ahora aquellos días del futuro?
¿Adónde se fue la novia con su liviano equipaje?
¿Por qué vivimos ahora tan solo del pasado?
“POST TENEBRAS LUX”
ese resto de hotel en tu sonrisa
Erik Knudsen
De Ginebra tengo el vértigo de ese cuarto del hotel descalabrado.
Fue una noche de hace muchos años.
Desde el ángulo de la cama revuelta
sentada en la penumbra con las piernas abiertas
me invitas en silencio a perderme en la parte más sombría de tu cuerpo.
Un mareo,
una foto sin negativo para el recuerdo,
eso me queda,
un modo de compensar el escalofrío de haber mirado aquella tarde
en el parque de los Bastiones
los ojos de mármol de Calvino.
0 comentarios