DINO VALLS EXPONE EN ATENAS
DINO VALLS MUESTRA EL LADO OSCURO
DE LA REALIDAD EN ATENAS
El pintor aragonés, afincado en Madrid, expone una retrospectiva de 40 obras, fechadas entre 1994 y 2011, en el Museo Frissiras
Dino Valls (Zaragoza, 1959) ha emprendido la conquista de una convulsa Grecia desde finales de noviembre: expone en el Museo Frissiras una retrospectiva de su obra, fechada entre 1994 y 2011, compuesta por 40 lienzos que se encuentran en colecciones privadas de Madrid, Zaragoza, de varios lugares del mundo y que también pertenecen a los adquisiciones que ha hecho este espacio. Este museo privado fue fundado por Vlassis Frissiras, que es uno de los mayores coleccionistas de arte del mundo de piezas sobre el cuerpo humano.
“Tras conocer mi pintura hace unos años –dice el pintor Dino Valls-, inmediatamente se puso en contacto conmigo para incluirme en su colección y preparar una exposición como la que finalmente se inauguraba a finales de noviembre. Él y sus colaboradores pusieron muchísimo interés y profesionalidad en la organización, y el resultado es magnífico”. La muestra, que se titula sencillamente ‘Dino Valls’, tiene como comisaria a Christina Sotiropoulou, que dice que quien se enfrente por vez primera con la obra del aragonés “vivirá una experiencia única que no se limita a un placer estético, algo previsible de una obra de arte, sino que además logra sobrepasar por completo lo que hasta entonces se percibía como realidad”.
La exposición cuenta con la colaboración de la Embajada de España en Grecia y con el Instituto Cervantes de Atenas. Se ha editado un catálogo en inglés, griego y castellano con 70 imágenes con textos de la comisario y del crítico español Fernando Castro Flórez, que define así la pintura de Valls: “Podríamos entender toda la estética de Valls como una especie de ‘especulación’ sobre la condición del sujeto contemporáneo. Sus cuadros son ‘espejos’ donde queda sedimentada la ansiedad y el proceso doloroso de desdoblamiento de la personalidad”. Y añade que “las figuras de Dino Valls no están inspiradas en lo real sino que son producto del ejercicio intenso de la memoria”.
El propio artista, que reside en Madrid desde hace más de veinte años y pinta media docena de cuadros al año, dice que “mi obra siempre es una elaboración intelectual de los conflictos que padecemos (identidad, dolor, angustia, ira, soledad, etc.), por eso no me considero surrealista”. Ahí podría diferir levemente de sus críticos que lo sitúan en “la nueva figuración” y también le otorgan características surrealistas a una pintura elaboradísima y lenta, llena de detalles y de objetos, de referencias clásicas y médicas, que describe los territorios del escalofrío, de la inquietud y el lado oscuro de nuestra conciencia. Matiza Sotiropoulou que esta pintura “nos arrastra a un juego de misterio, tensión psicológica y búsqueda metafísica. Es una provocación. Parece un laberinto fascinante”. Dice Valls: “Mi pintura sirve para aportar oscuridad, inquietud, tormento. Ahondo en la parte más oscura y desconocida del ser humano”.
El pintor realiza una pintura de gran fuerza expresiva, subyugante para muchos, turbadora siempre, una pintura de patologías y de obsesiones radicales, que mantiene una paradoja: atrae y repele a la vez, es una pintura de la luz y de lo siniestro, matizada por técnicas clásicas y por figuras estilizadas, heridas y vapuleadas, que siempre tienen el mismo rostro. Un rostro vulnerable y bello, doliente y sereno a la vez, un rostro que el pintor intuyó antes de encontrarlo en la vida real en la que es su mujer y musa Alicia Guixá.
“Hay obras de grandes formatos, algunas tan recientes como ‘Ars Magna’, cedidas temporalmente por coleccionistas. Una exposición como esta, con ese carácter antológico, es muy especial para mí: me permite ver de nuevo, en directo y de cerca, cuadros que en muchos casos no veía desde hacía tiempo y que apenas estuvieron en mi estudio una vez acabados”, explica Dino Valls. La exposición se prolongará hasta el 26 de febrero; es decir, los griegos podrán contemplarla a lo largo de tres meses.
*Este artículo se publicó en 'Heraldo de Aragón'. Todas las obras son de Dino Valls.
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