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Antón Castro

INMACULADA MORENO, POEMAS

[La pasada semana conocí en Cádiz a la poeta Inmaculada Moreno. Asistió al curso sobre la lectura en Cádiz y habló con amigos como Manuel Borrás, editor de Pre-Textos, o con Luis García Montero, que se acordaban de ella y de sus libros, aparecidos en Renacimiento o en Hiperión, entre otros. Hoy, Inmaculada me ha enviado una selección de su obra. Una foto de Rossina Bossio.]

 

 

DE DONDE LA HOGUERA VERDE (2011)

   

AUTOBÚS DE CERCANÍAS

 

 

El bufido mecánico

y el cacareo breve: Pound love

daban paso al paréntesis,

su mecido sin ritmo.

 -Could you please-

sombrero, guantes y zapatos

color crema,

el bastón tan brillante.

Afuera graznan las gaviotas.

Se desplazan las casas y las tierras:

la vida, que se aparta a nuestro paso;

y en una de esas casas

hay gatos y un jardín

con narcisos y hortensias.

El paréntesis bufa nuevamente

con lenta languidez de desperezo.

Un flequillo planchado

tercamente caído sobre el ojo,

la chaqueta arrugada con escudo

- Don´t give a damn-,

la mirada perdida justo al borde

de la ventana,

donde se sueñan siempre

los besos con saliva

y su calor de sangre;

y al arrancar oscilan un segundo

la mochila de libros,

el bastón tan brillante,

la cabeza pesada

 -barba de cuatro días-,

las piernas separadas.

Una onomatopeya -Asshole-,

y se cierran las puertas.

Afuera, en algún sitio,

una esposa y un piso oscuro

huelen a margarina y a cerrado.

El semáforo urge

como un guardia sin piernas

y el paréntesis sigue,

en su noria de asfalto y herbazales

del bullicio al bullicio.                                                          

 

 

QUERIDA MÍA

 Querida  mía:

 

Las noches, sus bandadas

de cuervos y de sueños

            aleteando negros y graznantes;          

            el infierno que es sordo, la locura

ocupando mi frente y la garganta;

las horas como hilos

de arena en un reloj inacabable,

y yo estoy dentro.

Un agujero negro, la razón.

La marioneta de mi cuerpo;

el mundo inalcanzable,

tras un cristal blindado;

            las palabras que surgen

            como dentro del agua,

o las palabras que retumban;

            el guiñapo que está

flotando dentro de esa agua;

            el aire que se vuelve

un cañonazo, sólido en el pecho;

            y ese derrumbe incontrolado

que el esqueleto oculta.

Este dolor sin sitio.

 

            Querida mía,

            nunca nadie más bello y más ausente.

            Ahora sé

            que durante toda mi vida

            me ha acompañado el miedo

            a que ya nunca más

estuvieras.

 

                                   (16 de abril 2011)

1 comentario

Inma M -

Gracias por sacar esto. Está muy bien traído lo de una mujer mirándese al espejo para cierta poesía jajajaja