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Antón Castro

MUSEO CABRÉ DE CALACEITE

Calaceite es uno de esos lugares mágicos de Aragón: una villa barroca donde la piedra se alía con el misterio y la música secreta de los olivos y los almendros. Es un laberinto de callejas y miradores: de golpe, tras sortear palacios y recodos de sombra, se contemplan la vaguada, los campos infinitos, los pájaros que rompen el cristal del aire. Allí, hace ahora 25 años, se abrió una casona solariega del siglo XVIII con los materiales y los sueños del historiador, arqueólogo, pintor y fotógrafo Juan Cabré, que halló en las ruinas y en la naturaleza el mejor mensaje de los siglos. Cabré excavaba para entender el mundo y a sus antepasados. Nacía el Museo Juan Cabré con muchos de sus materiales y sus obsesiones: la curiosidad, la pasión por la artesanía de los objetos, los tesoros que halló en sus excavaciones, la cifra de sus pasos de andariego incansable. Desde entonces, ese museo, con dos mujeres como Carmen Portolés y Lola Pintado al frente, se convirtió en un lugar de referencia: en un centro de arte contemporáneo, en un espacio volcado con la historia y el arte rupestre, en un escaparate del Matarraña y de los creadores de esa comarca tan mediterránea. Allí se le rindieron homenajes a autores tan distintos como José Donoso y sus amigos del ‘boom’, que convirtieron Calaceite en un refugio y en una atalaya de mágicas noches, se recordó el verbo y las metáforas de Ángel Crespo, que duerme para siempre en la villa. Allí, entre otros, expusieron Romà Vallès, Antonio Álvarez, Rubén Enciso, Laia Vaquer, Teresa Jassà (esa mujer de fuego y limo que dialogó con el arte de Goya), Gema Noguera o, ahora, Luis Grañena. El Museo Cabré, sin aspavientos, ha hecho y hace una labor imprescindible.

 

*Este texto apareció ayer en mi sección ’Cuentos de domingo’ de Heraldo de Aragón. Este mismo fin de semana, Pilar Gómez Bedate y Ángel Guinda presentaron sus últimos libros de poesía en el Museo: ’Las aguas del río’ y ’La caja de lava’, ambos de Olifante.

1 comentario

Lola Pintado -

Muchísimas gracias Antón por tus palabras que nos dan aliento para continuar.
Y gracias a todos los artistas que en estos 25 años han trabajado con nosotras, SIEMPRE nos han ayudado a que este pequeño museo y Calaceite tenga un lugar en el mundo.