CARRASQUER Y LA BICICLETA
LA BICICLETA DE COSTA, ACÍN Y CARRASQUER
A lomos de la bicicleta, bajo la ola de calor, me he acordado de algunos oscenses ilustres en estos días de San Lorenzo. Primero de Joaquín Costa, que descubrió el velocípedo en la Exposición de París de 1867, lo dibujó en un papel de fumar y lo mandó a sus amigos de Huesca; los hermanos Mariano, José y Nicomedes Catalán hicieron el primer prototipo del que se tiene noticia en Aragón y se probó, a los pocos días, en un viaje de ida y vuelta entre Huesca y Zaragoza. Otro enamorado de los pedales fue Ramón Acín, el escultor, el profesor de dibujo, el pintor, el anarquista y la conciencia social del Alto Aragón. Acín se pintó a sí mismo en bici en 1906 una mañana en dirección al aula: avanza por un sendero del campo con un gesto de felicidad, como quien habla, de tú a tú, con el sol imponente que le sale al paso. Acín, al que algunos han llamado el ‘Lorca aragonés’ aunque no escribiese versos, mereció varios artículos de Francisco Carrasquer Launed (1915-2012), el ensayista, el poeta, el traductor, el novelista accidental que mereció en 2006 el Premio de las Letras Aragonesas. Carrasquer pasó más de treinta años en Holanda, pegado a la radio y pegado a la memoria de España: habló y escribió de Gracián, de Servet, de Acín, de Aláiz y de Sender. Y de poesía. Carrasquer se despedía del mundo el martes a los 97 años. Era un aragonés entusiasta y un ciudadano del mundo que había conocido todos los horrores del siglo XX: la Guerra Civil, los campos de concentración, el nazismo, la II Guerra Mundial, el éxodo, el exilio. Volvió a casa en 1985 para pegar la hebra con el fantasma inmortal de Sender. Hoy, al repasar su trayectoria, me he preguntado: “¿Sería Carrasquer partidario de la bicicleta?”.
*Este texto apareció ayer en mi sección ‘Cuentos de domingo’ de ‘Heraldo de Aragón’.
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Víctor Juan -
Félix Carrasquer, el hermano mayor de Francisco, compró la primera bicicleta que recorrió los caminos de la ribera del Cinca. Antes de quedarse ciego, Félix aprendió el oficio de panadero. Hacía pan en Barcelona y luego abrió un obrador en su pueblo, en Albalate de Cinca. Al caer el Sol y antes de encender el horno de leña, se dirigía a cualquier pueblo de la comarca en su bici para hablar de cooperación, de justicia y de los derechos de los trabajadores...
En 1935 los hermanos Carrasquer (Félix, que ya era totalmente ciego, José, que murió en un combate cuerpo a cuerpo contra las tropas del general Franco y Francisco) se instalaron en Barcelona con el propósito de poner en marcha una escuela. Hasta que convencieron a los miembros del Ateneo del Carmen, los tres hermanos se dedicaron a hacer pan. Francisco era el encargado de hacer el reparto en una bicicleta. Durante esa época, Francisco estudiaba bachillerato robándole tiempo al sueño. Francisco me contaba que era capaz de pedalear mientras dormía. En una ocasión casi le atropella el tranvía.
Unos años más tarde, perdida la guerra civil, los Carrasquer se instalaron cerca de Toulouse. Francisco salió en bicicleta para pedir alimento por las granjas vecinas. Al volver a casa, la policia había detenido a toda la familia Carrasquer. Él se quedó solo y otro español le recomendó que fuera a ver a Paco Ponzán. Así lo hizo. «Paco Ponzán me salvó entonces la vida».