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Antón Castro

'FISURAS' DE PILAR PERIS

 

PILAR PERIS: ‘FISURAS’ EN CÁLAMO EL JUEVES

Este jueves, a las 20 horas, en la librería Cálamo de Paco Goya, la poeta Pilar Peris presenta su nuevo poemario: ‘Fisuras’. Hay fisuras en el alma, en el corazón de la música, en la memoria, en las pequeñas cosas de cada día, fisuras en el amor, en “la escritura líquida” a la que se asoma la autora. Pilar alterna la filosofía con la música, la poesía con una búsqueda nada pretenciosa de la trascendencia.

 

Dice en la solapa la poeta Silvia Castro Méndez (que la acompañará en la presentación con Julio García y con la interpretación musical de Santiago Hernández.]:

 

[En su libro "Poesía y realidad", Roberto Juarroz afirma que "el poeta es un cultivador de grietas", un artífice de fisuras, de espacios donde poder despojar a la realidad de su apariencia inmediata para desentrañar lo más profundo: aquello que reside más allá del simulacro constituido por el simple acontecer de los fenómenos.

En este nuevo poemario de Pilar Peris -atravesado por referencias literarias y plásticas que rinden homenaje a otros creadores y contribuyen a ampliar la dimensión simbólica del texto- la fisura aparece como aquello que permite el brote desde lo interior, la herida a través de la cual se manifiesta el fervor de la sangre, la hendidura que, provocada por el impacto de la vida, deja a la persona expuesta y sin corazas. ] 

 

PILAR PERIS, CASI UNA POÉTICA:

Pilar me explica, por correo electrónico algunas claves, de su libro ‘Fisuras’:

“Te envío dos poemas que resumen  bastante bien la idea que me exige la poesía. Mis textos demoran mucho tiempo en su realización.  Habría multitud  de historias gravitando alrededor de los poemas del Libro ‘Fisuras’. Pero la poesía evidentemente requiere otro proceder que la prosa. Creo que fue el poeta francés R. Char quien dijo que las palabras de un poema que no vienen a perturbar nada, no merecían ni su consideración ni su aprecio. Es un trabajo de cantero, desde la dureza pétrea u oscura del silencio. Un trabajo de criba y escucha. De restauración porque el lenguaje poético hoy está tremendamente gastado. Y rescatar el lirismo sin caer en el narcisismo, el exceso y la sentimentalidad fácil parece una labor abocada al fracaso. En mi caso los poemas actúan como bisagras, brechas, puntos ciegos donde pensamientos y palabras se transgreden mutuamente hasta tocar fondo en el poema. Y como símbolos y ejes poéticos determinantes estarían el aire, el agua, el fuego, y la tierra siendo base y marco fundamental de muchos poemas”.

  

Te paso los poemas BOCCA NUOVA (así se llama uno de los cráteres del volcán Etna) y PRANAYAMA (respiración en sanscrito).

 

PRANAYAMA

  

Soplo. No respiro.

Horado el vacío.

Las páginas sin palabras que  

escribe el libro de cada acontecer.

 

Desde el iglú de mi mudez magiar

golpeo la mampara de tu transparencia,

como mosca cegada por la luz.

 

Soplo. No respiro.

Amalgamo el dolor al vértice luminoso de la risa.

Modelo vidrios y cálices mercuriales pletóricos de nubes,

mares sin senda contra el légamo de la aurora y su tunante rocío.

 

Voy donde la mañana no lleva.

Asida a las raíces que el árbol ignora.

Prendida a la enramada que dibuja sensuales pinceladas,

verdes llamaradas, estertores piramidales

en los confines cenitales de la tarde.

 

Soplo contra los templos sagaces y

sus confusos escuadrones de polillas.

 

Contra las bocas enharinadas y pusilánimes.

 

Contra el goteo de  redes y pértigas que

decapitan al girasol impidiendo su giro.

 

Contra la arena que cubre el cielo de dunas, 

la escalera sin peldaños,

la tez sin gesto, 

los túneles infernales que cada estación

atraviesa Perséfone para nacer.

 

Contra la leprosería del amor.

 

                          Soplo para reparar mi fuga,

desde el hueco neumático de

campanas que tiemblan en mis manos

como algas sinuosas ventilando oxígeno.

 

Ofrezco resistencia al tiempo incoercible,

a la losa marmórea que fragua

aquello que el alma no necesita abastecer.

 

Soplo para irrigar en la mirada

el lagrimal esmerilado de una luz extinta.

Para no sucumbir a la succión, el golpe y la deriva.

 

Las palabras traen aire y aliento.

 

Respíralas conmigo.

 

Que no las coagule el olvido

 

Que el ruido no las mutile.

 

Que ardan con el mismo soplo vital

que alimenta y mueve mis ventrículos.

 

Y desde la pira del silencio,

cimbreantes y firmes,

sus cenizas fermentarán

contra la nada y el miedo a morir.

 

 

 

BOCCA NUOVA

  

En la desnudez flagrante de la astilla.

Ahí. JORGE RIECHMANN

 

 

 Ahí donde va la palabra con su mancha torda.

Ahí donde su emanación golpea y perpetúa sensaciones

que resquebrajan el fuselaje de lo que vemos.

Ahí donde el tiempo preterido salta

como el mandril, de rama en rama,

y el día nos dirime su noche refractaria.

 

Ahí donde lo imprevisto habla.

Oscura incandescencia de confrontaciones.

Conmoción de lo real que asoma

a través del enjambre angular

en el envés del ser y su caída.

 

Bajo el brezo y la pérgola

de aquello que decidimos amar.

Incorporada, híbrida,

absorta a la luz vegetal.

Junto al gusano que teje su hilo

contiguo al mío y habita la

manzana que probablemente morderé.

 

En el bajel que avanza imperturbable

hacia el confín de la isla bockliniana.

 

Ahí donde va la palabra,

umbilical y flamígera,

hija del agua, el aire y el relámpago,

escanciada en escritura mordaz,

huella palmaria que al duelo releva.

Vendetta entre palabra y mundo.

 

Asida al trapecio de las interrogaciones últimas,

junto a la sandalia que el filósofo olvidó

al pie de un inhóspito y activo cráter.

 

Ahí quiero llegar 

para rozar la plenitud de la belleza.

Cuerpo a cuerpo contra la idea intangible y

escurridiza que reclama hacerse real

a base de inspiración, trabajo y sacrificio.

 

 

 

 

*Portada del libro de Pilar Peris; los otros son fotos de Vivian Maier.

 

 

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