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Antón Castro

CONCEPCIÓN ESTEVARENA: POEMAS

CONCEPCIÓN ESTEVARENA: POEMAS

  

TRES POEMAS DE CONCEPCIÓN ESTEVARENA

Olifante, ediciones de poesía, publica ‘Silenciosa es la noche (10 poemas)’ una breve antología poética de la sevillana Concepción Estevarena (1854-1876). El libro lleva una introducción de Luigi Maráez, unas partituras de la pianista y cantante Âlime Hüma con un poema musicado, y como colofón un artículo de José Luis Melero que apareció en ‘Artes & Letras’: ‘La poeta que murió en Jaca’.

 

 

Biografía

Concepción Estevarena nació en Sevilla, el 10 de enero de 1854. Su madre falleció cuando la futura poeta tenía diecisiete meses. Con 19 años publicó su primer poema en La Esfera de Madrid. En 1875 pierde a su padre. Enferma de tuberculosis, su salud se agrava desde entonces. Un viaje de treinta y tres jornadas la llevará de Sevilla —pasando por Madrid, Zaragoza y Huesca— a Jaca, donde residió hasta su muerte, el 12 de septiembre de 1876, tras una estancia de cuatro días en el Balneario de Panticosa. A los dos meses de su muerte se celebra un homenaje póstumo en la tertulia madrileña de la baronesa de las Cortes, en el que participa, entre otros, Isaac Albéniz, y donde se decide reunir y publicar sus versos en un libro, Últimas flores.

 

Combate

De mis ideas la insufrible carga
abruma, sin cesar, mi pensamiento,
y a cada instante crece mi tormento:
cada hora que se aleja es más amarga.

Presa de la ansiedad, que así me embarga,
día por día, mi existencia cuento:
sigo el curso del sol, ¡pero es tan lento!,
llega la noche al fin, ¡pero es tan larga!

Largo es vivir con mi martirio fuerte.
mas fuera corto el tiempo, aún sin medida,
si cual quisiera yo fuese mi suerte.

Y es ¡ay! mi voluntad tan combatida,
que sobrándome vida amo la muerte,
y a punto de morir querré la vida.


Siempre igual

Si algo existe en el mundo que me halague,
es mi mundo ideal;
mas va el transcurrir de cada día
apagando su hermosa claridad.

Esclava de la vida, apenas puede
mi mente ni aun soñar,
que para dar la muerte a cada sueño
hay una realidad.


Deseos

Porque miro dolores y miserias
me pesa haber nacido;
yo quisiera ignorar ajenos males,
aun sintiendo los míos.

Quisiera ser la nota que se eleva
al espacio infinito,
quisiera ser el sueño que se forma
en la mente de un niño.

Quisiera ser más grande que el deseo,
más libre que un suspiro:
quisiera ser un ignorado mundo
rodando en el vacío.

1 comentario

Conchi Ruiz Mínguez -

Sencillamente hermosos