ESTHER CIUDAD: UN DIÁLOGO
[La organista Esther Ciudad Caudevilla, nacida en Ejea de los Caballeros, y formada en España y en el extranjero, realiza su primera gira por seis ciudades europeas. Hoy sale una pequeña entrevista con ella en ’Heraldo’: aquí está el texto completo. ]
¿Qué significa para ti esta gira europea?
Tiene muchos significados: por un lado, profesionalmente, es una oportunidad de mejorar, de enfrentarme a nuevos órganos con este repertorio y con un tiempo muy limitado de trabajo. Es algo sin duda complicado; en ocasiones, como sucedió en Viena, no tenía ayudante para registración. Desde el punto de vista personal es un reto, dejar a la familia, los hijos y a mi marido es algo que no llevo muy bien, pero enfrentarme a ello supongo que es bueno, las debilidades personales en momentos de soledad son más difíciles, pero hay que seguir. Y algo muy interesante y significativo es el aprendizaje de otros modos de vida, costumbres y tradiciones, especialmente musicales. Creo que va a ser un momento vital que me marcará, seguro, pero fundamentalmente, también, por el trato excelente y exquisito que estoy recibiendo, de sacerdotes, organistas y cualquier persona que hasta ahora me he encontrado.
¿Dónde vas a tocar, en qué condiciones, con qué expectativas?
En Estocolmo, Viena, Colonia, Milán, Roma y Estrasburgo. Mis expectativas son claras: la idea es trabajar duramente este repertorio, crecer como organista, aprender de todos cuantos me están ayudando, y hacer o intentar hacer buena música.
¿Cómo que se prepara el repertorio de una gira así? ¿Qué quieres ofrecer?
El repertorio (Buxtehude, Widor y Bach) que llevo es muy difícil, sobre todo Widor; llevo preparándolo mucho tiempo. El problema de estas obras es el momento de enfrentarte a órgano para el que no se ha escrito, aunque sea de la época. Luego hay que trabajar las obras despacio, muy lentamente en esos órganos para que todo esté en su sitio.
¿Habías hecho antes una gira así? ¿Con qué ánimo la haces?
No, es primera vez que hago una gira europea. Y nos es fácil. Al principio estaba más preocupada, pero ahora según pasan los días estoy más tranquila, y a la vez más feliz. Veo que es posible, y que cada día supero con tranquilidad los obstáculos de enlace de vuelos, de problemas de registración. En fin que después de este reto, casi cualquier cosa...
¿Algunas de las ciudades, y sobre todo esos lugares, catedrales e iglesias, tienen algún significado especial para ti?
En un principio no había ninguna relación, pero tras meses de contactos, relaciones personales y una generosidad impensable por parte de todos los que me han ayudado en cada ciudad y cada iglesia, creo que con todos voy a contraer una deuda impagable. Ahora son y serán parte de mi vida, y eso sí es especial. Creo que es la generosidad lo que me está impactando, algo inimaginable.
¿Recuerdas por qué elegiste el órgano?
En realidad, empecé con piano y sigo con él, y con todos los instrumentos de tecla. En especial, en este momento, con el pianoforte, gracias a mi marido, que colecciona estos instrumentos. Pero el órgano es algo que me cautivó desde pequeña, por su sonido y por lo que impacta su espíritu en la esencia del ser.
¿Qué dificultades entraña el instrumento?
Todas. Para llegar a ser un buen organista, hay que tener una buena técnica de piano para empezar. Luego hay que conocer y tocar un repertorio amplísimo, claro, y a partir del XVIII es muy difícil, además de la dificultad del pedal. A esto le añadimos que cada órgano es distinto: distancias, teclados, sonoridad, recursos técnicos del propio instrumento... Todo un mundo. El órgano no es como el violín, o el cello, y esto lo puede decir cada organista, no es un instrumento que conoces (claro, me refiero cuando sales a dar conciertos en órganos diferentes. Lo más difícil es adaptarse rápidamente al instrumento.
¿Qué le debe el órgano a Bach? ¿Es él su principal compositor?
Creo que todo. Bach es el final, la cúspide de toda una época desde el gótico hasta 1750. Es el gran maestro de la composición para órgano, el que supo entender como nadie su espíritu, su lenguaje. Después de Bach, todos le han copiado, lo han estudiado, lo han tenido como referencia, es el alfa y omega, o mejor omega y alfa.
¿De qué trabajos, músicos y álbumes, te sientes más satisfecha?
Me siento satisfecha de casi todo, todos los músicos aportan algo, y en este momento trabajo con muchos músicos de Zaragoza, buenos amigos y buenos músico. Tenemos muchas ganas de trabajar, solo faltan algunos medios.
Parece que el órgano tiene una gran presencia en la música aragonesa: de ayer, de anteayer y de hoy. ¿Es así? ¿Cuál sería la importancia y la presencia del órgano en nuestra tradición?
La importancia es más grande de lo que hoy en día se le da, era la única música que se escuchaba en según qué espacios, y en según qué poblaciones. Es parte de nuestra tradición. Lo que está claro es que por ejemplo aquí en Viena, donde estoy ahora, es la iglesia la que dinamiza casi la mayor parte de los conciertos, no han perdido esa tradición y las instituciones apoyan este buen trabajo, que aporta, cultura y economía a la sociedad
¿Cuál es la mayor locura que has cometido con el órgano?
Ser organista, je je es un gran locura
Hace no mucho se moría Gustav Leonhardt. ¿Era el gran maestro o tienes otras predilecciones?
Leonhardt fue indiscutiblemente el maestro del Clave, pero de órgano hay otros nombres: Michel Bouvard, en este momento, es una de las grandes referencias mundiales.
¿Cómo vives la experiencia de tocar en directo con el grupo de danza La Mov?
Es una experiencia muy interesante, emotiva. Aprendo de ellos, mucho: disciplina, método, trabajo, esfuerzo, profesionalidad, gusto por lo bien hecho. El escenario de los teatros es otro aspecto que me ha cautivado. Es otro mundo musicalmente hablando.
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