ADIÓS AL POETA IGNACIO CIORDIA
El pasado martes, tras la presentación de ‘El encantamiento’ de Alberto de Lacerda y ‘yo’ de Augusto dos Anjos, en Librería Antígona, Eloy Fernández Clemente me hizo una llamada. No me di cuenta. Me decía, hacia las 22.20 de la noche, que había fallecido el poeta José Ignacio Ciordia Bozal, nacido en Graus en 1930, autor de dos libros: ‘Cafarnaum’ y ‘Estuario’ y de algunos poemas sueltos, que recogió Ignacio Escuín Borao en su ‘Poesía completa’ en Larumbe, en 2009. Ciordia –a quien Pepe Melero llama hoy el ‘Bartleby’ del grupo del Niké- vino a Zaragoza en los años 50, frecuentó al grupo y estableció amistades locas y entrañables con Julio Antonio Gómez, con Joaquín Alcón, con los Labordeta.
Chispeante e ingenioso, conocido como ‘El Búho’, de vez en cuando iba dejando por aquí y por allá los gestos de su sabiduría, de sus curiosidades: Larrea, los hermanos Labordeta, Vicente Aleixandre, los expresionistas, quizá los poetas underground. Vivió peligrosamente y logró rehacer su existencia en el colegio Santo Tomás. Se instaló en una fonda en la calle Bretón y allí se convirtió en un personaje solitario: miraba el mundo desde la mesa de un bar de la calle Bretón, leía sus libros y la prensa, tomaba café con leche y de vez en cuando recibía visitas de distintos autores y amigos: Antonio Pérez Lasheras, Antonio Ibáñez, Miguel Ángel Ordovás, Ignacio Escuín. Hoy será incinerado.
Fue un poeta rebelde, iconoclasta, partidario de la tensión poética, de la experimentación, irreductible. Conocía muchos de los secretos del grupo, pero nunca tuvo demasiadas ganas de contarlo. Fue entrevistado por Antonio Pérez y Pepe Melero, por Ordovás, por Nacho Escuín, yo le dediqué una página en 1994 (hablamos en su café largo y tendido), con unas maravillosas fotos de Rogelio Allepuz, dentro de un monográfico de ‘El periódico de Aragón’ dedicado al 25 aniversario de la muerte de Miguel Labordeta. Ha sido un solitario, un observador, acaso un escritor secreto. Y un testigo de palabras, de imágenes, de anécdotas, de bromas...
Enrique Cabezón le publicó el pasado verano, en una de sus páginas, este poema: ‘Incunable’. Lo tomó de ahí.
http://blogs.larioja.com/pequena/2012/06/28/%C2%ABincunable%C2%BB-un-poema-de-jose-ignacio-ciordia/
sombras mórbidas sobre desiertos aragoneses
libros escribimos inútiles para el hambre polvoriento
manjares y perfiles
derrotadas escuadras
claveles desamados si armoniosa perjura identidad
esclavitudes sin raíces
navegaciones lunares acaso de los muertos
los dolorosos labios barrocos inaudibles aún
ignorando las formas singulares mausoleos celestes
el Absoluto Diluido éter naciente
sería como huir al principio del miedo
nuestras almas ascienden
bárbaros sacrificados
con su rocioso llanto de aires extendidos
proximidades de tu historia desterrada
fosas únicas del pensamiento
ingravidez onírica
nunca
José Ignacio Ciordia, ‘Poesía completa’ (Larumbe, 2009).
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