MIGUEL MENA: ESPAÑA 1982
La violenta España de Naranjito
Miguel Mena publica la novela ‘Todas las miradas del mundo’, que transcurre en 1982, entre el terrorismo, el fútbol y la colza [La foto es de Vicente Almazán]
Miguel Mena (Madrid, 1959) había creado al inspector Luis Mainar en su novela ‘Días sin tregua’ (Destino, 2008). Allí, aquel hombre borrascoso y contradictorio, con cicatrices como marido y como padre de una niña discapacitada, tenía la misión de resolver el secuestro de Enrique Castro González, ‘Quini’. Ahora, tras la publicación de la novela juvenil, ‘Alerta Bécquer’ (Alba, 2010), Miguel Mena publica ‘Todas las miradas del mundo’ (Suma de Letras), otra narración con su inspector madrileño Luis Mainar, al que reclaman en Málaga porque se ha producido una desaparición en la delegación neozelandesa de la selección de fútbol que juega en Málaga.
Se celebra en Mundial de España de 1982, el Mundial de Naranjito y ocurren otras muchas cosas: la violencia casi indiscriminada de la ETA y de los restos del fascismo emparentado con el franquismo, la tensión de la Guerra Fría y la terrible tragedia de la colza. Todo ello lo desmenuza el escritor a través de un puñado de historias que se entreveran y que avanzan con nitidez: unos jóvenes fascistas dispuestos a quemar vehículos, un disidente soviético que participa de una conspiración bien orquestada, unos quinquis de poca monta, tres terroristas que están dispuestos a disparar un tiro en la nuca o hacer saltar por los aires lo que haga falta mientras por las noches leen las frases de Che Guevara, que abogan por la necesidad del odio. Al fondo, también está la contaminación por aceite de colza, que afecta a la hija del comisario Navas, profesora en Soria.
Esas historias se van engarzando con transparencia y un ritmo tan cadencioso como inapelable: Miguel Mena, partidario de una literatura popular, compone una narración muy sólida, de atmósfera negra, de denuncia y con algunos atisbos románticos, en la que cobra una especial importancia Julia o Julie, una mujer de Salamanca que se casó en Nueva Zelanda y que hace de traductora de la delegación. Quizá sea el personaje más prometedor y luminoso, el más cómplice del investigador, que asiste a varios choques por exigencias de su trabajo.
El escritor y locutor –que está a punto de celebrar sus treinta años trabajando en Radio Zaragoza-Cadena Ser, en programa musicales, luego en ‘Estudio de Guardia’ y ahora a ‘A vivir Aragón’- se documenta con exhaustividad, capta numerosos detalles inadvertidos, y aquí se rastrea un historia coral y una modesta memoria de un mundo con muchos conflictos. Dentro de este friso de agitación está el Campeonato del Mundo, sus aficionados revoltosos y otras muchas expectativas: en Málaga jugaba el gran Brasil de Zico y Sócrates, que sería eliminado por la Italia de Rossi y Bruno Conti, Rusia, Escocia y Nueva Zelanda.
‘Todas las miradas del mundo’ está dedicado a Félix Romeo, “maestro, amigo y hermano”, que leyó el manuscrito y le hizo, cómo no, apostillas y sugerencias. De argumento realista, que transcurre en distintos lugares, la novela huele a verdad y a escalofrío con ese latido amargo del terrorismo. Más que amargo, terrible, insoportable. Miguel Mena siempre cuenta cuánto le impactó el libro ‘Vidas rotas’ del aragonés Rogelio Alonso, una crónica minuciosa de todos los crímenes de ETA. A veces, muchas veces, ni en la vida, ni en el amor ni en la amistad “gana el que juega más bonito”. Entonces y ahora había demasiada gente dispuesta a sembrar las diversas suertes de la desdicha.
Todas las miradas del mundo. Miguel Mena. Suma de Letras. Madrid, 2013. 314 páginas.
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