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Antón Castro

LA ZARAGOZA DE JAVIER SEBASTIÁN

LA ZARAGOZA DE JAVIER SEBASTIÁN

EN EL CORAZÓN DE LA FIESTA / y 9

Javier Sebastián. Escritor. Reside en Barcelona

 

“Zaragoza es la ciudad más

simpática del mundo”

  

“Bien el Nobel a Alice Munro, pero

sigo esperando el de Javier Marías”

Javier Sebastián (Zaragoza, 1962) es uno de los escritores aragoneses de mayor proyección en el extranjero gracias, sobre todo, a su novela ‘El ciclista de Chernóbil’ (DVD, 2011), traducida a varias lenguas. Reside en Barcelona desde hace más de veinte años. Integró la banda Alta Sociedad. El diario ‘Le Monde’ le acaba de dedicar un extenso reportaje con el título ‘La Zaragoza de Javier Sebastián’, ilustrado con muchas fotos de otro zaragozano, el joven, hiperactivo y talentoso Jorge Fuembuena. Aquí puede seguirse:

http://www.lemonde.fr/style/article/2013/10/11/le-saragosse-de-javier-sebastian_3493270_1575563.html

¿Cómo es la Zaragoza de Javier Sebastián?

Mi Zaragoza es la ciudad más simpática del mundo, no solo porque es donde viví hasta los veintitantos, donde han nacido mis hijas y a donde todavía vuelvo muchísimo, sino porque en ella la gente es amable y acogedora como en ningún otro sitio. Cada calle me dice algo, cada esquina. Los bares, los parques, los restaurantes, la Universidad, la calle de mis padres.

  

¿Qué  está ocurriendo con ‘El ciclista de Chernóbil’ (DVD, 2011)? ¿Es el libro de su vida?

Cada novela, a su manera, ha sido la novela de mi vida. Desde la primera hasta la que estoy acabando ahora. Es cierto que ninguna ha tenido la repercusión de ‘El ciclista de Chernóbil’, pero sin las anteriores –‘La casa del calor’, ‘El hombre constante’, ‘Historia del invierno’, ‘Veinte semanas’...- no hubiera llegado a escribirla. Son como una familia en la que cada miembro es imprescindible.

 

¿No es extraño que la novela se esté traduciendo a varias lenguas europeas y no tenga edición española, tras la desaparición de DVD?

Lo extraño es que se haya publicado en Alemania, Italia, Francia y el año que viene en Holanda. En cualquier caso, pronto tendremos una reedición en España en la colección ‘Letra Última’ de la Institución Fernando el Católico.

 

¿Por qué cree que ha tenido ese éxito?

Los lectores con los que hablo y los críticos que escriben sobre ella dicen que es una novela que conmueve, sobre todo mediante los personajes insignificantes que aparecen en la ciudad abandonada de Pripyat: un hombre que canta canciones de Demis Roussos, una anciana que entierra a su yerno bajo un huerto de cebollas, una maga que promete acabar con el Estroncio 90...

 

-¿Qué significa el Pilar para usted?

Vuelvo siempre, es como un deber amable. Me gustan las calles llenas de gente, la alegría. La inmediatez de las relaciones, el calor de la gente.

 

-Es apasionado de la música y fue músico. Hablemos de conciertos, ¿Qué grupos y solistas le han marcado especialmente?

En su momento los Alta Sociedad fuimos fans de The Jam. No es que fuera ‘mod’, pero casi. También escribíamos canciones que querían parecerse a las de The Cure, Police, Psychodelic Furs, The Smiths. La lista de los grupos que nos gustaban ocuparía toda la entrevista.

 

-¿A qué recuerdos están asociados estos días?

En primer lugar, al comienzo del otoño, mi estación del año favorita. Pero también a algunos de nuestros primeros conciertos. En las fiestas del Pilar tocamos con Rubi y Los Casinos, con Los Coyotes, con Los Secretos. Para nosotros, el concierto con Los Secretos fue memorable. Aquella noche todo sonó perfecto.

 

-¿Cuáles son sus espectáculos favoritos?

Las calles. La gente. Los bares. No suelo mirar el programa de fiestas. Para mí, las fiestas consisten en estar aquí.

 

-¿Cómo le contaría las fiestas a un forastero?

Sería un intento inútil. Vivo en Barcelona. En los últimos años mis hijas vienen con amigas y amigos a las fiestas. Todos repiten. Todos.

 

-¿Cuál es la clave del Pilar, en qué consiste su embrujo?

Supongo que en ser unas fiestas muy populares. Los ruidos, los olores, las luces, las calles llenas de gente que se ríe.

 

-¿Su debilidad gastronómica y sus lugares favoritos?

Para el dulce, sin duda Fantoba. Es como mi Fortnum & Mason particular. Para las tapas, Los Vitorinos y el Casco Antiguo, claro. Pero Zaragoza es una ciudad cambiante que exige amigos que te lleven a los nuevos restaurantes. Y a mis amigos les gusta disfrutar de las mesas abundantes.

 

-¿Qué le sugiere la Ofrenda?

Mis hermanas se vestían de baturras. Así que me recuerda a la parafernalia familiar que consistía en vestirse, peinarse, los broches, el olor de las ropas, los volantes. Yo sentía un poco la misma fascinación de la infancia que retrata Víctor Erice en ‘El espíritu de la colmena’.

 

 

-¿Qué música y qué libros nos recomienda para estos días?

Estoy leyendo la última novela de Jean-Philippe Toussaint que acaba de publicar Éditions de Minuit. También la de Jesús Carrasco, ‘Intemperie’. Y ‘Las ideas literarias’, de Pozuelo Yvancos, de la ‘Historia de la Literatura Española’ de José-Carlos Mainer, en la editorial Crítica. ¿Música? Siempre The Smiths.

 

 

-¿Qué le parece el Nobel a Alice Munro?

El Nobel de Alice Munro me parece fantástico y muy oportuno. En cierto modo, es como hacerles una reparación a todos aquellos escritores de cuentos que murieron sin el Nobel que merecieron. Sin embargo, sigo esperando el Nobel de Javier Marías.

 

*Las dos fotos son del archivo de Javier Sebastián. La segunda ha sido realizada por Javier Vidal.

 

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