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Antón Castro

DOLORES REDONDO, AMAIA, EL BAZTÁN

DOLORES REDONDO, AMAIA, EL BAZTÁN

QUÉ BELLO ES VIVIR. Dolores Redondo publica la segunda entrega de la inspectora Amaia Salazar: ‘Legado en los huesos’

 

UNA MUJER INTRÉPIDA EN EL BAZTÁN

Dolores Redondo Meira tiene una infancia marinera. Nacida en San Sebastián en 1969, conoció muy de cerca el universo del mar de Pasajes, el aroma salobre del puerto, la agitación de los muelles con sus grúas y sus historias de navegantes. Además, tiene una abuela gallega de la zona de Laxe, en la Costa de la Muerte, que le llenó la imaginación de historias del más allá: de aparecidos, de sendas tenebrosas en el bosque, de faros y mareas, de esa frágil relación entre lo real y lo fantástico. Su existencia la llevó después a Navarra y empezó a dedicarse a la literatura. Su primera novela era un libro sobre el duelo: sobre la pérdida, en su niñez, de una hermana por leucemia infantil: ‘Los privilegios del ángel’. Poco después escribió otra novela, ‘El guardián invisible’ (Destino, 2013), donde creaba una inspectora de la Policía Foral, Amaia Salazar, que tiene otras dos hermanas y una complicada vida familiar, llena de sombras, de desolación y de ese clima inquietante y sutil que a menudo suelen crear las mujeres.

Ahí presentaba el universo mitológico navarro a través de una criatura, el ‘basajaun’, que encarna el espíritu del bosque y que, eso creen algunos, era capaz de ensañarse con los humanos. La primera novela contenía muchos elementos turbadores: crímenes rituales de muchachas, psicologías complejas y un sinfín de enigmas. ‘El guardián invisible’ tuvo mucho éxito y la autora, asombrada del interés que suscitó en toda Europa, anunció que era el primer volumen de una trilogía que tenía por escenario el valle del Baztán y el pueblo de Elizondo. Acaba de aparecer la segunda entrega, ‘Legado en los huesos’ (Destino, 2013), que arranca prácticamente donde concluía la anterior: con el juicio contra el padrastro de la joven Johana Márquez.

Ahora hay algunas novedades importantes: Amaia Salazar está embarazada de su marido James, un escultor tranquilo de origen norteamericano, y asistiremos a su parto. Le habían anunciado que iba a ser una niña, pero será un niño: Ibai. En la nueva entrega, Amaia vivirá distintas aventuras, muchos momentos de tensión, que se suman a su afán de llegar a tiempo para darle el pecho a su criatura. De ese hecho se derivarán algunos conflictos, o malentendidos, con su marido, que la sorprenderá con un regalo inesperado: una casa en el lugar donde nació y donde nacen tantos recuerdos, no siempre apacibles.

En ‘Legado de los huesos’ convergen varios hechos: tres suicidios un tanto extraños donde los tres muertos dejan un mensaje con una única leyenda: ‘Tarttalo’. El ‘tarttalo’ es un cíclope de la mitología popular navarra. La autora cuenta su historia y su vínculo con un pastor y un lago, y su voracidad. Pero, además, hay otro hecho que enturbia la convivencia del Baztán: la profanación de la iglesia de Arizkun. El hecho podría estar vinculado un grupo religioso llamado de los agotes, “el mismísimo Camilo José Cela se interesó por el tema” y obtuvo el silencio de la población. Un joven, que tiene un blog, también podría estar detrás de este hecho que conmueve al párroco y a las autoridades eclesiásticas.

Amaia Salazar es una mujer de armas tomar: es obsesiva, minuciosa, apasionada, es inteligente y tiene un mundo interior complejo. Aquí vemos cómo se relaciona con sus compañeros, vemos qué reivindicativa es y su voluntad de llegar hasta el fondo de las cosas. Tiene un sexto sentido. La novela plantea otro asunto: la difícil convivencia de la maternidad con una profesión tan fascinante y tan esclava como la suya. Dolores Redondo ensancha una y otra vez su campo de acción, y en su novela hay denuncia, enigma, esoterismo, miedo, personajes complejos y mucha tensión. Y muchos personajes. El peso del pasado irrumpe una y otra vez con sus múltiples matices. Por haber aquí incluso hay un intento de seducción del juez Markina, tan atractivo como ambiguo. Esta novela les atrapará. Piensa la inspectora: “La calidez de la luz solo consigue mostrar el horror con toda la crueldad de una herida abierta”.

 

*Dolores Redondo en una foto de ABC de Jaime García.

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