PANERO: POEMAS DE 'ROSA ENFERMA'
El sello Huerga & Fierro, dirigido por Charo Fierro y Antonio Huerga, acaba de publicar el libro póstumo de Leopoldo María Panero (1948-2014): Rosa enferma. Un libro que contiene sus obsesiones, su mirada hacia el abismo, su erudición. Antonio Marín Albalate firma el prólogo. Abajo publico dos poemas, por cortesía de los editores: el que inicia el libro y otro...
Del Prólogo de Antonio Marín Albalate
Podríamos decir, sin temor a errar, que la escritura de Panero ha sido siempre una flor rebelde e incómoda para el sistema; inmarchitable rosa de lo políticamente incorrecto que todo lo contamina, creciendo libre a la sombra de la nada más allá del jardín del manicomio. Una flor, la rosa visionaria de quien pensó y escribió las mejores páginas de la literatura de entresiglos. Rosa de ramificado delirio que, en su terrible lucidez, terminó siendo una Rosa enferma, sin posible curación.
Al cabo Rosa de sanatorio «en la luz acuaria del jardín » —Valle-Inclán lo dijo— viendo pasar su «barca por el ancho río / que divide un confín de otro confín»; rosa de corrosivo e infatigable crecimiento alcanzando en esa barca, por el río Aquerón, la otra orilla para que ahora tengamos que lamentarlo. Rosa, ceniza última, tumba del poema llamado Leopoldo María Panero que nos dejó para siempre la noche del cinco de marzo, miércoles de ceniza, de dos mil catorce.
Esta Rosa enferma —libro de blakeiano título— es, con toda seguridad, uno de los poemarios más fúnebres y simbolistas del universo de Panero.
(...) Un libro de hondo calado emocional, escritura sin concesiones, que aflora a la superficie de sus páginas como poética única de alguien que, por su manera de
ser y estar en el mundo, hizo del suyo toda una literatura.
PRIMER POEMA
EN cuanto a la poesía y sus registros del mal y la razón
Diré que mi cabellera es rubia como la de San Juan
Y todos los muertos rezuman incienso
Y la desnudez se opone a la diadema
Y la verdad es obscena como la muerte
Extraña fruta, Gimferrer lo dijo
Mostrando a los muertos una diadema
Para celebrar su boda con los ángeles
Con los ángeles oscuros del sepulcro
Que comulgan con piedras preciosas
Y rezan a la luna
¡Ah Juliano el Apóstata! ―Para qué vivir si me esperan llorando
Los espíritus de las estrellas―
Creo solo en ti, te rezo solo a ti
Guardián de la luz
Y señor del espejo
Porque solo en las noches canta el ruiseñor
Y solo la luna habita la miseria
Atroz del existir
En vano como una luna
En vano como un hombre hostil a sí mismo
Enseñando a otros hombres
El pez incompleto que lleva en la mano.
XI
SABEDLO al menos por mí
Todo hombre tiene la estatura del desastre
Todo hombre es una amenaza amiga de la ruina
Ah de la ruina y ah del silencio interpuesto entre dos yos
Que es el único en tener la estatura exacta del desastre
Escribo estas sílabas extraídas
Del nombre de un perro
Son el nombre sin palabras de la ruina
Son la forma lésbica, baudelairiana y rabiosa de que estas
[páginas digan
¡Ay del hombre!
¡Ay del aquel que tuvo la estatura del desastre
Y el secreto oscuro del amor!
Tarde Evelyn escribe con las manos
De un hombre que no existe.
*La foto de Leopoldo, Felicidad Blanc y Michi Panero la he tomado de aquí:
https://antoncastro.blogia.com/upload/externo-f9bf8da328d2e71265ff60050ff84ebc.jpg
-La caricatura de Leopoldo es de Sciammarella y pertenece a ’El País’.
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