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Antón Castro

DONOSO, WACQUEZ, AYÉN Y EL BOOM

[A PLENO SOL. Xavi Ayén (Barcelona, 1969) ha publicado uno de los libros del verano: ‘Aquellos años del boom’ (RBA. Pemio Gaziel, 2013), donde narra las conexiones de autores como García Márquez, Cortázar, Vargas Llosa con Barcelona, pero también con la localidad turolense, donde vivió y creó José Donoso.]

 

 

Donoso en la ONU de Calaceite

 

Sergio Vila-Sanjuán, escritor y crítico especializado en novela negra y best-seller, asegura que ‘Aquellos años del boom. García Márquez, Vargas Llosa y el grupo de amigos que lo cambiaron todo’ (RBA, 2014) de Xavi Ayén (Barcelona, 1969) es “el mejor libro de periodismo cultural que se ha escrito en España”. Sabe bien de lo que habla el premio Nadal-2012 y director de ‘Culturas’ de ‘La Vanguardia’: entre otras cosas fue alumno de aquellos talleres literarios, muy creativos y de mucho debate, que impartía José Donoso en Sitges en los años 70, poco después de haber vivido en Calaceite. A los años de Calaceite dedica Xavi Ayén un intenso capítulo sobre las ramificaciones del Boom –eso que se conoce como la explosión universal de las letras latinoamericanas y del realismo mágico a través de figuras como Borges, Rulfo, Cortázar, Sábato, García Márquez, Vargas Llosa...- en la localidad del Matarraña: allí vivió y escribió casi cuatro años, entre 1971y 1975, el autor de ‘Tres novelitas burguesas’, ‘Casa de campo’ y ‘El obsceno pájaro de la noche’ con su mujer María Pilar Serrano y allí viviría años después, y moriría de sida, el escritor y traductor Mauricio Wacquez, todo un personaje, como se ve en el capítulo ‘José Donoso y el jardín de la neurosis’.

De Vargas Llosa, “su gran amigo barcelonés”, es una frase antológica: “Donoso cultivaba su neurosis como otros cultivaban su jardín. Diría, asimismo, que su mujer también se dedicaba a abonar las neurosis de su marido”. Ayén, entre otros datos, dice que el novelista es “ciclotímico abrupto” y los Donoso son “enfermos pero también hipocondríacos (...) El punto débil de José era el estómago y el de María Pilar era el útero (...) La úlcera del escritor ha venido martirizándolo desde finales de los años cincuenta”. Ella intentará apoyarse en Mercedes Barcha, la esposa de García Márquez, para acudir a los médicos; él se alía con la agente literaria Carmen Balcells, de la que siempre recelaba. Quizá aquí conviene recordar una frase de Rosa Regàs: “Donoso era torturado, como sus novelas”.

Si algo queda claro en este libro minucioso, lleno de detalles, de personajes, de títulos y de incidencias humanas y literarias, es que José Donoso (1924-1996), que había dado clases en Estados Unidos, es uno de sus personajes más complejos: complejo, atormentado, acaso postergado, invadido de demonios, y uno de ellos era, sin duda, su homosexualidad. De esa pulsión, que se había revelado en varias ocasiones, derivada una sensación de dolor, de desgarro y de clandestinidad; en sus diarios habla de ello y Ayén dice que le contó a su esposa sus inclinaciones antes de casarse.

Escribe el periodista y crítico: “Un día de 1971 Donoso se desplazó por primera vez al ignoto pueblo de Calaceite, en la comarca aragonesa del Matarraña, fronteriza entre Teruel y Tarragona. Iba a visitar a su traductor al francés, el elegante y acaudalado Didier Coste, quien trabajaba para Gallimard”. Donoso quería comentarle algunas dudas de su novela ‘El obsceno pájaro de la noche’ (1970); el novelista iría varias veces a la localidad, “entre viñas y olivares, “de casas de piedra, congelado en el siglo XVII”. Y, junto a Didier Coste, que lleva una cuidada barba de pocos días y luce pajarita, acabará enamorándose del pueblo”.

Donoso y su mujer compraron tres casas por 100.000 pesetas (600 euros), “ruinosas y contiguas”, y se instalaron allí, donde vivirían entre 1972 y 1976 porque reducían sus gastos a “una décima parte”. Dice Ayén: “El jefe de obras es el alemán afincado en el pueblo Klaus Wagner, que también reconstruirá más tarde las casas de la periodista Elsa Arana y del escritor Mauricio Wacquez”. Ayén cuenta otros detalles como algunos recelos “entre carpetovetónicos y xenófobos” que padeció Donoso. Lo eligieron un año pregonero de las fieras de Santa Espina y fue insultado por algunos paisanos: tuvo que oír “comunista”, “rojo” y “lárgate”, entre otras lindezas, y se hablaba de que era enemigo de Pinochet. Entre sus amigos se hizo famosa su casa, y especialmente su jardín. Donoso atrajo a los medios de comunicación al lugar que se convertiría muy pronto en “el Cadaqués de secano” y otros intelectuales y artistas empezaron a comprar casas allí. En sus diversas hornadas, Ayén recuerda al grafista suizo Yves Zimmermann y su esposa Vigna Kuoni, a Luis Buñuel, que iba mucho e intentó adaptar la novela de Donoso ‘El lugar sin límites’, al poeta y editor Antoni Marí, a los pintores Ràfols-Casamada y María Girona, a la historiadora del arte Natacha Seseña, al editor Gustavo Gili y por supuesto a los poetas y profesores Ángel Crespo y Pilar Gómez Bedate. El “bullicio cosmopolita” acentuaba los rumores: Calaceite parecía la ONU, como dijo un vecino. “Se recuerda –dice Xavi Ayén- el paso por el pueblo del actor Pablo Rabal y de Carlos Fuentes, Juan Benet, Luis Goytisolo, Carlos Barral (su prima, la pianista Isabel Rocha Barral, también cuenta con casa allí), Gabriel García Márquez, Jorge Edwards, Luis Rosales, Ana María Moix, Colita...” No figura en esta enumeración Vargas Llosa, pero sus hijos también iban y María Pilar Donoso jugaban con ellos y “hasta bromeaba con casarse, de mayor, con algunos de ellos”.

En la pareja Donoso-Serrano y Pilarcita había demasiadas sombras, como contó la joven en su novela ‘Correr el tupido velo’ (Alfaguara, 2010), donde desveló muchos secretos de familia y la tensión entre sus padres. El libro le costó el divorcio y finalmente el suicidio. Al parecer, José Donoso regresó a Calaceite en 1996 a casa de Mauricio Wacquez, de quien había estado enamorado al menos platónicamente. Ayén dice que “le recuerdan andando despacito, arrastrando los pies, con la cara blanca como la cera y su figura de extrema delgadez”. Poco después moriría “el personaje más trágico del boom”.

 

EL ANECDOTARIO

 

Memoria de Wacquez. Para Xavi Ayén, el escritor y traductor Mauricio Wacquez (1939-2000) fue la otra gran figura de Calaceite. Un hombre histriónico, vitalista, arrollador, que vivía con su compañero Francesc, químico, que murió mientras enterraban al autor chileno. Ambos fallecieron de sida, como recuerda Ayén en su excepcional trabajo de 876 páginas. Natacha Seseña dice que gesticulaba como Dalí, que era muy aparatoso. Y el Premio Cervantes Jorge Edwards, que frecuentó la localidad, dice: “Frente a la austeridad donosiana, a su mueca de duda, a su sentido de los límites, Wacquez representaba el sentido de la alegría, la euforia contagiosa, una risa que estallaba y que parecía que se desgranaba escaleras abajo por gradas de piedra redondeadas en inviernos interminables”.

-La foto 1: https://antoncastro.blogia.com/upload/externo-95ab58d72ada665254b9bdaedcc40ffa.jpg

-La foto 2: https://antoncastro.blogia.com/upload/externo-5f7293356bcdddf906d0a6bb6c911433.jpg

-La foto 3: https://antoncastro.blogia.com/upload/externo-4d7e49fd913b386cc11319e4bd6ef60f.jpg

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