Por Jorge RODRÍGUEZ GASCÓN
Para mí lo más bonito del fútbol es el descubrimiento de jugadores. Futbolistas a los que ves realizar un control, un regate en medio de un partido intrascendente y que, de repente, acaparan toda tu atención. Sin saber cómo, su manual de juego despierta en ti una ilusión diferente, que mezcla la frescura y la sorpresa. Las esperanzas que depositas en ese jugador, aunque sea de un modo relativo, las asumes como propias. Compartes la alegría que generan sus victorias y te compadeces de sus derrotas, sin que normalmente haga falta un factor de unión con el jugador. Suelo tener preferencia por un perfil de futbolista creativo, que posea facilidad para desbordar rivales o encontrar líneas de pase con su imaginación. Más allá de eso, no es necesario ser del equipo en el que juega ni considero el marcador un factor determinante. El único interés que suelen tener los partidos es que el jugador al que acabas de descubrir lo haga bien y, si puede ser, que tenga incidencia en el resultado.
He tenido la sensación de estar ante un gran descubrimiento muchas veces, en algunas he acertado y otras no ha sido así. Eso tampoco es excesivamente relevante: siempre guardas cierta simpatía con el futbolista que un día llamó tu atención, por mucho que su carrera haya defraudado con el paso de los años. En la lista de los jugadores que un día despertaron mi interés pueden estar muchos, y en ocasiones recuerdo el momento en que los vi jugar por primera vez. Recuerdo a Rivaldo en su temporada con el Deportivo, a Michael Owen en sus inicios en el Liverpool, a Wayne Rooney cuando despuntaba en el Everton o a Savio Bortolini cuando llegó al Madrid procedente del Flamengo, aunque le vi más en su paso por el Zaragoza. No me olvido tampoco de Diego Tristán y Fran en el Deportivo, de Cani en su debut en la Romareda (el día que le hizo un caño a Reitziger), de Oubinha con el Celta, de Arjen Robben en el PSV, de Silva en su temporada en Segunda con el Eibar, de Verratti con la selección italiana sub-19, de Mata en las inferiores del Madrid y a las órdenes de Koeman en el Valencia, de Thiago Álcantara en la Masía, de Jesé en el Real Madrid, de Coutinho y Neymar con Brasil en el MIC o de Marco Reus en el Monchenglachbach.
Muchas veces mi instinto falló. Algunos de los futbolistas a los que seguí se estancaron y sus carreras no cumplieron con lo que prometieron sus inicios. Pese a ello, siempre me acuerdo más de sus buenos momentos que de sus peores partidos. Entre ellos están Antonio Cassano en la Roma, Tomás Rosicky en el Borussia Dortmund (tampoco ha tenido mucha continuidad en su paso por el Arsenal), Antonio Longás en el Zaragoza, Alan Dzagoev en el CSKA Moscú, Sebastián Giovinco en la Juventus, Milan Baros en el Liverpool, Marcos García en el Villarreal, Capi en el Betis o Marcos Vales en el Zaragoza.
.
Nuevas promesas.
Pero lo mejor es que cada cierto tiempo el fútbol te descubre una nueva promesa. Dos de los jugadores que he seguido últimamente han sido Allen Halilovic y Daniele Verde. De Halilovic había visto algunos minutos en el Dinamo de Zagrev, con el que debutó a los 16 años en la Uefa Champions League. Aunque su primer partido completo lo vi este verano en un torneo de pretemporada, en el debut de Luis Enrique con el Barcelona. No recuerdo lo que pasó en el partido (creo que el Barça ganó por la mínima) pero sí que tengo en mente los regates de Halilovic y su disparo al palo. La temporada no le va excesivamente bien al joven croata. Juega en el filial que coquetea con el descenso a Segunda B, y solo ha participado en un partido oficial con el primer equipo. Ha marcado algún gol bonito en esas diagonales que hicieron célebre a Messi, pero su participación en el equipo ha ido disminuyendo. El pasado fin de semana fue cambiado en el minuto 27, tras la expulsión de un compañero. Halilovic no se tomó bien el cambio y discutió con el entrenador y el delegado del equipo. Y da la sensación de que sus desplantes pueden impedirle jugar este fin de semana ante el Tenerife. Tras el incidente con Halilovic, Jordi Vinyals, el entrenador del equipo, dijo que se están perdiendo los valores de la Masía.
Daniele Verde acaba de debutar esta temporada con la Roma. El napolitano es un jugador astuto, poderoso en carrera y escurridizo ante los defensas. En su primer partido como titular, ante el Cagliari, dio dos asistencias. La semana siguiente vi el partido completo frente al Chievo Verona con la ilusión de ver a Verde en la última media hora. Pero Rudi García no le puso a jugar y tuve que esperar al partido frente al Parma. Al menos vi un gol de Totti, en un disparo desde la frontal; un recurso inagotable que ha alimentado la leyenda del capitán romanista. Sin embargo, Rudi García completó su gran tarde en el banco y sentó a Totti, que no ocultó su enfado al ser sustituido. La Roma acabó empatando el partido en Verona, al igual que frente al Parma en el Estadio Olímpico, la semana siguiente. Esta vez, Daniele Verde disputó unos minutos y, aunque bordeó el gol, no pudo romper la mala racha de la Roma, que ya ha perdido la estela de la Juventus en el Calcio. Verde ha alternado buenos minutos con el equipo romano y partidos sin mucho brillo. Le perjudica el mal momento de la Roma, un equipo al que le falta constancia para afrontar la lucha por el título. La plantilla giallorosa ha jugado muy en bien en fases de la temporada (probablemente la Roma sea el equipo que mejor fútbol ha practicado en los últimos diez años en Italia) pero siempre parece frágil ante el músculo de la Juventus. Una vez más la Vecchia Signora le ha derrotado con facilidad en la carrera por el Scudetto.
.
Sergio Gil debuta con el Real Zaragoza
No es casualidad que a Sergio Gil Latorre (Zaragoza, 1996; 18 años) sea uno de los nuevos descubrimientos del Zaragoza. La diferencia es que con Sergio Gil sí que tengo un lazo de unión -algo que no ocurre con los otros jugadores mencionados-. Le conozco desde hace muchos años (los dos vivimos en Garrapinillos) y es un canterano del Zaragoza, el equipo de mi ciudad. Es un chico sensato fuera de los terrenos de juego y posee un talento especial para domar el balón. Seguramente ya le había visto jugar de niño, pero la primera vez que presté atención a su proyección fue en el campo del Garrapinillos, en uno de esos rondos improvisados que se forman en los descansos. Poco después, supongo que en un diálogo que surgió en la banda, su madre hizo un resumen del último partido, cuando Sergio jugaba en el Club Deportivo Oliver. Contó que había marcado un gol de falta y sugirió, con cierto pudor, que el Zaragoza le estaba observando. No sé por qué pero atendí a la conversación con más interés que el partido que había ido a ver. Quizá ya entonces tuve la sensación de estar ante algo diferente. El Zaragoza le reclutó al poco tiempo y fue progresando en su cantera, e incluso algunos equipos grandes de España se fijaron en él. El año pasado lideró a la selección aragonesa que fue subcampeona en el Campeonato de España y ha sido convocado en dos ocasiones con la selección española sub 17.
Pocos años después de aquel descanso en Garrapinillos (4 o 5 como mucho), Sergio Gil acaba de debutar con el primer equipo del Real Zaragoza. En su primer partido en la Romareda jugó con descaro y despertó a una afición que necesita nuevos ídolos
[1]. El pasado fin de semana Sergio estrenó titularidad en el Sardinero, un campo con una gran tradición en el fútbol español. Actuó más pegado a la banda derecha y cuajó un buen partido. Incluso recuperó el balón del primer gol, que originó el penalti sobre Borja Bastón, un cazador del área. Sergio trabajó mucho, fue valiente en la disputa y mostró su buen toque de balón y su lectura del juego. Posee una facilidad innata para combinar y juega con la cabeza levantada, el signo que distingue a los futbolistas imaginativos. Maneja las dos piernas y tiene dinamismo en la elaboración y llegada al área. Al acabar el partido, Popovich supo valorar el trabajo de Sergio Gil y confirmó las buenas sensaciones que ha dejado en dos partidos: “Era arriesgado poner a un chico cuando llevábamos cinco partidos sin ganar, pero salió bien. (…) A mí me encanta tener chavales que sé que pueden responder a mi confianza. Ahora tendremos más opciones, pero Sergio tiene algo especial y lo hemos visto”.
.
.
Jorge Rodríguez Gascón.
0 comentarios