CINCO POEMAS DE CECILIA DOMÍNGUEZ
POEMAS DE “CUADERNO DEL ORATE, CUATRO MESES Y UN DÍA” DE CECILIA DOMÍNGUEZ LUIS, PREMIO CANARIAS DE LITERATURA 2015
TERCER MES
Día 2
Sonríen, sonríen los hombres de paso, abrazan al lobo y a la infiel novicia
y cuentan los dientes del mar en los muros.
La ciudad no desea su regreso, pero ellos sonríen
a sus cómplices de hojalata y a los ojos de las telarañas.
El día les concede licencia para atrapar el tiempo en las miradas temerosas.
Y hay que apretar los dientes para no caer en sus abismos.
¡Arriba, arriba, a la torre más alta que confunda sus nombres!
Y luego la caída,
y el graznar de los cuervos.
Día 9
No te diré lo que guardo bajo las losas del jardín
ni te confesaré el alcance del aroma de los eucaliptos.
Tampoco te revelaré el santo y seña que te abra las puertas de mis culpas
Serías la criatura más triste y huiría de ti hasta el almácigo bajo el que duermes.
Piensa en la velocísima lengua de los sapos que atrapa fuegos de artificio.
Mi exilio son estos bucles de la memoria,
esos umbrales que se abren en el lugar donde se cierran las conchas.
La palabra que fue o la que será
duerme en el vientre de las catedrales que cultivo, piedra sobre piedra.
Un faro, una luz que señale los pasadizos desiertos
será todo el tesoro de los santos y los corceles que a mi alrededor cabalguen.
Nada puedo decirte. Nombrar es el comienzo
y yo ya vislumbro el final del camino.
Día 20
Coser, coser: la cruz, el bastidor que suena.
Hay marcas de alfileres y agujas en los dedos de las madres.
Es bueno no estar cansado y no temer a las tempestades
ni a los anillos que ensartan el talle del viento.
Algunos se han marchado y no regresarán. Otros vendrán en brazos de un cometa,
sollozantes, vencidos en la caída de la tarde.
Traerán granos de arena para cegar las tormentas.
Tanto miedo se esconde detrás de sus máscaras,
que piden antorchas para la oscuridad de los rayos y los abanicos.
Es bueno abandonar esos lugares tristes, como el que hay detrás de tu cintura;
dejar que los búhos canten sus profecías sobre los tallos de la grama
y decretar un estado de sitio para los alféizares.
Las mujeres cosen vestidos para maniquíes y ángeles y se pinchan y sangran
al tiempo que salmodian: Coser, coser, la cruz, el tambor, las agujas.
Es bueno no ser búho ni profeta.
Día 23
Libérate.
Haz que salga toda la turbulencia, el fuego y la ceniza
y observa cada uno de los escombros sobre los que me levantaste
cuando yo sólo quería ser una parte invisible de la tierra,
un soplo que apenas perturbara el sueño de la hierba que pisas.
Si yo te tuviera, te diría el secreto de esa muerte que acude cuando la luz se apaga,
se desliza por mi lado y, en las cortinas, traza círculos que me aprisionan.
Pero sólo tengo este presente que se petrifica, como mis manos cuando te buscan,
y esta colina que contemplo, inamovible como los días perdidos.
Día 29
Por aquí. En fila
Las esfinges vigilan con los ojos vendados, y apenas se vislumbra tu cabeza,
al fondo de ese corredor de raíles y puertos.
Lejos están los que dibujan muros con antorchas y espinas,
y los ibis se disfrazan de guerreros
porque el tiempo no existe en el neón que nos deslumbra.
Hemos bebido el licor de los adeptos
y nos sabemos inermes para las miradas de los lagartos.
Pero ya han disparado las flechas y es llama y galope lo que viene de lejos
a confirmarnos en el centro del torbellino.
Poemas de Cuaderno del orate (cuatro meses y un día),
de Cecilia Domínguez Luis. Colección La Palma, Ediciones La Palma, 2014.
-Publico estos poemas por gentileza de la autora y del poeta y narrador Nicolás Melini. Mil gracias a los dos.
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