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Antón Castro

PEDRO BOSQUED: 'PIELES DE ITALIA'

PEDRO BOSQUED: 'PIELES DE ITALIA'

PEDRO BOSQUED PUBLICA 'PIELES DE ITALIA' EN CONFLUENCIAS

Pedro Bosqued es un escritor muy especial: es farmacéutico, un lector muy atento, ha hecho cursos de escritura, un viajero tranquilo y un espléndido y sutil cronista del Real Zaragoza.Desde hace varios años es asiduo colaborador del suplemento 'Artes & Letras' de Heraldo de Aragón. Ahora, en el sello Confluencias, con ilustraciones de Mar Lozano Reinoso, publica su primer libro: 'Pieles de Italia'. Aquí ofrezco un fragmento. El libro se presentará en Zaragoza el próximo día 28, a las 20 horas, en el Teatro Principal.


LA PIEL DE CREMONA. Por Pedro BOSQUED


    Como ciudad padana que es, su tejido no puede olvidar la piedra. La piedra que configura a las ciudades medievales, los burgos que tenían en sus torres, el punto de referencia. Cuando se llega a ella, se han atravesado varios pueblos con torres. Pero son muy peculiares, asemejan chatas; puede que sean coquetas, amplias de base, no necesitan erguirse para dominar la llanura. De hecho parece que se han acomodado tanto a la niebla que le tienen miedo al viento, por eso a lo mejor se hacen las remolonas a la hora de coger altura.
    Se la han dejado toda al Torrazzo, su nombre no puede esconder su fisonomía, la torre campanario más alta de Europa es también el faro de todos los violines que nacen aquí. Subirla, un antojo al alcance de casi cualquier zancada, sobre todo de las que después de tanto llanear piden mover la pierna en vertical. Después de visitar sus quinientos dos escalones uno comprende de qué está hecha la ciudad. De colores tomados, de un arcilla sangrado, de un gris ceniza, un blanco tocado de humedad, y un negro desacralizado que combina con todas las tonalidades. Si se tiene suerte y puede uno subirla sin gente, solo oirá el rastro de sus huellas en la piedra, a lo sumo oirá un bisbisear que le hará redoblar el silencio. Son las palomas que se mueven por el pasillo de su casa sin mirar a nadie, a su aire. Nada que ver con el ventoso que las lleva cuando alzan el vuelo. En la base, la torre es de planta cuadrada, lo que permite tener sensación de amplitud cuando las fuerzas aún acompañan. Se convierte después en una estructura de planta octogonal que obliga a subir a través de una escalera de caracol inesperada cuando se empezó el ascenso. Lo que sería su barandilla no es más que la piedra pulida por millones de manos que dan una sensación sedosa. Una agradable percepción para cuando la falta de oxígeno se empieza a acumular. Si uno se despista, su mano caerá en terreno arisco, se raspará y comprenderá lo que es salirse del camino. Otro tacto que nos aproxima a la lija que creíamos haber olvidado cuando los pupitres eran de madera y en las escuelas estaban los caminos marcados. 
    Cuando uno llega arriba entiende la piel de la ciudad. Sus construcciones la delatan, o mejor dicho, son tan manifiestas que hablan a las claras de cómo son. A la izquierda de la plaza los monumentos religiosos; girando la vista a la derecha, los civiles le recordarán lo que fue una ciudad rica e independiente. Cuna de los Amati, Guarneri y los Stradivarius. Este último apellido es delicia aparte. Salpicada de luthiers, uno no deja de maravillarse de la suerte que tiene Gaspar. El luthier de la plaza del ayuntamiento extrae la madera, la pule y después de encolar el futuro violín, levantará la vista para no intoxicarse y verá por enésima vez la fachada de la catedral y los ciento doce metros del Torrazzo que todo lo preside.
    Cuando Francesco Sforza y Bianca María Visconti presidieron su banquete nupcial en octubre de 1441, tomaron de postre el primer turrón cremonés. Con la forma del campanario de la catedral, el dulce se bautizó como Torrazzo —o Torrione—, de ahí el actual Torrone, el postre que no falta desde entonces en ningún mes del año. 
    Seguro que lo come el quiosquero que a mitad de mañana en mangas de camisa pero con bufanda deja su sustento con el cartel de Torno subito más feliz que unas pascuas. Pasa el tiempo para esta ciudad, aunque a veces no lo parezca y otras dé la sensación de que no lo hay, de que todos están ahí desde hace tiempo y por mucho tiempo, por no decir siempre. Han pasado ya muchas pascuas para esta piel reventada de años, pero no de achaques. Lo prueba que mira adelante con humor, peso y cafeína. En un edificio en reconstrucción se anuncia la apertura de un Café literario. Su reclamo, Dante y Dalí. Dos des para un café, dos personas hechas personaje que podrían sentarse en una mesa de café y olvidarse de él, o del de enfrente, o con el de enfrente crear lo que nuestra mente no alcanza. ¿Se imaginan su crítica de la cata de café?
    Mejor abandonamos sus callejuelas entre el olor a cola de pegar y a dulce de almendras. Cola dulce para pegar almendras. Nada que ver con el zumo de zarzaparrilla de los sitios donde las torres no se achatan, desafían a la niebla y dictan el ritmo. Aquí se tiene que esconder ante la exhibición de buen gusto de los lombardos con más perspectiva.


NOTA SOBRE EL VOLUMEN


'PIELES DE ITALIA'. DE PEDRO BOSQUED
Desde la coqueta Alessandria a la utópica Sabbioneta pasando por las ciudades estado como Siena o Mantua. Huellas que sus murallas dejan en el que las visita. Paseos voluntarios por ciudades que no necesitan publicitarse para demostrar que lo bello a veces no está bajo los focos, sino a un paso de nuestra voluntad de aprender. Con ilustraciones originales para cada ciudad-piel, un libro que deja en el lector la huella del buen papel. 

Un libro distinto, de viajes pero reposado, de percepciones pero de emociones, de prosa pero sin esquivar lo poético. Ilustraciones divergentes para textos que no pueden ni quieren converger. Pieles de Italia es un libro único que deja huella en cualquier piel sensible, la que cada lector lleva dentro. La que cada una de estas ciudades italianas dice sin proclamar. A veces en el medio está la virtud. Italia sigue siendo el país más visitado del mundo en número de turistas. Pero la gran mayoría se concentra en Roma, Florencia o Venecia. Es hora de ampliar el compás de la geografía italiana. Italia ofrece muchísimo más.

 'Pieles de Italia' va dedicado a lectores con curiosidad por viajar, y es un libro que encaja no solo en librerías de viajes, sino también en las artísticas, por sus ilustraciones tan marcadas, y en las literarias por su rasgo poético. También es un gran atractivo para los lugares donde están los Institutos italianos de cultura, escuelas de idiomas, literatura y viaje en cualquier rincón que aprecien las ciudades medievales bien hechas, mejor conservadas y aún mejor habitadas. 

 

Pedro Bosqued nació hace 363 años después de que Shakespeare acabase Romeo y Julieta. No solo por eso ama lo italiano. Tuvo algo que ver con que hay una Società Dante Aligheri donde se encontró por primera vez rodeado de terráqueos. Allí apareció Pedro en medio del páramo pendiente de cauterizar que es Zaragoza. Farmacéutico tras su paso por la olímpica Barcelona. Cursó el primer Máster de Narrativa de la Escuela de Escritores de Madrid. Colabora en el suplemento cultural Artes & Letras de Heraldo de Aragón. Finalista del IX Concurso Faes Farma de Relatos por El circo de los mejillones.
*Las ilustraciones son de Mar Lozano Reinoso. 
https://marlozanoreinoso.wordpress.com/

2 comentarios

Carmen -

¡¡Que buena pinta tiene!!

Que ganas de tenerlo en mis manos y poder disfrutar de él.

Un delicado escritor al que teniamos ganas de poder leer en papel.

Escuela de escritura creativa -

Un libro muy recomendable. Para sentir y vivir Italia, mientras leemos en una cafetería tomando un café italiano o tranquilamente sentados en nuestro sofá.