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Antón Castro

CARME RIERA: UN DIÁLOGO

Carme Riera: "El aullido de la Manada viene de lejos y es terrible"

La escritora y académica mallorquina fue pregonera en la Feria del Libro de Teruel y este viernes presentó su novela ‘Vengaré tu muerte’ (Alfaguara) en Los Portadores de Sueños.

Antón Castro12/05/2018 a las 05:00
  
  
  
Carme Riera dialogó con Ana Segura sobre su novela.
Carme Riera dialogó con Ana Segura sobre su novela.José Miguel Marco

Carme Riera publicó en 2016 ‘Las últimas palabras’, su novela sobre el archiduque Luis Salvador de Habsburgo, primo de la emperatriz Sissí, ese personaje que dejó una gran huella en Mallorca. Ahí contaba su vida, su condición de espía, sus amores con Catalina de Homar y exploraba algunos enigmas: entre ellos su compleja sexualidad y la existencia de algunos hijos, que quizá fuesen bastardos (¿eran del jardinero?), así como sus complejos: se sentía feo y gordo, recibió un intenso epistolario y fue un pionero, sin saberlo, del movimiento hippie.

¿Cómo le fue con ese libro?

En Mallorca tuvo mucho éxito. No he querido molestar a nadie y no sé si hubo enfados entre los descendientes o allegados. Si fuera así no me he enterado.

Y poco después decidió volver a la novela negra. ¿Que pasó?

Que no me gusta dejar los libros a medias. En 2004 empecé ‘Vengaré tu muerte’. Me embarranqué, la retomé en 2006 y se me fue quedando por ahí con 125 páginas. La retomé en 2016 y logré culminarla al año siguiente…

¿Ya estaba esa impugnación general que hace usted a la sociedad actual?

No exactamente. No vivíamos aún la situación tan crítica que vivimos de corrupción. Pero sí estaba ese personaje, Elena, esa primera persona que cuenta, esa mujer charnega, mestiza, divertida, fresca, que posee un gran sentido del humor y que cuestiona algunos estereotipos: por ejemplo, la tacañería de los catalanes.

Usted va más allá…

Lo intento. Esta mujer que estudia en los ateneos populares es la que, a través de su mirada, protagoniza una novela de denuncia, que suele ser una característica del género negro. La denuncia y la crítica. El ambiente general de la crisis es oscuro y terrible.

También es una novela sobre la culpa, ¿no?

Desde luego. Elena es una mala detective, se ha equivocado en un caso anterior y por esa equivocación suya dos personas han sido acusadas y encarceladas por un crimen que no cometieron. La culpa es muy femenina: la mujer es la culpable de que al hombre lo expulsasen del paraíso, se dice...

Aborda la violencia de género. Es difícil no pensar en la Manada… ¿Cómo vivió la sentencia?

Fatal. Con indignación, casi como todo el mundo. Pensé en el mito de Dafne y Apolo. Ya desde la antigüedad y desde los mitos, la mujer es carne de violación. El aullido de la Manada viene de lejos y, claro, ahora, en nuestro tiempo, nos parece un horror más que nunca. Es terrible.

¿Qué nos ha querido decir sobre la pedofilia?

Esta no es una novela de tesis, ni una novela didáctica, pero sí se toca el tema. Ese es un lugar oscuro, sórdido, son auténticas cloacas y se percibe con mucha nitidez en las redes sociales. Es un mundo peligroso que no emerge como debiera, y creo que los padres debieran estar más vigilantes de todo lo que hacen sus hijos en Facebook, Instagram, Twitter o Whatsapp. El espanto anida en las redes sociales y se manifiesta de manera impune.

También aborda la corrupción. Habla del 3% que aplicaba el presidente Jordi Pujol. ¿Cómo vive la situación de Cataluña?

Fatal. Estoy muy contrariada, aburrida, triste. No estoy segura de que tenga solución. A veces pienso que España ha sido el primer país europeo que perdió las colonias y sospecho que también va a ser el primero en desmembrarse, y luego seguirá el resto de Europa. A veces, no pienso eso.

¿Le diría algo al señor Rajoy?

Sí, claro. Él y otros, desde el Gobierno central, han sido incapaces de negociar y de explicar a los catalanes los beneficios que tiene estar integrados en la nación. También es un poco su fracaso.

Acaba de ser pregonera en la Feria del Libro de Teruel. ¿Cómo le ha ido?

Muy bien. Es la capital del amor y, ahora, la ciudad de los libros. Me he sentido muy bien tratada. En casa tenemos un gran vínculo con Aragón: se lee desde hace muchos años HERALDO todos los días. Mi marido, Paco Llinàs, escritor y científico, ya jubilado, es un enamorado de Aragón.

 

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