'DIÁLOGOS EN CAUTIVIDAD': LINA VILA
¿Qué pasa por la cabeza de una artista como usted tras hacer la exposición más importante de su carrera en el Paraninfo?
¿Seré capaz de continuar?
¿Cómo salió de ahí, con qué perspectivas?
Al ser una sala que tiene tanto público, pensé y así fue, que iba a tener una respuesta a mi trabajo de un número de personas considerable. Una de las experiencias más bonitas para mí fueron las visitas guiadas. El contacto con las personas y la reacción de éstas al ver las obras fueron muy importantes. Creo que los pintores tenemos siempre en la cabeza el cuento de la lechera, creemos que va a haber algo mágico que nos haga trabajar más, vender más, que nos “necesiten” más, pero es un cuento... Nuestra trayectoria, en general es muy lenta. Lo sé desde el principio. Por eso en mi caso no cabe la decepción: disfruto del momento y sigo viviendo y creando.
Decía hace unos días que casi tuvo una visión: la crisis que se avecinaba…
Totalmente. Desde que vi las imágenes de China en las que construían los hospitales a contrarreloj lo vi muy claro. Y empecé a ponerme muy mal. Un vacío tremendo se apoderó de mí. Era como si fuésemos a caer a un abismo. Y después con Italia era ya querer estar ciego si no lo veías. Pero en general no queremos ver las desgracias aunque las veamos venir. Los amigos, los alumnos, me decían que era una neurótica, que China estaba muy lejos...Yo estaba perpleja por como se lo tomaba la gente. Pero yo ya estaba comprando mascarillas. Y para no montar en el tranvía caminaba una hora y cuarto para ir a trabajar, cada vez que corregía a un alumno me lavaba las manos,... eso ya en enero, cuando los expertos decían que era como una gripe. Como una gripe....
¿Cómo ha vivido la pandemia, cómo la está viviendo?
Mal. Muy mal. Tantas muertes, tanta soledad, tanta confusión, tanta información contradictoria, tanta mentira,... pero sobre todo el sufrimiento de las personas que han muerto solas y el de sus familiares. Y no poder despedirlas como se merecen. Y tanto buenismo: todo va a salir bien. No, todo ha salido mal. Y tantas fábulas de vida que no soporto, tipo: los pájaros volverán a cantar, la tierra sanará. Que sí, que me importa el medioambiente, pero lo que más me importa son las personas. Y esto de que esta crisis nos va a convertir en mejores personas. Cuánta estupidez a mi juicio.
Usted vive en el campo, tiene terreno, flores, pájaros, huerto, jardín. ¿Habrá sido mucho más fácil la cuarentena, no?
Soy una privilegiada. Cuando vine a vivir aquí mis amigos se preguntaban cómo podía irme del centro de la ciudad; y en cambio ahora nos envidian. Es un lujo confinarse viendo el cambio de los árboles y las plantas, teniendo espacio para hacer un poco de deporte, para comer fuera con una sombrilla que te traslada a la felicidad del verano y para cultivar el pequeño huerto. Un huerto y unas gallinas ponedoras que nos servirán para autoabastecernos con la crisis económica que se nos viene encima. Pero es imposible abstraerse de lo que sucede.
Tiene el estudio cerca de la casa. ¿Cuál ha sido su relación con el taller, con la pintura, con el dibujo o el grabado?
En un principio era incapaz de coger un lápiz o un pincel. Me parecía absurdo con todo lo que estaba pasando. Incluso pensé que igual era el momento de dejarlo, de abandonar. Sí, lo pensé. Era mucha la desazón. Así que me puse a escribir un diario. Escribía en un cuaderno de Gallimard en el que estaba escrito en su primera página: “Quand on a le temps on a la liberté”, de Guillame Apollinaire. Y aunque en otro tiempo no hubiese podido estar más de acuerdo, ahora el tiempo no lo es todo. Fui entrando a días como por casualidad al taller y fueron volviendo las ganas de dibujar. Dibujar calma mucho. Creo que el dibujo y la lectura me salvarán de la locura y la desesperación.
Cuando se empezó a extender la onda expansiva, el miedo y la psicosis general, ¿qué pensó, se lo creía, tenía la impresión de qué vivías un mal sueño?
¡Claro que me lo creía! Alguien dijo que la vida es una pesadilla que hay que vivir despierto. Y esto es así. Y de hecho me confiné y obligué a mis "convivientes" a confinarse antes de que lo impusiera el gobierno.
Algunos artistas, por curiosidad y quizá por el afán de entender la situación, estudiaron casos semejantes en el arte, períodos de artistas sometidos al encierro. ¿Le pasó a usted, indagó en cuadros, vidas de pintores, períodos artísticos?
Llevo mucho tiempo haciéndolo. La mayoría de las mujeres creadoras a lo largo de la historia han estado confinadas. He leído algún relato como el de ‘Vacances Forcées’ de Roland Dorgelès, un relato de huida y confinamiento durante la Segunda Guerra Mundial. Y sigo leyendo memorias y biografías de pintoras. A mí el confinamiento en sí mismo no me angustia. Como decía el otro día Adam Zagajewski es como estar en un salvavidas en mitad del océano. En un bote salvavidas cómodo, agradable si no fuera porque desde él ves a personas que se ahogan pero no puedes alcanzarlas ni ayudarlas.
¿Cómo le marca a uno una pandemia así, aunque esté en unas circunstancia mejores que la mayoría?
Emocionalmente creo que es una herida que dejará una huella para toda la vida. Y eso que no ha acabado. Todavía podemos seguir perdiendo seres queridos y poder morir nosotros mismos también.
Estamos desamparados, el mundo ha parado de revoluciones, casi se ha detenido… ¿En esas circunstancias, es el arte secundario, casi un lujo, o estamos errados por entero?
Yo creo que el arte nunca ha sido ni será secundario. El arte es un reflejo del tiempo que nos toca vivir. En cualquier crisis se ha seguido creando. Como le decía antes, en estos testimonios que he leído sobre creadores en la Segunda Guerra Mundial, los artistas seguían creando en la medida de sus posibilidades. Aimé Maeght abría su galería en ese tiempo y los que podían compraban obras de arte. Es evidente que si no tienes para comer no tendrás para comprar arte... Los escritores seguían escribiendo, seguían analizando, seguían criticando. Por eso no entiendo cuando ahora se nos dice: ya habrá tiempo de analizar, ya habrá tiempo de criticar... Pero no estoy de acuerdo en que mucha cultura ahora sea gratuita. Entiendo que ha sido un acto solidario, pero la cultura es muy importante. Y más en la situación penosa en la que nos vamos a encontrar los pintores y creadores autónomos.
Perdone la provocación, pero ¿para qué sirve el arte en tiempos de la covid-19?
Para lo que sirve en cualquier momento. Para hacernos reflexionar, para provocarnos, para emocionarnos, para proporcionarnos belleza.
¿Cuáles son las premisas de futuro para una artista como usted, que ha ganado premios, tiene una trayectoria, etc.?
Buf, cuando una va cumpliendo años tu futuro se achica mientras que tu pasado se agranda. Así que le diría que en lo único que pienso es en poder ver a mis hermanos y a mis amigos, acercarme a oler el mar y poder hacer algún pequeño viaje. Después nada me gustaría más que dibujar y pintar. Me desesperaría llegar a los 50 siendo pintora y tener que buscar otro trabajo para poder subsistir. Pero puede ser. No sabemos aún el alcance de la crisis.
Había empezado a dibujar ancianas… ¿Por qué? ¿Percibió que los ancianos iban a ser las principales víctimas?
Esto ya nos lo decían nuestros amigos italianos. Están muriendo nuestros abuelos, nuestros padres, decían. Protegeos, decían. En Barcelona, en mi época de estudiante, estuve de voluntaria en residencias de ancianos y lo que vi fue tremendo. Dramático. Y de eso hace muchos, muchos años. Todas las muertes que se han producido en estos aparcamientos de ancianos unido al amor que siento por mi madre y a la que tengo prácticamente secuestrada para protegerla, me ha llevado a querer pintarlas y a hacer quizá pequeños homenajes y una llamada de atención sobre estos lugares que, sin duda, deberían estar más controlados.
¿Qué le incomoda de la gestión del Gobierno?
Prácticamente todo. Si yo, que no soy experta y no tengo información, iba viendo lo que se nos venía encima, creo que ellos lo veían mucho mejor que yo. No entiendo que no cerraran fronteras antes, no entiendo que se pudiera viajar a Madrid todo el tiempo, no entiendo que los estudiantes volvieran a sus casas en otras comunidades y salieran normalmente. No entiendo que no previeran material sanitario antes, que no compraran respiradores. Que China es muy hermética porque es una dictadura, de acuerdo. Pero en la era de mayor interconectividad no es posible que no se supiera. Y menos cuando ya teníamos el ejemplo de Italia. No entiendo que se convocaran las manifestaciones del 8 de marzo, que se permitieran los mítines políticos, los partidos de fútbol. Que se dijera que las mascarillas no protegían. Mentiras. Cuántas mentiras. No soy apolítica, pero ha sido una decepción grandísima .No sé si volveré a votar. Y creo que deberían juzgarse tantas negligencias. Han ido detrás del virus todo el tiempo en lugar de adelantarse. Y no sé si volveré a votar porque en lo que más me importa, que es la salud y en este caso la salud pública, no han tomado las medidas necesarias ... ¿cómo voy a confiar en medidas sociales, económicas o en medidas para el sector cultural? lo siento pero no. Ha sido tremendo. Una gran tristeza. Y cuando haces una crítica al gobierno entonces ya eres un facha. Es una verdadera pena este país.
Está muy decepcionada...
Les reprocho tantas muertes. De ancianos, de sanitarios, de tantas y tantas personas que tenían una vida por delante. Y no digo que otro partido lo hubiera hecho mejor, pero creo que falta mucha humanidad en los políticos. Mucha.
Ahora que los cita. Casi todos estamos conmovidos con la entrega de los sanitarios. ¿Qué le emociona de las reacciones y actitudes de la sociedad?
Me emocionan esos sanitarios, entre los que se encuentran amigos míos, que han cogido de la mano a esas personas que han muerto. Que les han dado el amor necesario para no morir en soledad. Me emociona la valentía de enfrentarse a la enfermedad asumiendo los riesgos sin los medios necesarios y con un sueldo mucho más bajo que el de otros profesionales, siendo ellos de los colectivos más afectados por el virus. Me emociona la solidaridad de esas personas que están llevando la comida a los ancianos que están solos en sus casas. Me emocionan las donaciones no solamente de grandes empresas y fundaciones sino también de personas anónimas.
Le han marcado mucho tu padre y tu abuela, a los que les has dedicado varios homenajes. ¿Son ellos como fantasmas que le impulsan a crear o a conversar en silencio?
No soy una persona creyente, pero sí que hablo con mis muertos. Con todos ellos.
¿Qué le queda a la mujer por hacer el en arte? ¿Ya está en condiciones de igualdad?
En absoluto. Precisamente estoy leyendo un libro que me mandó un buen amigo cuyo título es: ‘Las invisibles. ¿Por qué el Museo del Prado ignora a las mujeres?’ de Peio H. Riaño. y le podría escribir aquí muchos datos que demuestran que esa igualdad no existe. Hay que seguir trabajando en esta dirección, y más en épocas de crisis.
¿Ha seguidos descubriendo personalidades, actitudes, obras, de mujeres artistas, a las que siempre ha reivindicado?
Por supuesto. Tenía una pila de libros en francés de memorias, biografías y autobiografías de creadoras. He profundizado en la vida y obra de la arquitecta Charlotte Perriand, todo un descubrimiento. He conocido la fascinante vida de Nancy Cunard, he releído a Annie Ernaux. He leído los ‘Munkey Diaries’ de Jane Birkin y he leído y admirado varias obras de Romain Gary, que aunque no era mujer estaba muy influido por ellas (fue marido de la actriz Jean Seberg) y al que no había leído nunca.
¿Qué le paraliza más el miedo o la incertidumbre del futuro?
Es casi lo mismo. Siempre he pensado que con salud puedes hacer frente a cualquier adversidad. Así que te diría que paraliza más el miedo a no tener salud. Aunque en Francia, nuestros amigos nos dicen que va a matar más la crisis que el virus.
¿Qué puede y qué debe hacer la sociedad por los artistas?
Soy bastante escéptica en esta cuestión. Creo que hace falta mucha labor desde la educación temprana. Y pienso que ahora la sociedad va a estar en otra cosa. La sociedad en general y los gobernantes en particular tendrían que ser muy conscientes de que la cultura es también una industria que da trabajo a mucha gente. Y una ley de mecenazgo debería establecerse con urgencia.
0 comentarios