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Antón Castro

HA MUERTO EL CINEASTA JESÚS LOU

HA MUERTO EL CINEASTA JESÚS LOU

Ha fallecido el cineasta, operador de cámara y fotógrafo Jesús Lou (1957-2022), que procedía de Plou, al lado de Muniesa, en Teruel. Se instaló muy pronto en Zaragoza con su familia. Inicialmente, en su juventud, contactó con el núcleo de jóvenes cristianos y no tardaría en incorporarse al movimiento de objetores de conciencia.

Lector apasionado y cinéfilo, aficionado a realizar una lectura transversal de las artes y buen lector de la generación del 27 y de ‘La Edad de Plata’ de José-Carlos Mainer, no tardaría en pasar del cine al vídeo. Tanto Luis Felipe Alegre, actor y director del grupo teatral El Silbo Vulnerado, como el realizador Emilio Casanova lo conocieron muy bien y trabajaron con él. Alegre lo retrata así: “Yo creo que fue de los pioneros que dieron el salto del cine al vídeo y lo hizo con buen gusto y profesionalidad. Nuestros inicios están unidos a él, que hacía muchas cosas y era muy creativo”.

Casanova dice: “Hemos colaborado mucho. Recuerdo que en los 80 él trabajaba en una empresa en Madrid y yo estaba en Barcelona. Hablamos y vi que él tenía ganas de volver a Zaragoza: así lo hizo, yo también, y trabajamos en muchos proyectos. Recuerdo, entre otros, documentales y grabaciones sobre Antonio Saura, el grupo Pórtico, la obra mural de Goya en Aragón y diversos trabajos sobre restauración del patrimonio, proyectos dirigidos en ocasiones por Concha Domínguez”, dice Emilio Casanova. El director de películas sobre Ramón Acín o Pilar Bayona asegura que “con Jesús Lou y Blas Calvo hicimos un equipo y trabajamos mucho en los 80 y los 90. Y luego, ya a principios del siglo XXI, hicimos ‘Ramón Acín. La línea sentida’, la documentación y la base de datos de los fondos de Ramón Acín y su hija Katia Acín Monrás, y de toda la familia en general”.

Luis Felipe Alegre, objetor de conciencia, fue de sus primeros y más cercanos amigos con el guitarrista Gregorio Maestro, el fotógrafo Antonio Ceruelo, más tarde el director teatral Héctor Grillo, etc. “Jesús Lou hizo de todo con El Silbo Vulnerado: fue actor y salía a escena, fue productor, fue documentalista, yo diría que hasta el año 1995 o así de la compañía. En 1979 compramos una cámara con un magnetoscopio y él solía grabar los espectáculos. En su buhardilla de la calle Miguel Servet nos reuníamos allí para preparar un espectáculo de las ‘Coplas’ de Jorge Manrique”.

Otro de sus grandes amigos fue el escritor y cinéfilo Carlos Calvo, que lo fue visitar en varias ocasiones a los dos pueblos en los que vivió en los últimos años: Trébago, en Soria, y Bulbuente, en Zaragoza. “Sinceramente, creo que fue un buen documentalista, colaboró con el director José Miguel Iranzo y deja un legado valioso. No se lo tomó en serio del todo, era muy disperso, pero aspiraba a un cine total, y ha dejado piezas preciosas. A mí me gusta mucho ‘Aparición de la Virgen’, de lo mejor que se ha hecho en Zaragoza en cine documental”.

Eduardo Laborda e Iris Lázaro lo conocieron y lo trataron mucho: en Zaragoza, especialmente en las noches del bar Bonanza, con el poeta Manuel Forega y tantos y tantos otros artistas, y en Trébago, el pueblo de la pintora. “Jesús trabajó una década en el pueblo y dejó una buena imagen. Era creativo, emprendedor, llevó el bar, se encargó de la limpieza, atendía con cariño a los ancianos. Y la gente, de veras, lo quería mucho. Se implicó y se sintió muy cómodo allí”, dice, apenado, Eduardo Laborda. En los últimos años, se casó con una mujer de Georgia, y se trasladó a Bulbuente; fue allí, ante el majestuoso Moncayo, donde se le reveló el cáncer de vejiga que iba a acabar con su vida.

Uno de los trabajos de los que sentía más orgulloso fue la digitalización que hizo de la obra pictórica de Manuel García Maya. En ‘El pollo urbano’ recordó el regalo que le hizo al artista, bohemio y camarero del Bonanza: En 1999, junto con un grupo de amigos míos y también amigos de Manolo, realizamos un CD interactivo, titulado ‘Obra y zozobra’, sobre la figura y obra de Manuel García Maya. El objetivo de este CD era hacerle un regalo a Manolo para que dispusiera de gran parte de su obra fotografiada y catalogada mínimamente, añadiendo, además, datos biográficos, facsímiles de sus singulares cuadernos y algunas de sus músicas favoritas, entre otras cosas. Sólo se hizo un CD original que entregamos a Manolo para su uso y disfrute, diciéndole que si deseaba regalar el CD a algún amigo nos pidiera copias. Fueron, al final, seiscientas –sí, seiscientas– las copias que distribuyó Manolo gratuitamente entre sus amigos”.

 

*Este artículo se publica hoy en la web, en abierto, de HERALDO.

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