FÉLIX TEIRA COMENTA EN 'LETRAS LIBRE' MI LIBRO 'PERIFERIAS DEL DESEO'
https://letraslibres.com/literatura/anton-castro-y-las-periferias-del-deseo/27/07/2025/?fbclid=IwY2xjawL4radleHRuA2FlbQIxMQABHuBk2rauve3Hisr0e5gfCrwyElG0v3KcW-uXNGwXFfhLhDVnH_aH6SeRM9nz_aem_zmn_LKbVEibbmLMhhNxaEw
Antón Castro es un escritor y periodista con una sensibilidad singular que se pone de manifiesto en su nuevo libro de relatos, Periferias del deseo. Tal vez su peculiaridad provenga del mestizaje: un gallego que floreció en Aragón, donde se ha convertido, desde el suplemento Artes y Letras que dirige en Heraldo de Aragón, en la levadura cultural de múltiples proyectos. Del interesante mestizaje da cuenta la película recién estrenada Cariñena, vino del mar, dirigida por Javier Calvo. La fértil carrera literaria del autor –que recoge este miércoles 30 el Premio de las Letras Aragoneses, compartido con el ensayista José Luis Melero– se culmina ahora con este volumen de cuentos.
Spinoza asegura que el deseo es la esencia del ser humano, y el deseo es el motor de este libro. Periferias del deseo está compuesto por 64 cuentos divididos en cinco epígrafes: “Extravíos”, “A mi alrededor”, “Garrapinillos, “Antología de instantes, “Cómo me gustan las mujeres” y “Pasión a la intemperie”. El cuento es un género sutil y difícil, o aciertas en su brevedad o lo malogras. Antón Castro maneja con destreza la teoría de Piglia: en el cuento hay una historia aparente y otra oculta, que al final estalla. Semeja la emoción del jugador de póker que tiene un trío y pide una carta que poco a poco va descubriendo. La carta oculta puede trasformar la jugada. Castro cultiva este arte con maestría, por ejemplo, en “Un instante en la Alhambra”, donde el final del cuento es insólito. Y lo vuelve a hacer en uno de los mejores, “Cuento ruso”, en el que es difícil no enamorarse de la guía rusa Yelena. Los desenlaces sorprendentes o inusitados voltean la historia alumbrando una realidad desconocida, como sucede en el final turbulento de “Una aventura peligrosa”.
Los tres relatos mencionados pertenecen a los primeros apartados. En los siguientes, Castro juega a la brevedad. Utiliza la pluma como un pincel impresionista, que recuerda la pincelada de Berthe Morisot o Manet, un toque de color intimista ilumina un lienzo. Un ejemplo: la protagonista de un cuento observa la foto de sus padres y recuerda como el padre carpintero toma la mano de su esposa, la deja sobre su corazón y la acaricia hasta que la mano se queda dormida como una cardelina. En el apartado final, “Pasión a la intemperie”, surgen mujeres misteriosas, como “Rosa, Rosi, Rosalía”, la prostituta Ekaterina o la carnal Clara de “Una alquería en las afueras”. Finaliza el volumen con un guiño generacional: una mujer recuerda, cuarenta años después, al joven adolescente con el que bailaba durante el verano. Sonaba la canción Anduriña, el muchacho le besaba el pelo y se embriagaba con el perfume. La magia de los cuentos está construida con una prosa jugosa, colmada de sensibilidad de poeta, que salpica la narración (el mar parecía una animal airado/ le pareció sensual, dolía mirarla/ irreal, como el arrabal de un sueño…).
El conjunto de estos relatos, unos artificios cuidadosamente diseñados, desvela la esencia del autor: sus recuerdos de Arteixo y A Coruña, su pasión por la fotografía (ah, el fotógrafo de Lastanosa), el trasfondo de Teruel (Urrea de Gaén, La Iglesuela del Cid, Ejulve…). En resumen, Periferias del deseo es un canto a la vida, un gozoso repaso de circunstancias en forma de cuento en que aparece el embrujo de la niñez, los arrebatadores amores de la adolescencia, los viajes, los desengaños, el arte, la fotografía, la sensualidad polifacética de la mujer y el erotismo desatado.
0 comentarios