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Antón Castro

Temas aragoneses

PREMIOS LABORDETA. 2020

Marianico el Corto, Irene Vallejo, Julia
Dorado, Antón Castro, Casa Pascualillo
y las UCIS de los hospitales aragoneses:

VI Premios José Antonio Labordeta
La gala se cerrará con un homenaje a Joaquín Carbonell

El acto de entrega de la sexta edición de estos galardones se celebrará el lunes,
30 de noviembre, en el Teatro Principal de Zaragoza (19 horas). Entrada con invitación.

La gala se retransmitirá en directo por streaming en la página web de la Fundación, en sus redes sociales: facebook y Youtube, y en el siguiente enlace:https://www.mkstreaming.com/ https://www.mkstreaming.com/

El actor Miguel Ángel Tirado (Marianico el Corto), la filóloga y escritora Irene Vallejo, la pintora Julia Dorado, el periodista y escritor Antón Castro, Casa Pascualillo y las UCIS de los hospitales aragoneses han sido galardonados con los VI Premios José Antonio Labordeta. El acto de entrega de estos reconocimientos se celebrará el lunes 30 de noviembre, a las 19 horas, en el Teatro Principal de Zaragoza. La gala se cerrará con un homenaje a Joaquín Carbonell, reconocido cantautor aragonés íntimamente ligado a la vida y a la música de José Antonio Labordeta, que falleció el pasado mes de septiembre a consecuencia de la COVID-19. Aforo reducido al 25% y entrada al acto con invitación. La gala se retransmitirá en directo por streaming en la página web de la Fundación, en sus redes sociales: facebook y Youtube, y en el siguiente enlace: https://www.mkstreaming.com/ https://www.mkstreaming.com/

Este no ha sido un buen año para la sociedad española, como no lo ha sido para la mundial. Hay mucho sufrimiento detrás de una pandemia que no esperábamos y que ha dejado miles de muertos en nuestro país, vidas truncadas y proyectos interrumpidos. Por ello esta gala va a ser muy especial, porque lo que no ha matado este virus son las ganas de la Fundación José Antonio Labordeta de premiar y reconocer a las personas que han enriquecido nuestras vidas y las han hecho más llevaderas con sus creaciones, no solo en estos duros meses sino durante toda su trayectoria; personas e instituciones comprometidas con su tiempo a través del arte y de su trabajo.

Por ello, estos premios de ámbito nacional que organiza y otorga la Fundación José Antonio Labordeta llegan con más fuerza e ilusión que nunca para quedarse este año en Aragón, y reconocer y distinguir a personas, organizaciones e instituciones que han destacado por su labor profesional, esfuerzo y perseverancia en cada uno de sus ámbitos; pero también por su humanidad y su compromiso social. Este año los VI Premios José Antonio Labordeta han recaído en:

El actor Miguel Ángel Tirado (Marianico el Corto), que recibirá el premio a Toda una Carrera, por la calidad humana y el compromiso que ha mantenido desde hace 40 años con el oficio de cómico para hacer reír a varias generaciones. Como su personaje y alter ego en la exitosa serie “El último show”, este hombre de apariencia afable, testarudo, socarrón e inteligente, no ha dejado de perseguir sus sueños ni un solo día de su vida.









El Premio Aragón José Antonio Labordeta se entregará a Casa Pascualillo, un restaurante que durante ocho décadas ha sido un referente en El Tubo zaragozano. Ha sido un lugar de reunión, al calor de su cocina, de trabajadores, artistas, políticos, deportistas y gentes de todas las profesiones. Este mismo mes ha cerrado sus puertas por la pandemia. Sirva este premio como reconocimiento a él y a todos los negocios de hostelería y restauración que se han arruinado y han tenido que cerrar por esta misma causa.

La filóloga y escritora Irene Vallejo, que acaba de ser galardonada con el Premio Nacional de Ensayo, entre otros reconocimientos, por su obra “El infinito en un junco” (Siruela), recogerá el Premio de Literatura José Antonio Labordeta. Este libro genial y universal, que ya ha alcanzado una veintena de ediciones y se ha traducido a varios idiomas, ofrece un viaje personal, erudito e instructivo por la historia del libro y de la cultura en el mundo antiguo. Pero transmite mucho más: un sentimiento de colectividad en el que tanto la propia autora como quien la lee se reconocen. Es el amor al libro y el placer de la lectura contado como una hermosa fábula.

El Premio de las Artes se entregará a Julia Dorado y simboliza la lucha y la decidida entrega de esta mujer al arte. Premio Aragón-Goya por su trayectoria. Esta artista fue miembro del Grupo Zaragoza, vivió en Francia, Italia y Bélgica, y siempre ha estado en continúa investigación y búsqueda en las disciplinas de las artes plásticas que ha trabajado (pintura y grabado), apostando por la abstracción informalista, pero sin renegar de la figuración. Ha realizado más de cincuenta exposiciones individuales. Desde 2012 reside en Zaragoza.

El premio de Comunicación lo recibirá el periodista y escritor Antón Castro, por fomentar y difundir las actividades culturales, por dar voz a todas las artes, contribuyendo con ello al enriquecimiento del patrimonio cultural, bien desde la prensa, con su obra literaria o a través de su participación activa en diversos ámbitos de la creación artística y literaria. Por ello también se le concedió el Premio Nacional de Periodismo Cultural en 2013, entre otros galardones. Nacido en Galicia pero residente desde finales de los años 70 en Aragón ha ejercido su profesión de periodista en diversos medios de comunicación (hoy en Heraldo de Aragón y Aragón TV).

El premio a los Valores Humanos es para las UCIS (Unidades de Cuidados Intensivos) de los hospitales aragoneses. Sirva este galardón como reconocimiento a la gran labor de todo el personal sanitario que ha luchado y lucha contra esta pandemia con la medicina, pero también con su humanidad, cercanía y compañía a los enfermos.

Los premios se entregarán en una ceremonia presentada el actor y humorista Jorge Asín. Como ya es habitual, Luis Grañena realizará un dibujo-caricatura para la presentación de cada uno de los galardonados. A los premiados se les entregará un busto de José Antonio Labordeta, realizado en acero corten e inspirado en las esculturas de Pablo Gargallo.

El acto contará con música en directo a cargo de la cantante turolense Isabel Marco, junto a Alfredo González al piano y coros, quienes que acompañará la gala con la interpretación de temas de José Antonio Labordeta y el hermoso tema de Joaquín Carbonell “Quisiera darte el mar”, en la parte de su homenaje.

Estos premios cuentan con la colaboración de: Ayuntamiento de Zaragoza, Gobierno de Aragón e Ibercaja.

SEMBLANZA DE LOS PREMIADOS

Miguel Ángel Tirado (Marianico El Corto) nació en el barrio de Torrero de Zaragoza en 1949. En 1982 comienza su carrera artística como actor cómico participando en programas de Radio Zaragoza y en locales de su ciudad. Desde 1986 hasta 1989 actúa en el teatro Lido y ese mismo año participa en programas de TVE como "Directo en la Noche" o "Si lo sé no vengo”. En 1990 se hace muy popular por su participación en el concurso de humor "No te rías que es peor" en el que estaría hasta 1993.











Desde entonces hasta el 2000, participa en los elencos de diversos programas y cadenas, desde "Sonría, por favor" a "Gran prix del verano" y "¿Qué apostamos?". También compagina estas intervenciones con revistas musicales, muchas de ellas con el grupo baluarte Aragonés. En 2013 llega un nuevo éxito al copresentar el programa de Aragón TV “Me gusta Aragón” junto a Adriana Abenia. El programa arrasa en audiencia y se convierte en historia del canal autonómico. Para esta misma cadena, en 2020 produce y estrena la serie “El último show”, una comedia dramática en la que Tirado interpreta una versión ficticia de sí mismo.

El personaje de "Marianico El corto" le ha dado a Miguel Ángel Tirado una vida de actor, de reconocimiento y el cariño del público. Nace de la identificación de Tirado con el hombre de campo de su tierra. El nombre de "Marianico” tiene su origen en el nombre de su abuelo y en la escasa estatura del actor, 160 centímetros. Ataviado a la típica usanza de campo: camisa blanca, chaleco, faja roja y boina. La forma de hablar, con acento de Aragón, complementa el personaje humorístico arraigado en el sentir del pueblo aragonés y su forma de percibir el mundo.

Casa Pascualillo. Desde don Pascual a Guillermo Vela Álvarez han pasado tres generaciones de restauradores (81 años en manos de la misma familia), que hicieron de Casa Pascualillo en la popular zona zaragozana de El Tubo un lugar de encuentro entre la cultura y el buen comer, un lugar de reunión de trabajadores, artistas, políticos, deportistas y gentes de todas profesiones en torno a la mesa. Premio a la mejor cocina familiar 2008 de Aragón, otorgado por la Academia Aragonesa de Gastronomía, El Tubo se ha quedado este martes sin uno de sus bares más antiguos, porque ha tenido que echar el cierre debido a la crisis económica que ha provocado la actual pandemia.

No es la primera vez que Casa Pascualillo tenía problemas económicos, a mediados de los años 80 también pasaron algún bache, sin embargo, supieron sobrellevarlo, pero esta crisis ha sido aún mayor y no han podido hacerle frente. Se pone fin así a un santo y seña de la zona de bares más famosa de Zaragoza, un bar en el que triunfaron sus menús asequibles, sus cocidos de los jueves y, sobre todo, las ’cigalas de la huerta’, esos ajicos tiernos fritos con sal gorda, que se convirtieron en su tarjeta de presentación.

Irene Vallejo (Zaragoza, 1979). Doctora en Filología Clásica por las universidades de Zaragoza y Florencia, su labor se centra en la investigación y divulgación de los autores clásicos. Compagina esa labor con su actividad literaria. Fruto de ella es el libro “El infinito en un junco” (Siruela), todo un best seller con el que ha obtenido el Premio Nacional de Ensayo de 2020, entre otros galardones, y en el que narra la historia del libro y de la cultura en el mundo antiguo “desde una magnífica capacidad narrativa, la autora conjuga rigor y sentido histórico en el contenido con un extraordinario gusto por la escritura, y proyecta una mirada fresca que va más allá del ensayo e incorpora elementos de otros géneros, sumando nuevos lectores a un tipo de literatura cuyo público crece día a día”.

En 2011 publicó su primera novela, “La luz sepultada”, una historia de suspense. Su segunda novela fue “El silbido del arquero” (Contraseña), en la que plantea una historia de aventuras y amor, ambientada en tiempos legendarios, recordando a los conflictos contemporáneos. También ha cultivado la literatura infantil y juvenil con las obras “El inventor de viajes”, ilustrada por José Luis Cano, y “La leyenda de las mareas mansas”, en colaboración con la pintora Lina Vila. Colabora en los periódicos Heraldo de Aragón y El País, con artículos en los que mezcla temas de actualidad con enseñanzas del mundo antiguo.

Julia Dorado (Zaragoza, 1941). Pintora y grabadora. En 1955 comienza sus estudios en la Escuela de Artes y Oficios de Zaragoza y en 1965 se titula por la Escuela Superior de Bellas Artes de Barcelona, obteniendo el título de profesora de Dibujo. Antes, en 1963, se integra al Grupo Zaragoza. Tras disolverse el grupo, en 1966, marcha a París para trabajar en nuevas experiencias pictóricas. Vive en Barcelona t cursa estudios de litografía y grabado en metal en sus diferentes técnicas. Ilustra diversas publicaciones, viaja por diferentes países y en 1981 abandona la docencia para dedicarse a pintar. Vive en Italia desde 1982 a 1985. En 1988 fija su residencia en Bruselas. Regresa definitivamente a su ciudad en 2012, año en el que recibe el Premio Aragón-Goya.











Ha realizado más de 50 exposiciones individuales, entre ellas las muestras protagonizadas en el Palacio de Sástago y en La Lonja de Zaragoza. Julia Dorado ha procurado no encasillarse nunca y siempre ha estado en continúa investigación y búsqueda. Es una pintora que se mueve en la abstracción informalista, pero sin renunciar a la figuración, especialmente en su obra gráfica, También ha practicado el collage y el texto como fondo de las pinturas.

Hay que destacar que donó al Museo del Grabado de Fuendetodos una parte de su obra gráfica en la que se destacan dos periodos: el de 1965 a 1969 realizada entre Zaragoza y Barcelona, y el que se desarrolla en Bruselas entre 1993 y 1998.

Antón Castro. Antón Castro es escritor y periodista. Nació en Lañas-Arteixo y reside en Zaragoza desde 1978. En el verano de 1987 ingresó en ‘El día de Aragón’, y ahí empezó su carrera en la sección de cultura, y dirigió la segunda época del suplemento literario ‘Imán’. Pasó a ‘El Periódico de Aragón’, y coordinó la sección y los suplementos ‘Rayuela’ y ‘La Cultura’. En 2001 ingresó en ‘Heraldo’, donde asume el suplemento ‘Artes & Letras’ desde entonces, casi 700 números. Ha trabajado en radio y televisión. En Aragón Televisión dirigió 280 emisiones de ‘Borradores’, colaboró cuatro temporadas en ‘Por amor al arte’ y ha conducido tres temporadas de ‘Sin cobertura’, el programa de Javier Calvo Torrecilla sobre la despoblación y la memoria del mundo rural. En 2013 fue galardonado con el Premio Nacional de Periodismo Cultural por su difusión de la cultura en la prensa y la televisión, así como en su blog y en sus perfiles de redes sociales.

Ha firmado más de una treintena de libros: poesía, relato, novela, historia, periodismo, cine, fotografía, deporte y arte. Se considera, ante todo, un contador de historias. Y reconoce a José Antonio Labordeta como un amigo, un modelo de ser humano y un maestro necesario.

HOMENAJE

Joaquín Carbonell. El músico turolense, periodista y escritor Joaquín Carbonell (Alloza, Teruel, 1947) es, sobre todo, una figura clave en la música popular aragonesa. Falleció este mes de septiembre, víctima de la COVID-19, a los 73 años de edad. El año pasado, el 2 de diciembre de 2019, celebró en el Teatro Principal de Zaragoza sus 50 años en la música, en un emocionante acto que dio lugar a un libro-cedé con sus canciones y sus evocadores textos Recibió la Medalla al Mérito Cultural de Aragón en 2019, entre otros galardones. El cantautor había comenzado antes del confinamiento una gira de actuaciones para celebrar sus 50 años sobre los escenarios.

Como cantante es un referente de la música de autor en Aragón y en España junto con otros artistas como José Antonio Labordeta, que le influyó notablemente desde su adolescencia y con el que mantuvo una gran amistad y fue compañero de escenario. “Pero Joaquín, no solo llegó a la canción popular empujado por el autor del Canto a la libertad sino que creció a su lado, formando parte del trío de oro de la canción popular aragonesa de los setenta, junto a La Bullonera, removiendo conciencias y lucha social junto a él y siendo parte de su club de amigos selectos.

Carbonelll se consideraba un "intruso en este oficio tan disparatado" del arte, pero recorrió todas las capitales de España y llegó a grabar más de 150 canciones en 15 discos, entre ellas la extraordinaria ”Me gustaría darte el mar” con la que siempre se emocionaba, además de publicar varias novelas, poemas, tres biografías y algún ensayo.

Entre sus obras literarias destacan títulos como “Un tango para Federico”, “El artista” o “Querido Labordeta”’, en la que retrata a José Antonio Labordeta, quien fuera su profesor y compañero de escenario en los últimos años junto a Eduardo Paz, del grupo La Bullonera, con los que grabó el disco “Vayatrés”. Asimismo, en los últimos años también formó parte del grupo Los Tres Norteamericanos, con Gran Bob y David Giménez. La muerte interrumpió varios proyectos como la redacción de sus memorias y la realización de un documental sobre el colegio San Pablo de Teruel, en el que conoció a José Antonio Labordeta.

La Fundación José Antonio Labordeta es una organización sin ánimo de lucro que tiene como objetivo principal recordar, estudiar, preservar y difundir la obra, el pensamiento y la memoria del escritor, músico y político aragonés. Horario para visitar su sede (C/ Mariano Barbasán, 5, entrada por C/ Latassa): de lunes a viernes de 10.30 a 13.30 horas. Entrada: 1€.

MIGUEL ANGEL MOTIS: UN DIÁLOGO

MIGUEL ANGEL MOTIS: UN DIÁLOGO

El historiador y profesor de la Universidad de San Jorge Miguel Ángel Motis Dolader, uno de los grandes expertos en judaísmo y director del proyecto Sefarad, publica ’Vivencias, emociones y perfiles femeninos. Judeoconversas, inquisición en Aragón en el siglo XV’ (Dikinson S. L.).

 

¿Cuál es el punto de partida del libro, qué te interesaba contar y analizar?

Aunque parezca paradójico en un comienzo pretendía escribir una novela histórica –aspiración que mantengo viva– inspirada en los cerca de quinientos procesos inquisitoriales que he consultado a lo largo de mis años de estudio. Si bien, consideré que si me doctoraba previamente en Antropología, esa disciplina, unida a la Historia, me daría una visión mucho más plural y poliédrica para analizar las personas que discurrían ante el tribunal del Santo Oficio. En suma, quería analizar a través de las manifestaciones de mujeres singulares, a través de sus propias palabras, su mundo interior, sus miedos y anhelos, no meros arquetipos. Dicho de otro modo, una historia de los sentimientos femeninos en un contexto muy determinado.

-Se constatan, desde las primeras páginas, lugares comunes, que se creía que “la mujer es inferior al hombre, pues procede de él y le está subordinada”. Sin embargo, el libro es casi una demostración de lo contrario ¿no?

Es absolutamente cierto, la monografía creo que rompe, en buena medida, con el tópico de una mujer dependiente que pasa de la tutela del padre a la de su marido. Son mujeres capaces de afrontar su propia vida, especialmente en el hogar, pero no solo, donde una parte sustancial de esa autonomía la obtienen gracias a las redes de sororidad, de la amistad femenina. Curiosamente las viudas, que son las protagonistas de mis historias, gracias a los fueros de Aragón, que les permite administrar los bienes de su marido, se convierten en auténticas mater familias, en las rectoras de la unidad familiar, no solo en lo que respecta al destino de sus hijos sino en la asunción de las riendas económicas que ahora lidera.

-Recuerdas que hasta la Cábala sostenía que “el mal habita en la mujer”. ¿Cómo se llega a una consideración así?

En realidad, en el primer relato bíblico (Génesis 1,1-2,4) al narrar la creación del ser humano, se utiliza la expresión «carne de mi carne y hueso de mis huesos», lo que implica idéntica naturaleza de mujer y hombre; una identidad de destino y de dignidad. De hecho, la Shejiná, expresión de la presencia de la Divinidad, es femenina. Es solo tras la influencia de la mitología helenística cuando la versión más tardía (Génesis 2:4-3:24) establece la prelación «primero Adán, luego Eva», asumida por la literatura rabínica y escolástica, consolidando la preeminencia del varón, siendo el pecado original el inicio de una valoración moral entre varón y hembra. A partir de entonces en la narrativa de la Europa Occidental late una evidente misoginia, fundada en el patriarcado de tradición grecorromana, que se afianza en las tres religiones del Libro, respaldada por la patrística, la mística alegórica de la Cábala, o la teología islámica.

-¿Por qué eran ellas las depositarias de las creencias?

El judaísmo impregna toda la vida de la persona, no deslinda creencias o prácticas religiosas de su existencia cotidiana. Es además, una religión que se vive en comunidad y especialmente en el hogar, que es verdadero santuario para las mujeres, no tanto en la sinagoga, a la que los varones sí tienen obligación de asistir. A la mujer se le encomiendan los mandatos que tienen que ver con lo doméstico y la familia. Incluso es ella quien enciende las velas del Sábado con las que se inicia al atardecer, en que aparecen las primeras estrellas, esa jornada santa. Es ella quien inicia a sus hijos en las primeras oraciones y cánticos, educa sus sentidos, en la observancia de los ayunos y en el sentido de las celebraciones… En las fiestas se exaltan los valores femeninos de la casa, la familia, el linaje, lo interior, lo íntimo, máxime cuando son las que elaboran los alimentos, que constituyen un material simbólico de lo sagrado. Lo cotidiano se transforma mediante el ritual; lo doméstico se transforma en público al colectivizar el festejo. Eres judío por ser hijo de una madre judía, no porque practiques el judaísmo, de ahí la importancia de la familia y la memoria. El judaísmo quizás más que una religión de Dios es una religión de la Palabra.

-¿Qué traumas conlleva la conversión y por qué siempre las conversas, especialmente, estaban bajo sospecha?

Aunque nunca es acertado generalizar, de ahí que una parte de la Tesis que espero publicar en breve, contempla las microhistorias de cada biografía, porque se pierden los matices, los varones son más pragmáticos, ya que con la conversión pueden alcanzar todos los derechos que contemplan los fueros y convertirse en súbditos aragoneses, no solo vasallos del rey, escalando una parte de ellos puestos significativos en la elite mercantil del Reino. La mujer, por el contrario, es más doméstica, no le encuentra sentido cambiar de un cosmos de valores en el que se siente acogida, y lo hace muchas veces por proteger a sus hijos, mantener unida la familia o no quedar desamparada tras el bautismo de su marido. La conversión para muchas de estas personas supone perder su identidad y prescindir de unas prácticas que le confieren seguridad; sentir que la familia, los amigos y los vecinos pasan a ser extraños. Los inquisidores suelen decir que cuando las mujeres se reúnen sin presencia masculina se dedican a “confabular”, lo cual es de por sí sospechoso.

-¿Por qué se daba ese fenómeno de la conversión al cristianismo, que solía acarrear, tal como escribes, “efluvios de llanto”?

La conversión supone una transmutación del universo de las creencias y de los valores, muchos de los cuales –la Trinidad, la virginidad de María, la crucifixión, la eucaristía, el sacramento de la confesión, los santos, etc.– eran incomprensibles e, incluso, chocaban frontalmente con sus convicciones más íntimas. Una vez que toman el bautismo, son dejadas a su suerte y no reciben catequesis, sin embargo, mantienen los vínculos parentales, amicales y profesionales con los judíos. Así, sienten una profunda melancolía pues es una especie de renuncia a su identidad. Se sienten transterradas; en una periferia mestiza, nómada. Muchas necesitan apaciguar su llanto con otras mujeres como ellas, necesitan su consuelo. De hecho, es habitual su retorno a unas costumbres, a su cultura, pues son las únicas que conocen y dan sentido a su presente.

-¿Por qué te has centrado, sobre todo, en 24 viudas?

Antes de comenzar la investigación necesitaba seleccionar el perfil de las personas específicas, para ello partí de una serie de premisas. En primer lugar, escogí la década 1484-1492, por ser el período fundacional, y porque todavía no se había promulgado el destierro de Sefarad, de modo que conversos y judíos seguía compartiendo espacios. Además, son conversas de segunda generación, es decir, sus padres eran judíos, de modo que el judaísmo lo conocían solo a través de los ecos de la infancia; de ahí su necesidad de recordar olores (el potaje o hamín) o sonidos (las salmodias) de la niñez. Tercero, quería centrarme un tipo de conversa triplemente marginada por ser mujer, descendiente de judíos y viuda.

¿Por qué se da ese ensañamiento de seres marcados, por lo general, por la indefensión? Cuentas que les expropias casi todo y se vende en almoneda pública…

Gran parte de las viudas son penitenciadas –las sentencias absolutorias son mínimas–tras abjurar de sus errores públicamente en el interior de las iglesias o en los Autos de Fe, aunque las sospechas de judaización fueran leves. Ello entrañaba, por lo común, el que gran parte de sus bienes –con los que debían alimentarse en sus estancias en la Torre del Trovador o en las cárceles episcopales–fueran confiscados, colocándolas en una situación de pura subsistencia. Ello les sitúa en el umbral de la pobreza, cuando no en el ostracismo social, obligándolas a la reagrupación familiar tras perder su casa y trasladarse al hogar de sus hijos, padres, yernos o suegros. La situación es más desesperada cuando ejecutan también los bienes del marido y del progenitor, al punto de que será la Inquisición quien tenga que proveerle de alimento y suscriba las dotes de sus hijas doncellas.

-Dentro del carácter micro biográfico del volumen, hablas de la importancia de la intimidad, de las cocinas, de relaciones más o menos secretas de puertas a dentro. ¿De qué eran sospechosas?

En la intimidad del hogar las mujeres recobran su voz al encontrarse con otras mujeres con las que se sinceran. Las sospechas nacen muchas veces en la mente de los inquisidores o en la celosa vigilancia que son sometidas por sus vecinas, para quienes lo que no está presente en el espacio público es sospechoso. Es en la intimidad femenina donde siguen reconociéndose a través de celebraciones como el sábado, la alimentación, la oración -las judías oran cantando- y las creencias compartidas. Las confidencias circulan con mucha fluidez en los ámbitos privados, pues ellas encuentran en la palabra escuchada la intimidad emocional que precisan. Esos son momentos claves para mi investigación porque hablan en primera persona del femenino singular sobre su constelación de creencias, frustraciones, aspiraciones…

-¿Cómo se materializaban las herejías? ¿Cuáles eran esas prácticas mágicas que movilizaban al Santo Oficio?

El Santo Oficio persigue no tanto la herejía como a los herejes, donde la heterodoxia se fija mediante estereotipos construidos sobre manifestaciones externas, equiparando costumbres y creencias. Es decir, interpretar el fuero interno a través de un vademécum de conductas. No obstante, a lo largo de estas páginas creo que demuestro que la anatomía de sus supuestas herejías predomina no un componente dogmático o doctrinal, sino cultural y creencial, pues practican y apelan a ritos y creencias transmitidas de generación en generación, como los usos culinarios, la observancia sabática, los ayunos o las normas de pureza. A ello se unen los lazos de socialización que les permite paliar la soledad, la melancolía, la añoranza o la tristeza. Muchas son prisioneras de su pasado o su vulnerabilidad radica en ese tiempo pretérito de su vida ya vivida, donde nada pueden hacer por reconducirlo, pues se les juzga en ocasiones por lo que fueron, no por lo que son o desearían o hubieran anhelado ser.

-¿Cómo actuaba el Santo Oficio, cómo era ese radar complejo del sistema de escuchas?

Desde que se proclama el Edicto de Gracia, que disponen de un tiempo, en torno a cuarenta días, para declarar cuando se instala el tribunal en la ciudad y auto inculparse. Sin embargo, la conversa cae en una trampa letal, pues no solo debía confesar las prácticas heréticas -en gran medida prácticas culturales que aprendieron de sus madres, hermanas y abuelas-, con la garantía de aplicarle una sentencia más leve, sino que tenía que identificar las personas que hubieren participado en dichos actos. Bastaba con la mera sospecha que propagaba el virus de la murmuración y de las denuncias anónimas. De ahí que los inquisidores preguntaran si sabían, presentían, habías visto o había oído decir, considerando pruebas inculpatorias la pura subjetividad de las conductas.

-¿Cuáles son las historias que te parecen especialmente conmovedoras, marcadas por una arbitrariedad violenta, sin piedad?

Se aprecia una relación dialéctica –un pugilato desigual– entre la procesada y el inquisidor, que se traduce en un juego de estrategias. El magistrado imparte justicia basándose no solo en la doctrina sino en sus propias convicciones, en su percepción valorativa. Saben que luchan por su vida, que deben seleccionar los episodios de su línea argumental, minimizando los efectos de un enfrentamiento –la resistencia pasiva es la primera vía–, sin que se descubra la estratagema. Se trata de sortear la presión para no denunciar a familiares y amigos, buscando la benevolencia y el perdón del magistrado, pero sin simular (fingir) o disimular (ocultar).

-¿Cómo se podían salvar las mujeres, en qué casos eludían la cárcel?

Es cierto que las penas son más leves en el caso de las mujeres -la condena a la hoguera es muy superior entre los varones- y que la cárcel muchas veces se limitaba a un confinamiento en casa o en la ciudad, y transcurrido cierto tiempo se podía condonar por determinadas misas y rezos. En la confesión se describe un discurso patriarcal, disfrazado de paternalismo, donde las conversas al dirigirse a los magistrados acatan –o fingen hacerlo– la jerarquía institucional, colocándose en un plano de inferioridad al invocar clemencia y su condición de pecadoras con el fin atenuar la condena. Superando la primera fase de confusión, tras su detención, reconstruyen su discurso, en muchas ocasiones ayudadas por otras mujeres que comparten celda y que le brindan su experiencia. En un mundo pleno de gestualidad, el inquisidor quiere percibir señales que delaten que el dolor es verdadero y no fingido, entendiendo que las lágrimas lavan la culpa y la redimen; que el magistrado escuche lo que desea que brote de sus labios.

-En el libro se ve, que el fenómeno de la sospecha y la persecución se daba en todo Aragón: en las tres provincias, en Calatayud, Daroca, Monzón…

Desde sus inicios el Santo Oficio no necesita un gran despliegue de medios. Se basa en el conocimiento de la naturaleza humana tan dada al rencor y la delación. En cada ciudad o villa importante de Aragón, en las primeras décadas -más tarde se racionalizará la planta de los tribunales en Zaragoza y una porción de las tierras turolenses pasarán a depender de Valencia-, se instala un tribunal de distrito permanente o itinerante que recopila información a través de unos recursos mínimos (inquisidores, párrocos y familiares) y especialmente de los vecinos, que dispensan una inagotable fuente de información, paliando la precariedad de los medios con que contaba. La Inquisición logró desarticular numerosos linajes de conversos en aquellas localidades en que habían accedido a la oligarquía ciudadana y a los cargos concejiles. Fue especialmente contundente en Teruel por su defensa de los fueros.

 

-¿Servía de algo, de verdad, la confesión?

Debemos diferenciar dos confesiones: la sacramental -en la que los conversos, como gran parte de la sociedad cristiana, no creen- o la judiciaria. En la primera el inquisidor puede comportarse en este período como un confesor y suele ser más magnánimo, pero esta instancia desaparece cuando se ha producido la acusación de un tercero o a llegado a oídos del tribunal. La confesión y la abjuración ante el tribunal, para que surta algún efecto, tiene que ser persuasiva, convencer al fiscal y al magistrado, utilizar determinados códigos -asumir el castigo, suplicar misericordia, llorar, ponerse de rodillas, reconocer la naturaleza pecadora de la mujer- de su sinceridad. Si eso se produce puede evitarse la cárcel y la confiscación de la totalidad de los bienes.

-¿De qué eran culpables, si pueden decirse así, estas mujeres desamparadas? Les recriminan, incluso, que defiendan a los padres y a sus hijos...

En la Inquisición prima el principio de la presunción de culpabilidad, donde la mera sospecha podía ser causa de incriminación y donde las acusaciones eran secretas. Esas mujeres debían defender su inocencia, ante unos inquisidores son expertos en fracturar solidaridades una mera delación supone que se desmorone la cohesión de todo un linaje o una familia. Llama poderosamente la atención que una delatora muy valiosa para el tribunal es el servicio doméstico, ante cuyos ojos nada se puede ocultar, sin olvidar a sus antiguos correligionarios que, por ende, no estaban bajo la jurisdicción inquisitorial. Son ellos, y no otros, los que podían identificar perfectamente las conductas calificables de herejía. Es probable que sin la Inquisición, con un poder fabuloso, ya que controlaba el fuero interno de las personas, los conversos se hubieran ido paulatinamente integrándose en el tejido social, como venía sucediendo desde comienzos del siglo XV.

-¿Cuál es la lección para nuestra vida contemporánea de un libro como este?

Los libros de historia siempre tienen plena actualidad porque contamos el pasado desde la hermenéutica del presente para nuestros contemporáneos. Por sintetizarlo en dos ideas: el ser humano comparte los mismos miedos que el siglo XV, como es la soledad o la fragilidad humana, en segundo lugar, si somos capaces de empatizar y comprender al Otro, al distinto, podemos ver en ellos una parte de nosotros mismos. Es lo que denomina el desembarco en el nosotros. Se aprecia que tanto judíos, cristianos y musulmanes comparten unos fundamentos éticos que derivan de la Ley de Moisés.

-¿Cómo ha sido tu investigación, qué revelaciones esperan en los archivos y en los documentos?

Si Borges manifestaba que imaginaba el Paraíso como una inmensa biblioteca, al modo en que la describe magistralmente la de Alejandría Inés Vallejo, yo añadiría una insondable estancia con los documentos que ha habitado la Historia, pues a través de sus escrituras se ahonda en sus memorias, en sus recuerdos y sus realidades. Cuando entras en un archivo, pierdes la noción del tiempo y eres capaz de trascender los siglos para encontrarte con tus personajes y dialogar con ellos. La Historia no solo requiere fuentes sino imaginación, necesita imagen y palabra, pero ante todo necesita el milagro de la escritura como huella de su existir.

-Sé que es una pregunta difícil, porque sería para escribir cientos y cientos de páginas… Si tuvieras que decirlo en un telegrama, ¿cómo era aquel siglo XV, donde todo el mundo recela y tantos y tantos delatan?

El siglo XV, donde la ciudad es un mundo abreviado, es una centuria paradójica. De un lado eclosiona de modernidad pues comienzan a labrarse espacios de individualidad enclavados en una red vecinal -las redes sociales de la época-, pero donde todo el mundo se conoce y donde es difícil mantener secretos. Esto es cierto en especial cuando emerge la imagen del Otro a través de los judeoconversos que se sitúan en un espacio liminar, en el margen.

 

*La foto de Miguel Ángel Motis, explicando el judaísmo en Tarazona, es de Javier Bona.

 

 

DIÁLOGO CON ELOY FERNÁNDEZ CLEMENTE

DIÁLOGO CON ELOY FERNÁNDEZ CLEMENTE

Recupero de mis archivos esta entrevista de 2010, podo después de la muerte de Labordeta.

 

Que te quieran en tu pueblo es lo más grande”

 

 

Me temo que los políticos no van

a seguir la lección de Labordeta”

 

 

 

Eloy Fernández Clemente (Andorra, Teruel, 1942) catedrático de Historia Económica recibe el viernes y el sábado un gran homenaje de su localidad, Andorra. Se publican libros, se organizan charlas y encuentros con jóvenes alumnos. El cofundador de ‘Andalán’, con José Antonio Labordeta, y director de la Gran Enciclopedia de Aragón, prepara sus memorias.

¿Cómo acoge este homenaje en su pueblo natal, Andorra?

Con mucha gratitud, emocionado. Que te quieran en tu pueblo es lo más grande. Y se han volcado, con mil deferencias y detalles. Hay un Ayuntamiento muy progresista y un grupo cultural extraordinario.

¿Qué recuerdos más vivos le vienen a la cabeza de Andorra?

Mi bisabuela Manuela murió cuando yo tenía cuatro años y me compraron un trajecito de mil rayas, luto de niño. La vista desde San Macario, las minas. Por parte de mi abuelo emparentamos con el célebre corredor “El Rey” y con la mujer de José Iranzo, el Pastor; y por mi abuela Concha Sauras, con el catedrático Juan Martín Sauras y su hermano Fermín, gran entendido en jota; el dominico Emilio Sauras, o los periodistas Juan Ramón Masoliver, Carlos Sauras, Ramón Mur y el estupendo poeta Manolo Estevan. Y me quedan allí unos tíos carnales muy queridos, Manolo Franco y Josefina Clemente, padres de nueve estupendos primos.

¿Le debe algo especial, intenso, inolvidable a su infancia rural?

Sí, los largos veranos en Alloza, a ocho kilómetros, donde mi abuela era maestra y mi padre lo había sido doce años en la República, la Guerra y primera posguerra. Era una isla de libertad, de juegos, paseos, amigos. Anchel Conte y Joaquín Carbonell, por ejemplo. Y mi hermana.

-Hablemos del influjo de sus padres, cultos, maestros. ¿Qué caminos le marcaron?

Estudiar sobre todo, bondad y educación, responsabilidad. Eran muy cariñosos y dulces. Mi padre me hubiera querido ingeniero, arquitecto, médico, pero comprendió que fuera feliz con las Letras, la Historia, el periodismo.

-¿Cómo nació en usted la atracción por el periodismo?

Siempre anduve fundando periódicos que escribía a mano, coleccionando fotos, ordenando datos, leyendo cuanto diario o revista caía en mis manos. Creo en el poder transformador de los medios. Trabajé con dieciocho años en la revista “El Pilar” y en Radio Popular de Zaragoza, y cuando fui a Madrid, en 1963, a terminar Letras, me matriculé en la Escuela de Periodismo de la Iglesia, mejor y más abierta que la oficial.

-¿Y esa inclinación permanente al conocimiento, al mestizaje de saberes?

Hoy por desgracia está mucho más limitada que en los años de formación y juventud. He tenido siempre tanto que escribir y hacer, que quedaba poco tiempo para leer. Aun así he leído mucho, he viajado bastante, me sigo preguntando por el sentido de todas las cosas, asombrado por el progreso de la Ciencia, mucho más que de la solidaridad. Es más fácil entender el mundo que mejorarlo.

-¿En qué medida ha sido la palabra curiosidad la clave de su vida?

Era la necesidad de estar bien informado, de saber por dónde van los tiros, qué opinar de muchas cosas. La ausencia o escasez de grandes maestros me obligó siempre al autodidacticismo. Soy un gran mitómano… sin apenas mitos que admirar y seguir sus pasos.

-¿Quién le descubrió Aragón? ¿Hay una voz, un maestro, un libro, un detonante, o es una cadena de cosas, pasajes y personajes?

Mi padre fue un guía estupendo. Hice toda la primaria en la Escuela Costa de Zaragoza, con buenos maestros y un director excepcional: Pedro Arnal Cavero, que nos inició en muchas cosas: el propio Costa, los riegos, la lengua aragonesa, la Naturaleza, el amor a los animales, la corrección. Luego en Escolapios, la Normal, Letras, tuve buenos profesores (el P. Muruzábal, Sanjuán, Frutos), que me abrieron a otros ámbitos.

-Empecemos por algunos de sus temas iniciales: Costa, Nipho…

Costa, de quien vamos a celebrar el centenario de su muerte, es asombroso por su enorme capacidad y esfuerzo titánico: sobresaliente en muchas ciencias sociales, de haberse dedicado a una sola hubiera sido un genio universal. Nipho crea a mediados del XVIII el primer diario de España; maestro, pues, en mis afanes periodísticos, en que ha habido otros.

Usted, como Labordeta, es un ciudadano tamizado por Teruel. Se ha escrito mucho de ello, se ha contado y recontado, pero, a modo de balance, ¿qué significó Teruel, qué le dio, cómo le transformó?

Me dio realismo, cercanía al Aragón real, duro y difícil, años de mucho trabajo docente pero también de encuentro con gentes como él, maestro y amigo extraordinario, y otros más, y discípulos estupendos. Allí sembrabas, y brotaban plantas espléndidas, era “muy buena tierra”.

Ya que estamos en Teruel y en el embrión de ‘Andalán’, vayamos con Labordeta. Usted era y ha sido como el hermano entrañable que le nació en otra familia. ¿Cómo lo veía, qué retrato desde la cercanía se le impone, cuál era su secreto?

Mi padre y mi tío Eloy, muerto en el frente de Teruel, habían sido internos del Colegio Santo Tomás, de don Miguel Labordeta, padre; la madre era de Azuara, como ellos, y don Miguel había ido mucho a casa de mi abuelo Luis, veterinario, para “festejar” con la futura doña Sara. Un primo de ella casó con una hermana de mi padre. Y Juana era varios cursos más en Letras y la conocía. Labordeta tenía un secreto: se mostraba absolutamente como era; decía siempre lo que pensaba, aunque le creara problemas. Era cultísimo, tenía muy buen juicio crítico sobre literatura, historia, política, te daba siempre suaves consejos y te prestaba libros. Y nunca se creyó importante, a pesar de que lo era, y mucho.

¿Qué supuso ‘Andalán’: como aventura ideológica, periodística y cultural?

Una maravillosa escuela de periodismo práctico, de ciudadanía política, de aragonesismo y cultura. Y un vivero de grandes amigos. Esa generación está hoy culminando sus vidas profesionales, muy logradas.

Has estado a punto de meterse en política de partido. ¿Ha lamentado alguna vez no haberlo hecho de lleno?

Jamás. Sólo milité en el PSA, año y medio. He sido rechazado (aunque las ofertas salieron de ellos, no de mí) por el PSOE y el PCE, y visto cómo funcionan por dentro prefiero votar discretamente y ver con pena qué democracia más imperfecta tenemos aún.

Has sido y es muchas cosas: catedrático, periodista, historiador, investigador constante, amigo, referente, editor de la ‘Gran Enciclopedia de Aragón’ o de la Biblioteca Aragonesa de Cultura. ¿Dónde está su mejor autorretrato o, por acumulación, en la suma de todos?

Creo que en la suma. Trabajar a tope para conocernos mejor, amar más nuestras cosas y luchar por ellas, pero sin fanatismos ni separatismos. Al revés: el mundo es muy hermoso, todo.

¿Cómo miras desde la leve lontananza de los días el proyecto de la GEA?

Creo que para su época fue un modelo, que imitaron en Cantabria, Extremadura, Canarias. Reuní un equipo director excelente y unos 600 colaboradores, y tuvo un nivel muy alto. Luego, ha sido una barbaridad la edición reducida, suprimiendo la autoría de las voces, un verdadero atropello, y así se ha consagrado en la versión actual on-line.

¿Y la BArC?

Fue un intento, quizá fuera de tiempo, de aportar nuevas perspectivas, actualizaciones, grandes reportajes y síntesis. No fue perfecta, pero hubo bastantes títulos de interés.

Ha publicado un sinfín de libros. En compañía de otros y en solitario. ¿Cuáles son sus favoritos?

Todos son hijos. Pero especiales: La Ilustración aragonesa, Aragón contemporáneo, Estudios sobre Joaquín Costa, los dedicados a Portugal y Grecia, Gente de orden, Aragoneses en América, y la última Historia de Aragón que editó La Esfera hace dos años.

Durante muchos años ha estado reflexionando y pensando Aragón. ¿Hacia dónde va Aragón? ¿Estamos en un tiempo de grandes esperanzas o de inmensas atonías, de lasitud, de utopías abotargadas?

Ni una cosa ni otra. Hemos cambiado y mejorado mucho, falta esa perspectiva que da la Historia, que por indicios es muy buena. Pero de “quejicas” hemos casi pasado a demasiado frívolamente “autosatisfechos”, salvo con la crisis. Necesitamos más presión en lo cultural, educativo, investigador, hay mucha materia prima.

Del aragonés se dice que es individualista, saturnal, descreído, que solo es capaz de unirse en el no. ¿Cómo analiza el eco de la muerte de Labordeta, el inmenso cariño desplegado? ¿Se pueden leer esos gestos en alguna clave?

Impresionante. La gente reaccionó como en los grandes momentos, sin ninguna instrucción, espontáneamente. Sabían que era alguien cercano y grande, el aragonés más conocido y querido, aquí y fuera. Me temo que los políticos no han tomado nota, no van a seguir esa lección.

¿Cómo analiza el historiador la designación de Marcelino Iglesias como secretario de organización del PSOE? ¿Y la designación de Eva Almunia, mediante la política de hechos consumados?

Hace mucho que no escribo de política pura y dura. Creo que se valora en Iglesias lo poco conflictivo con su partido y el Gobierno, su imagen de pacificador, sereno, correcto, y haber anunciado su abandono en Aragón sabiendo que repetía casi seguro. Hubiera preferido que Eva Almunia, que estimo buena candidata de su partido, lo fuera tras un proceso más diáfano y democrático, que los partidos rehúyen cautelosos (véase Madrid).

Está a punto de publicar el primer tomo de sus memorias. ¿Con qué Eloy Fernández nos vamos a encontrar, qué vamos a descubrir?

Un joven ávido de saber, de hacer bien las cosas, de cambiar el mundo a su pequeñísima escala. Y profundamente cristiano, que evoluciona hacia un duro y frustrado agnosticismo, ante una Iglesia Católica decepcionante. Y, a través de mis andares, lo que un muchacho, un joven, veía, leía, oía, descubría, en la tremenda España franquista, entre 1942 y 1972, que es lo que abarca el primer tomo, que saldrá en Navidades.

¿Qué ha significado el cine en su vida? ¿Cómo lo ha disfrutado?

Muchísimo. Primero entraba del todo, luego lo analizaba todo, hoy disfruto sin tanta lupa. Me ha gustado todo lo interesante, de Buñuel a Bergman, de Hitchcock a Woody Allen.

Siempre ha sido un gran lector. Qué autores le han hecho disfrutar especialmente, los cuatro o cinco claves, y por qué…

Americanos (Mújica Laínez, Carpentier, Borges, García Márquez), portugueses (Pessoa, Torga, Saramago, Lobo Antunes), Anglosajones (Lawrence Durrell, George Steiner, Ian McEwan), españoles (Marías, Vila-Matas, Millás), aragoneses (Pisón, Conget y varios más). Y en general las memorias, viajes y todo lo policíaco.

Sus historiadores modélicos. O sus modelos de historiador, el espejo en que te veías…

En el mundo, de Marx a Hobsbawm, docenas. Españoles: Tuñón de Lara, Juan José Carreras, Josep Fontana.

Dos o tres libros de historia que deberíamos leer todos alguna vez.

El Mediterráneo de Braudel, como un modelo; los tomos sobre las revoluciones burguesas y la industrialización de Hobsbawm y una excelente Historia de España que estamos publicando, perdón porque pertenezco a su Consejo, en Marcial Pons/Historia.

¿Cómo son, de veras, los aragoneses?

Formales y divertidos, somardas y audaces, cultos y sencillos.

Qué lugar ocupa Aragón en España y cuál debería ocupar.

Un lugar discreto, ya sin tópicos. Se nos ignora y se nos relega porque somos pocos y mansos.

El hecho sucedido entre nosotros que más le conmueve.

La guerra civil.

¿Quién es su personaje histórico, aragonés, más amado?

Joaquín Costa. Y ahora, ay, se nos ha ido a la gran Historia Labordeta.

¿Qué ha significado Marisa Santiago en su vida?

Todo. Es lo más importante que me ha pasado. Su compañía hace que no enferme de soledad, que era mi tendencia antes. Y, como digo medio en broma, a su lado no me he aburrido jamás.

 

 

RICARDO DÍEZ PELLEJERO: INGENIERÍA, PANDEMIA Y CRISIS

RICARDO DÍEZ PELLEJERO: INGENIERÍA, PANDEMIA Y CRISIS

https://www.heraldo.es/noticias/ocio-y-cultura/2020/05/01/ingenieria-y-crisis-vidas-paralelas-a-lo-largo-de-los-siglos-1372524.html

Ingeniería, crisis y pandemia. Vidas pararelas a lo largo de los siglos

Sinopsis: Las crisis y los retos de cada tiempo son producto de su momento histórico y la forma de abordarlos depende de las tecnologías y el ingenio al alcance.


Por Ricardo Díez Pellejero

En el pasado también ha habido momentos difíciles en los que la ingeniería ha tenido un papel relevante. Ya en La Guerra de las Galias Julio César nos describe a unos helvecios languidecientes viendo cómo, tras haber diezmado una cuarta parte de las tropas que quedaron atrás al cruzar en barcazas el río Arar, construía un puente en un solo día para atacar al resto de los celtas, que se sentían seguros en la orilla contraria.

El desembarco de Normandía, por ejemplo, no hubiera sido posible sin el desarrollo rápido de soluciones como las lanchas de desembarco Assault para las tropas, sin el tanque anfibio DD Tank para darles cobertura, sin el Airspeed Horsa -un planeador gigante que podía transportar a 25 hombres y que fue clave para tomar posiciones previas al ataque- o sin la inmensa planificación de ingeniería logística que precisaron las operaciones del día D.

La ingeniería también ha sido decisiva en la guerra fría y su carrera espacial, donde Serguéi Koroliov pasó del gulag siberiano a ser el diseñador principal del programa espacial ruso y un objetivo prioritario del espionaje norteamericano, que nunca consiguió descubrir su identidad. Y es que, desde Nikola Tesla -que lo imaginó casi todo- a Alan Turing, inventor del ordenador, hay una cantidad ingente de ingenieros que han modelado un futuro nuevo y nuestra forma de entender la vida, mientas otros miles de ellos compiten hoy por llegar más lejos en el universo del Big Data, de la Inteligencia Artificial, de los vehículos autónomos, de la movilidad eléctrica, de la computación cuánticaque dentro de cincuenta años más nos situarían ante una pandemia y un confinamiento muy diferentes.

Sin duda, esta es una crisis del nuevo siglo tanto por los avances en el transporte, que han permitido su rápida expansión, como por los tecnológicos, inexistentes en pandemias anteriores, que han revolucionado el equipamiento médico, las aplicaciones de control de propagación vírica o por la capacidad de desarrollo tanto de soluciones técnicas a los problemas sobrevenidos como la obtención de test y de fármacos, usando instrumentos que formarían parte de la ciencia ficción del pasado inmediato.

Pero también nuestra cuarentena es una cuarentena cibernética, y es que mientras que hace solo cincuenta años la emisión VHF no llegaba a todos los hogares, hoy se extienden por casi todo el territorio las redes de comunicación que nos permiten teletrabajar, comprar, acortar las distancias del aislamiento con videoconferencias, así como entretenernos con las redes sociales o consumiendo contenidos de webs y plataformas online.

Pero la ingeniería aporta más a esta crisis, no solo desde el punto de vista logístico -que ya es mucho- desde el que hemos vistomo los espacios más diversos se han convertido en hospitales o en arcas, con aparente facilidad y en el transcurso de unos pocos días. Y es que la ingeniería es un dique de contención que mantiene estable y estanca la realizad inmediata frente al caos emergente. Tanto es así que el NHS británico lanzó un llamamiento para incorporar ingenieros a las plantillas de sus hospitales en las horas más duras y a las puertas del colapso, buscando ayuda de estos especialistas.

Por otra parte, además de la carrera por encontrar una vacuna fiable, hemos sido testigos del esfuerzo contrarreloj para conseguir construir respiradores económicos, funcionales y en el menor tiempo posible con los que aliviar su creciente déficit, a medida que los hospitales se desbordaban. Todos los países se han volcado en conseguir autoabastecerse al comprobar que los envíos eran incautados o recomprados a pie de aeronave, dejando las nuevas UCIs inútiles sin los esenciales respiradores.

En nuestro país, en un plazo récord, la planta de Seat en Martorell fue la primera en convertir una línea de producción de parabrisas en una cadena de ensamblaje de respiradores y, el que hasta el otro día era la única fabricante nacional de estos equipos, la empresa familiar Hersill, se alió con la armamentística Escribano M&E para multiplicar su producción de equipos de ventilación.

Hay que tener en cuenta que estos dos proyectos fueron los primeros homologados por el Ministerio de Sanidad, pero en un tiempo extremadamente corto y crítico se presentaron al rededor de 40 proyectos más, incluidos el de BSH, que transformó la producción de lavavajillas en una cadena de fabricación de respiradores, lo que nos puede dar una idea del compromiso y de la cantidad de ingenieros, médicos, anestesistas y otros profesionales implicados y de la cuantiosa dedicación invertida.

Tal vez sea esta la mayor tarea de la ingeniería en tiempos de crisis: simplificar el problema, buscar una forma rápida y viable de afrontar el reto que el momento nos pone delante y disponer los medios al alcance de forma creativa, más pragmática y que resulte más provechosa bajo el peso apremiante de la crisis.

Pero también hay una ingeniería que desestabiliza el equilibrio del poder en un momento histórico, y no me refiero solo al diseño armamentístico sino, por ejemplo, a los nuevos canales de comunicación. Hemos visto cómo Estados Unidos declaraba la guerra a Huawei, la empresa china que amenazaba con quedarse el pastel del 5G en todo el globo, vetándola internacionalmente.

A estas alturas ya sabemos que todo tiene una puerta de atrás o una ventana desde la que observar la información que genera el mundo desde el hardware, el software del sistema o las aplicaciones y, merced a ese valor incalculable que otorga saberlo todo y saberlo el primero, en las últimas décadas hemos visto ascender al Olimpo del poder y la riqueza a Bill Gates, Steve Jobs, Jeff Bezos, Jack Ma, Jack Dorsey, Mark Zuckerberg o Elon Musk.

Estos dos últimos han librado una suerte de carrera por dominar el mundo de las comunicaciones en el futuro inmediato. Así, el creador de Facebook, con su proyecto ‘Aquila’, pretendó proveer de internet al planeta mediante una enorme flota de drones (y a través de internet.org) apuesta a la que hubo de renunciar en 2018 (aunque en 2019 buscó el apoyo de Airbus para continuar con el desarrollo).

Sin embargo el ambicioso Elon Musk ya dispone de casi 500 satélites privados orbitando en el espacio, lo que supone una pequeña parte del total de 40.000 que pretende conecten el mundo entero bajo su proyecto Starlink. Con un planeta en red, megaconectado, geolocalizado y absolutamente digitalizado por medio de las tecnologías que sacan partido a cada bit, el control de una pandemia futura -y de cualquier otra cosa- parecen un juego de niños.

Estas tecnologías facilitarán otras crisis, al tiempo que servirán para combatirlas e Igual que hoy observamos con candor e ingenuidad a aquellos que no sabían de qué pecados les venía la peste, puede que en pocos años seamos objeto de compasión cuando, comparando tiempos y medios pasados con los modernos, observen de qué poca tecnología se contaba a principios del siglo XXI, cuando se afrontó la amenaza del SARS-CoV-2 en un tiempo en el que aún no se sabía por dónde caminaba cada persona, ni siquiera su disposición genética al nuevo patógeno.

 

*En la foto Alan Turing.

 

RECUERDO DE CARMEN OLIVARES

https://www.heraldo.es/noticias/ocio-y-cultura/2020/04/17/adios-a-carmen-olivares-catedratica-de-filologia-inglesa-y-apasionada-del-arte-1370105.html

HISTORIA DE MANUEL MARÍN SANCHO

Fuente: Heraldo de Aragón  (http://antoncastro.blogia.com/2006/032701-historia-tragica-de-manuel-marin-sanc-ho-1899-1936-.php )

 

Manuel Marín Sancho (Zaragoza, 1899-1936) fue uno de los intelectuales más activos de su tiempo: periodista, profesor, archivero, documentalista, paleógrafo, dinamizador cultural de la Zaragoza de preguerra. Fue ejecutado en Torrero por su militancia masónica.

 

La historia de Manuel Marín Sancho (1899-1936) resulta conmovedora. Su primogénita María Luisa, nacida en 1927, dice: “Su muerte fue una canallada. Sigo queriendo a mi padre con locura. Nos llevaba a todas partes: al boxeo al Monumental, al teatro, yo conocí muy bien el mundo de las tablas entre bastidores. A veces nos contaba cuentos, y nos traía juguetes, incluso pupitres plegables”. Su hijo Basilio (Zaragoza, 1929), que conserva muchos de los cuadros y esculturas que le regalaron los más importantes artistas aragoneses de la preguerra a su progenitor, revela: “Yo tengo recuerdos más bien difusos. En 1933, nos trasladamos a Barcelona porque mi padre empezó a dar clases en el Instituto Salmerón. Recuerdo que era un apasionado de la música clásica: tocaba la viola y solíamos ir con mi madre a los conciertos que daba con la orquesta sinfónica. Vivimos allí hasta el inicio del verano de 1936. Nosotros, mi madre, mi tía Vicenta, mis hermanas María Luisa y Teresa y yo regresamos a Zaragoza a principios de julio, y mi padre lo hizo en vísperas de la Guerra Civil”. Tras el estallido de la contienda, Manuel Marín Sancho, que pertenecía a la logia Constancia 16, no tardó en ser detenido.

 

Lo soltaron poco después, aunque debía pasar prácticamente a diario “por las dos checas que había en el Coso, una era de requetés y otra de la Falange. A finales de septiembre, lo encerraron en Torrero y, finalmente, la noche del uno de diciembre fue ejecutado por su condición de masón. Mi padre era republicano, creía que la forma ideal de gobierno era la República, pero tampoco era un hombre que se hubiera significado de manera radical”. José Antonio Ferrer Benimelli en su libro “La masonería en Aragón” narra la detención y la ejecución de Manuel Marín Sancho, que era periodista, dramaturgo, crítico de arte y de literatura, archivero, paleógrafo, y exhuma algunas de sus últimas y emotivas cartas. Las razones de la muerte eran tan lacónicas como falsas: “Fractura de cráneo y hemorragia interna”. Con él, en aquellos meses, fueron abatidos, entre otros muchos, Moisés y José Miguel Alcrudo, Andrés Cobo San Emeterio, Francisco Albiñana, Venancio Sarría...  

 

Archivero, periodista, poeta

 

Los dos hermanos aseguran que se “enteraron de todo”. María Luisa recuerda que le escribían y le mandaban dibujos de casitas a la cárcel, “algunas eran copiadas. El dibujo se me daba muy bien”. La familia entonces no tenía casa propia; vivía en un gran caserón de la plaza de Sas que era de la tía María, hermana del periodista, y del tío Gregorio, un agricultor con muchas tierras. “Ambos fueron nuestros padrinos. Mi madre se quedó con una exigua pensión por la condición de mi padre de archivero del Ayuntamiento de Zaragoza, donde trabajó con Manuel Abizanda Broto. Y nada fue fácil. La casa tenía más de veinte habitaciones. Salimos adelante gracias a mis padrinos”.

 

Basilio inicia un auténtico viaje en el tiempo. Su padre nació en Zaragoza en 1899, en el seno de una familia de clase media que se dedicaba a la construcción de instrumentos musicales: guitarras, laúdes, bandurrias; su abuelo le regaló una guitarra a Alfonso XIII, que lo recibió en palacio, y además presentó magníficas piezas en uno de los pabellones de la Exposición Hispano-Francesa.

 

Manuel Marín Sancho era el menor de cinco hermanos. Siempre sintió inquietudes intelectuales y con el paso de los años, tras licenciarse en Filosofía y Letras y haber estado episódicamente en la guerra de África, “mi padre    veía fatal, y en cuanto se dieron cuenta lo devolvieron a España”, entró a trabajar en “El Noticiero”, que dirigía José Mª Sánchez Ventura, se vincularía con el Centro Naturista Helios, llegó a ser su segundo presidente, y desplegó una actividad increíble: fue director de revistas como “Aragón” del SIPA, en 1929 coordinó un número donde publicó a los más importantes artistas plásticos, de todos los números de “Amanecer” y varios de “Relieves”, e incluso llegó a fundar el efímero diario “Independencia”.

 

Una carta a destiempo

 

Uno de sus amigos de entonces era el periodista y escritor Andrés Ruiz Castillo, que lo definió como “una auténtica revolución que llegó a fundar Prensa Ebro, una agencia de publicidad”. “Mi padre poseía un gran sentido del humor, siempre sonreía. Era alegre y confiado”, señala Basilio. Redactó algunas piezas teatrales, entre ellas “El tapiz” (1928), basado en las pinturas de Goya, y sobre todo escribió el libreto de la ópera “Igual que hermanicos. Estampas aragonesas. Zarzuela en tres actos”, que se estrenó el cuatro de enero de 1934 en el Teatro Principal con música de Luis Aula, que también dirigió la Orquesta Sinfónica de Zaragoza.

 

El crítico Pablo Cistué de Castro dijo que “Manuel Sancho Marín ha hecho un libro de zarzuela tan documentado y de tal honradez que se aleja del tipo a que la generalidad de los libretistas nos han acostumbrado”. Decía que la obra aborda “los amores de dos mozos a una misma moza”, y elogiaba al tenor Faustino Arregui, a la actriz y cantante Sélica Pérez Carpio y al “formidable actor cómico” Eduardo Marcén. 

 

En casa de Basilio Marín Ferrer hay obras de Honorio García Condoy, de Ansuátegui, de Bayo Marín, grandes amigos del periodista y escritor fusilado. Hace poco, el profesor madrileño Francisco Galera le mandó el expediente de su padre, y en medio había una copia que ha activado la memoria, el dolor y la impotencia: el Jefe Superior de Policía  mandó una carta a la cárcel de Torrero para que soltasen al meteorólogo Odón San Emeterio y a Manuel Marín Sancho. La carta estaba fechada el 30 de noviembre, pero no llegó a su destino. Esa misma noche ambos, con otros muchos, fueron ejecutados.

 

UN DIÁLOGO CON JOSÉ 'PEPÍN' PELLO

UN DIÁLOGO CON JOSÉ 'PEPÍN' PELLO

[He entrevistado tres veces a Pepín Bello (1904-2008), una en su casa, y puede leerse el diálogo en ’Vidas de cine’, otra en Huesca y una más por teléfono poco antes de su muerte. . La conservaba El Sueño Igualitario.]

 

 

José Bello Lasierra entrevistado por Antón Castro

 

 http://www.cazarabet.com/esi/numeros/5/index.htm#bello

 

Fuente: Heraldo de Aragón

 

- ¿Qué sintió cuando le anunciaron el Premio Aragón 2004?
- Gratitud, agradecimiento de corazón. He dado las gracias al Gobierno de Aragón. Es la máxima distinción, ¿no? Jamás había soñado con ella. Hablé con Marcelino Iglesias, al que apenas conozco. Nos hablamos de usted y me dio la enhorabuena. Me ha sorprendido el galardón, me ha halagado y estoy confuso.

- ¿Ya ha escrito el discurso?
- Ni lo voy a escribir, lo diré de viva voz. He pensado algo, pero no se lo voy a decir a usted.

- De acuerdo. Vayámonos a Huesca, a su niñez...
- Mi padre, Severino Bello, era ingeniero, un auténtico sabio, hizo obras muy importantes como el pantano de la Peña o los Riegos del Alto Aragón, la obra hidráulica más importante de Europa. Yo me he criado en el pantano de la Peña. Era un hombre muy completo, inteligente y muy culto. A su lado se aprendía mucho. Y además dibujaba extraordinariamente, quiso ser pintor.

- ¿Y su madre?
- Se llamaba Adelaida Lasierra. Era encantadora, la admiraban mucho, era el eje de las conversaciones por lo graciosa que era, por su buen hablar. Era inteligente, guapa, natural, pero no tenía la formación de mi padre.

- ¿Por qué lo llamaban Pepín?
- Me puso ese nombre mi hermano Severino, pero ya no me gusta que me llamen así. ¿Seguimos? De niño no había cines, pero sí había una carpa, la de Enrique Farrús "El Farrusini". En las sesiones había un pianista, Daniel Montorio, que tenía mi edad, luego triunfó mucho. Fue un niño prodigio, me acuerdo de él ya desde que teníamos diez años. También había una cupletista que cantaba y bailaba. El cine era un divertimento más, como el circo, que llegaba de higos a brevas. Me llevaban mis padres o las criadas.

- ¿Cómo recuerda su ambiente familiar?
- Era extraordinario. De verdad. Los hermanos nos queríamos mucho. Teníamos muchos amigos. El sitio de reunión casi siempre era mi casa, íbamos poco a las casas de los amigos, salvo a la de Salvador María de Ayerbe. Recuerdo que nos íbamos a bañar a la Santera, en la carretera de Huesca, al río Flumen, íbamos en bicicleta, y también al barranco de Alfóndiga, y allí veíamos los carnuzos y aquella columna de buitres que venía a comer los despojos. Por supuesto que también íbamos a pie o en bicicleta a Loarre y a Montearagón, dos castillos muy emocionantes para mí. Siempre me ha gustado el arte.

- ¿Fue amigo, en Huesca, de Ramón Acín?
- Hombre, claro que sí. Lo conocí muy pronto y éramos muy amigos. Iba a su casa o venía él a la nuestra, aunque era mayor que yo. También conocí a su mujer Conchita Monrás, nos queríamos mucho. Ramón Acín tenía una mano exquisita para el arte y era muy buena gente.

- Con once años, partió usted a la Residencia de Estudiantes.
- Sí, claro. Fui a hacer el Bachillerato a la Residencia de Estudiantes ya. Mi padre había sido nombrado director del Canal de Isabel II. Mis asignaturas favoritas eran la geografía, el arte y la historia. Por entonces, lo recuerdo perfectamente, yo iba mucho al Museo del Prado con mi padre. Soy el visitante más antiguo y el más constante del Prado. Me gustaban mucho Velázquez, Goya, Zurbarán o El Greco. Es el mejor museo del mundo. He ido cientos, miles de veces.

- En 1918, llegó a la Residencia de Estudiantes Luis Buñuel...
- Establecimos relación de inmediato. Recuerdo que no destacaba en nada. Quería ser escritor y escribió algo. Estudió Ciencias Naturales, Filosofía y Letras. No tenía una vocación específica.

- ¿Ya lo conocían como "El león de Calanda"?
- Luis Buñuel mentía como un bellaco. Era un gran fabulador. Sólo hizo un combate y yo fui su manager. Hizo tres o cuatro o cinco asaltos, pero le aseguro que ni él ni su contrincante se intercambiaron golpes. Pronto se convirtió en el novio de la poetisa Concha Méndez, tengo un libro de ella dedicado por entonces.

- Y algo más tarde, apareció Dalí.
- ¿Le digo una cosa? Fui yo quien lo descubrió. Llegó en 1922, acompañado de su padre el notario Salvador Dalí Cusí y de su hermana Ana María. Estuvieron allí tres o cuatro días. Era estrafalario, vestía de artista, con un traje de terciopelo negro, con cinturón, llevaba melena. Era raro. No tanto como Juan Ramón Jiménez, que venía a menudo a ver a García Lorca. Sabíamos que pintaba, pero un día vi su puerta entreabierta y empujé. Vi unos dibujos maravillosos, excelentes. Le pregunté: "¿Son tuyos?". "Claro", dijo. Me faltó tiempo para decírselo a los demás: Lorca, Vicéns, Buñuel. "Este tío catalán pinta muy bien", les dije. Así empezó todo. Muchos años después, hace más de 20 ó 30 años, ya no recuerdo la fecha, fui a verlo al hotel Palace. Entonces, conocí a Gala. Traté a Salvador Dalí hasta su muerte.

- Ahora que citamos a Buñuel y Dalí, ¿cuál fue su responsabilidad real en la película de ambos, "Un perro andaluz", y también en "La edad de oro"?
- Yo creo que en algunas cosas. Por ejemplo, el ojo rasgado con la navaja barbera, el carnuzo sobre el piano, los curas marianistas cogidos a una pata del piano... Eran imágenes mías. Pero yo no intervine propiamente en las películas, no figuro para nada en "Un perro andaluz", eran cosas que nos decíamos en las charlas...

- ¿Y Federico García Lorca?
- Estaba fascinado con él como todos. Era realmente extraordinario, simpático, hablador, alegre, ingenioso, mentiroso. Era el hombre espectáculo. Recuerdo que Jorge Guillén decía: "Federico es irresistible". Y realmente lo era: tocando el piano, contando cosas, cantando, dibujando, hacía caricaturas musicales extraordinarias, perfectas, de Mozart, de Stravinski. Y tenía un talento poético inmenso.

- ¿Es cierto que usted llegó a dedicar algunos de sus libros?
- Algunos no, el "Libro de poemas". Como no le cabían todos los ejemplares en su cuarto, pasó unos cuantos al mío. Y a veces venía gente que me decía: "Bello, le hemos escrito a Lorca, no nos ha contestado, ya va a terminar el curso, ¿podría decirle que nos dedique su libro?". Y yo, con el consentimiento de Federico, acababa haciéndolo: dedicaba el libro.

- Entonces, ¿cuál era exactamente su papel en el grupo, el de incitador o azuzador de otros intelectuales?

No, no. Yo daba ideas, sugería temas, hablábamos, bromeaba. Supongo que cogerían algo de mí, pero yo no he pretendido pasar a la posteridad. Soy una persona muy modesta. No figuro en ninguna parte.

- Dijo usted alguna vez que hasta entonces sólo había leído a un autor, Bécquer, y que se lo sabía casi de memoria...
- Alguna cosa sabría de memoria. Lo había leído y releído desde los diez años. Más que su poesía, a mí me gustaban sus "Leyendas" y las "Cartas desde mi celda"...

- Escritas, por cierto, en Veruela.
- Me encanta Veruela. Es de una belleza verdaderamente evocadora y en la época de Bécquer debió serlo más aún, de un gran romanticismo. Es uno de mis lugares favoritos de Aragón, aunque yo conozco toda España.

- Sigamos. En 1927 se fue usted a Sevilla.
- ¿Y sabe por qué? Porque en 1929 iba a celebrarse la Exposición Iberoamericana, por eso había mucho trabajo y muchas iniciativas. Y yo me fui inicialmente con una compañía constructora de Zaragoza, Vías y Riegos, era un alto empleado de la empresa y trabajaba también en Relaciones Públicas. Me quedé hasta 1935 y me fue muy bien.

- ¿No fue allí donde conoció a la pianista Pilar Bayona?
- Sí, me la presentó Concha de la Torre Bayona, pero yo la vi en Sevilla, en Madrid, aquí en Zaragoza, en su casa. Conocí a su padre, a su hermano Julio, conozco a su sobrino Antonio. Físicamente no era gran cosa, pero obtuvo éxitos enormes y los Buñuel, tanto Luis como Alfonso, estaban locamente enamorados de ella.

- ¿Y usted?
- No, yo no. Yo la quería como amiga, la admiraba como pianista. Yo había estado enamorado de Araceli Durán y un día le pedí a Rafael Alberti que me escribiera algo para ella. Me escribió un soneto, que figura en "Cal y canto", y no desdice para nada de uno de Lope de Vega. Es magnífico.

- En 1935, regresó a Madrid...
- Sí, claro, con mi familia. Pero poco después empezó la Guerra Civil y ya no pudimos escapar. Bueno, mis padres se fueron a Francia desde Irún, y de ahí a Burgos, a Sevilla más tarde... En medio de la contienda mataron a mi hermano Manuel, había tenido un accidente de coche y se quedó como un niño. Salió a por tabaco y no lo volvimos a ver. Muchos años después apareció en la lista de los fusilados en Paracuellos.

- ¿No pensó en irse de España?
- La verdad es que no. Estábamos en Madrid, no se podía salir. No combatí pero pasar pasé hambre, frío y miedo. Estuve detenido por los republicanos cuatro días, y mi hermano Antonio nueve meses.

- ¿No le impresionó la muerte de García Lorca?
- Desde luego, pero piense en aquel contexto terrible, estábamos rodeados de muerte, y acababan de matar a mi hermano. Desaparecían muchos amigos.

- Y ¿qué paso luego?
- Tras la Guerra Civil, montamos en Burgos una empresa de peletería fina que nos fue muy bien durante unos años. Había en España 33 empresas, pero con la II Guerra Mundial empezó a ir mal. Y la dejamos. Trabajábamos mucho para Alemania y Estados Unidos. Y en 1954, montamos un autocine. Sólo había dos en Europa, uno en Roma, que fuimos a ver, y el nuestro. En Estados Unidos había 400. Funcionaba bien, pero cogimos un gerente norteamericano que nos llevó a la ruina. Luego, como era mayor, lo dejé todo y me recluí en casa, recuperé a muchos amigos, me entregué a leer. Yo he leído la intemerata.

- Y jamás se olvidó de Huesca.
- He ido siempre que he podido. Me gusta la ciudad en su conjunto, iba al parque. Huesca, ahora, esta bonita y cuidada, no es un pueblo, es una pequeña ciudad. Además, en casa de mi hermano, tenía una habitación con baño siempre dispuesta para mí.

- Usted ha escrito piezas teatrales con Alberti, Buñuel y con Benet, recogidas en "Teatro civil".
- He escrito poco, muy poco, ahora acaban de mandarme un drama recuperado que escribí yo con Luis Buñuel. Y también trabajé algo con Juan Benet, con Fernando Checa, pero no me he dedicado a eso, he hecho, sí, alguna cosa humorística de poca importancia.

- ¿Se arrepiente de algo?
- No he hecho mal a nadie, no he hecho nada punitivo. Quizá cuando mejor lo pasé fue cuando coincidí con tantos genios. Pero le digo una cosa: no siento nostalgia de la II República, la conocí muy bien, Azaña fue muy amigo mío, pero fue tan desastrosa como la primera de 1873. He tenido muchos amores. Eso es lo superior de la vida, lo más elevado: el amor es lo que te acerca al cielo.

- ¿Se enamoró de Ava Gardner?
- No, no. La conocí. Me quedé pasmado ante ella y se lo dije: "Te miro a ti". Era una criatura perfecta.

- ¿Cuál es el secreto de su longevidad?
- Hombre, mi padre tenía buena salud. Se murió a los 74 años; eran otros tiempos. No me he cuidado especialmente ni me he descuidado tampoco. No he sido nada aprensivo, he viajado lo justo y he sido curioso. He tenido una actividad grande.

 

 

 

15 AÑOS DE RADIO CALAMOCHA

15 AÑOS DE RADIO CALAMOCHA

RADIO CALAMOCHA BRINDA POR SUS 15 AÑOS DE VIDA CON OYENTES, FAMOSOS COLABORADORES NACIONALES Y LAS MÁXIMAS AUTORIDADES DE ARAGÓN

 

 

[Nota de Santiago Martín y su equipo] La emisora local celebró este sábado una cena en el hotel Fidalgo a la que asistieron 250 personas, entre las que se encontraban famosos rostros del periodismo, la sociedad, la cultura o la política, como Javier Lambán, Miguel Ángel Rodríguez o Nicolas Redondo; los actores Eduardo Noriega, Luisa Gavasa, Antonio Resines o Gabino Diego; los periodistas Paco Lobatón y Ramón Arangüena, o la bloguera Isasaweis

El presidente aragonés destacó “la  capacidad de comunicación y la visión empresarial” del periodista José Luis Campos, impulsor de Radio Calamocha en 2005

 

 

(Sábado, 15 de febrero de 2020).- Quince años informando a diario desde la capital del Valle del Jiloca, un hito que Radio Calamocha celebró este sábado rodeado de sus destacados colaboradores e invitados, las máximas autoridades de Aragón y su fiel audiencia, la que le ha convertido en un referente informativo durante este tiempo. Los festejos comenzaron con una cena en el hotel Fidalgo a la que asistieron un total de 250 personas. El presidente de Aragón, Javier Lambán; el vicepresidente Arturo Aliaga; la consejera de Presidencia, Mayte Pérez, y nombres famosos que han pasado por las ondas del programa como los actores Eduardo Noriega, Luisa Gavasa, Antonio Resines o Gabino Diego, o la bloguera Isasaweis, entre otras muchas personalidades, no quisieron perderse esta cita, que continuó con una fiesta musical en el pabellón de la localidad turolense hasta bien entrada la madrugada al ritmo de los Beatles.

 

          Al comienzo de la velada, el presidente del Gobierno de Aragón, Javier Lambán, destacó la valía de hombres como José Luis Campos, periodista y fundador de Radio Calamocha, que hacen posibles “sueños inalcanzables”. “Su capacidad de comunicación, de difusión, de ser propagandista de la provincia y de Calamocha, y también su capacidad empresarial, le convierten en una de las personas que permite que Aragón mire al futuro con optimismo e ilusión”, incidió Lambán. “Yo no vengo a celebrar el XV aniversario de Radio Calamocha, sino a rendir un homenaje sentido y sincero a una persona excepcional [como es José Luis Campos”, remató.

 

Por su parte, el presidente de la Diputación de Teruel y alcalde de Calamocha, Manuel Rando, valoró que la emisora “ha cumplido una función muy importante en el ámbito social, comunicativo y en la difusión de iniciativas culturales y deportivas, algunas de ellas también de ámbito provincial”. Randó también remarcó la “transparencia total” de un medio informativo como Radio Calamocha: “Ha contado la verdad con pruebas fehacientes en un periodo donde hubo corrupción”.  

 

Para el director de Radio Calamocha y del grupo de comunicación Fieldsmedia, José Luis Campos, celebrar el XV aniversario de este medio informativo supone “mucha satisfacción”. “Que una emisora ubicada en un pueblo de 3.500 habitantes, con un censo de 9.900 oyentes, tenga 4.750 es muy importante y es una prueba de que se están haciendo bien las cosas, que se dice la verdad y que contamos lo que la gente necesita escuchar de sus políticos y asociaciones, también en lugares como Monreal del Campo o Fuentes Claras”, compartió.  

 

La velada, en palabras de José Luis Campos, también se convirtió en una reivindicación de la “libertad de información” en un municipio. “Resulta muy duro tener que criticar a alguien cuando sabes que al día siguiente te lo vas a encontrar por la calle y que él y su familia te van a volver la cara. Sin embargo, como siempre le he dicho a mi mujer, Mari Carmen, prefiero no salir de casa por no tener con quien hablar, que hacerlo sabiendo que hay alcaldes que nos han engañado vilmente y no lo hemos contado”, resaltó.

 

Radio Calamocha surgió en 2005 como un proyecto personal del periodista José Luis Campos, profesional de destacada trayectoria en el mundo de la información y la comunicación. El empeño de Campos fue el de “hacer periodismo libre en un pueblo”, en su localidad, pese a los problemas de viabilidad económica y un sector comercial que por entonces se encontraba en retroceso. Tres lustros más tarde, el proyecto está consolidado y en plena expansión. 

Radio Calamocha se ha asentado como medio de referencia en la comarca. Actualmente cuenta con una plantilla de dos periodistas y un técnico, junto con más de una docena de colaboradores, y emite dos horas de programación propia.

 

Además, el grupo Fieldsmedia ha puesto en marcha en enero la nueva emisora COPE Jiloca, asociada a la cadena COPE, para extender así la programación local a toda la comarca. El grupo que dirige Campos gestiona también desde hace dos años con la cadena esRadio una emisora en Orihuela del Tremedal,  que ha llevado a cabo hitos como realizar desde la localidad turolense un programa especial de Año Nuevo de ámbito nacional.

 

La nómina de colaboradores e invitados a la fiesta abarcó el ámbito de la política con otros nombres destacados como los de la portavoz del PP en las Cortes de Aragón, Mar Vaquero, y su homólogo socialista, Vicente Guillén; el delegado del Gobierno de Aragón en Teruel, Benito Ros; el presidente del PP en Cataluña, Alejandro Fernández; la presidenta de la Comarca del Jiloca, Yolanda Domingo; el alcalde de Monreal del Campo, Carlos Redón, y el del municipio norteño de Ajo, José de la Hoz (Partido Regionalista de Cantabria), fueron otros de los invitados.

 

El periodismo contó con la representación de destacados profesionales como Albert Castillón, Ana Carrillo, Ramón Arangüena, Paco Lobatón, Javier Caraballo o Juan Pablo Polvorinos. El ganador del primer Gran Hermano, Ismael Berio, y Juan Manuel Sánchez, vencedor de MasterChef, fueron otros de los rostros televisivos de la velada.

 

Brillaron también otros invitados del mundo de la cultura como el cineasta Miguel Ángel Lamata, la escritora Vanessa Montfort, los periodistas y escritores Luis Alegre y Antón Castro, el historiador José Luis Corral o el manager Alberto Bongiorno.

 

Durante la ceremonia Silvia Lario, periodista de Radio Calamocha, y algunos de los invitados presentaron las siete tapas gastronómicas elaboradas por el catering del hotel Fidalgo, y maridadas con vinos de la Denominación de Origen Protegida Cariñena.  

La celebración continuó con una actuación en el pabellón ferial con entrada libre. Abbey Road, calificada por la revista musical Moho como la mejor banda tributo a The Beatles del mundo en habla hispana, protagonizó una velada que se alargó hasta bien entrada la madrugada con DJ El Pulpo.

 

JOSÉ LUIS CAMPOS Y EL AMOR POR LA RADIO

 

Todo comenzó un 14 de febrero, Día de los Enamorados, de 2005. Fue cuando el periodista José Luis Campos simbolizó su amor por un medio de comunicación como la radio con la puesta en marcha de la emisora Radio Calamocha. Aquel día comenzó a emitir sus programas un medio de comunicación que ha asistido fielmente a su cita informativa con su audiencia durante estos quince años.

 

En paralelo a su labor en Radio Calamocha, José Luis Campos ha sido asesor y responsable de comunicación en distintas empresas y organizaciones como el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Jamón de Teruel o la Feria de Calamocha. En la actualidad, dirige la comunicación y marketing de la D.O.P. Cariñena y es el responsable de relaciones institucionales de la empresa Aldelís (antes Casa Matachín). Es miembro de la Asociación y Colegio de Periodistas de Aragón y de la Academia de las Ciencias y las Artes de Televisión, de la que fue durante cuatro años vocal de la Junta Directiva.

 

 

TEXTO DE JOSÉ LUIS CAMPOS


Teruel funciona, funciona a pleno rendimiento porque hay varios motores que así lo hacen posible, una de las provincias de la España interior que con más atención se mira. El motor del turismo, la atracción paisajística, del Matarraña, el Maestrazgo y Albarracín, las nuevas tecnologçías, la agroalimentación, Dinópolis…

El paisaje, la historia y el territorio, hombres comprometidos, talentoso y cabales.

Sui funciona Teruel también una de las capitales más importantes como Calamocha.

 

Sueños inalcanzables si no hay hombres y mujeres que lo hacen posible. Un hombre que en Aragçón es profundamente admirado, y conocido. No deja de ser una excusa para que muchos amigos suyos, de dentro y fuera de Aragón, hayamos venido a rendir un homenaje sentido y sincero.  

Capacidad de comunicación, de difusión, de ser propagandista de la provincia y de Calamocha, capacidad empresarial es uno de los hombres que permite que Aragón mire al futuro con optimismo y con ilusión. Personaje excepcional que es José Luis Campos. Yo no vengo a celebrar el XV aniversario sino a rendir homenaje sentido y sincero a un personaje excepcional.

 Que una emisora en un pueblo de 3.500 habitantes, con un censo de 9.900 oyentes, tengamos 4.750 es muy importante.

Haciendo bien las cosas, decir la verdad, contar lo que la gente necesita escuchar de sus políticos y asociaciones. La gente se comunica por diferentes formas, las carreteras, los medios de comunicación son muy importantes, saber quien vive al lado en Monreal, FuentesClaras Orihuela del Tremendal…

 

Celebrar 15 años es mucha satisfacción. Quiero reivindicar esta fiesta al poder ser libre de información de un pueblo. Discutía con Carlos Herrero cuando llegamos al acuerdo de tener Cope Jiloca…

Es muy duro tener que criticar a alguien cuando sabes que no te habla él ni su familia.

3’ Una empresa fantasma, o que una asociación no ha gastado bien el dinero, y ves que hay otro que no te hablar. Mi mujer Mari Carmen, pieza fundamental, me ha dicho ‘mira a ver porque no vamos a poder salir de casa’, pero prefiero no salir de casa por no tener con quien hablar, que salir sabiendo que hay alcaldes que nos han engañado vilmente.

 

Llegamos a la Comarca de Daroca, Teruel, Corredor del Jiloca y Albarracín.

  

Es una riqueza increíble, con tres proyectos. Han sido quince años difíciles y duros, porque en la comunicación interviene un factor económico. Un periodo donde hubo corrupción. Un medio que contó la verdad con pruebs fehacientes. Hay transparencia total, no hacer más que ver si me puede pillar en fuera de juego.

7’ 20 Ha cumplido una función muy importante en el ámbito social, comunicativo y dar voz al desarrollo de iniciativas culturales y deportivas, y también de ámbito importante.