EMILIO GAVILANES: CUATRO RELATOS DE "EL RÍO"
He conocido hace unos días al narrador Emilio Gavilanes (Madrid, 1959). Emilio trabaja en la RAE y es autor de cuatro libros: La primera aventura (Seix Barral, 1991), El bosque perdido (Seix Barral, 2000), una deslumbrante colección de historias que funde lo cotidiano y lo maravilloso, o la irrupción de lo maravilloso en lo real, La tabla del dos (Premio NH, 2004), Una Gota de ámbar (Ediciones de la Discreta, 2007) y otro libro de relatos, El río, que tiene algo de una particular historia de la humanidad vista por el escritor madrileño. Es un libro de textos de diferentes extensiones que emulan, en su conjunto, la impetuosa corriente de un río: el río de la memoria, el río de la invención, el río de la vida, el río de las ficciones que se desparraman.
Selecciono aquí cuatro textos, cortos e intensos, lleno de encanto, de sorpresas y de paradojas:
MILTON
Cuanto Milton supo que iba a quedar ciego enseñó a sus hijas los sonidos del latín. Sólo los sonidos.
Durante sus años de ceguera ellas le leían, con su cándida voz, a Catulo, a Petronio, pasajes obscenos que no entendían.
EN LA SELVA
Durante meses sus hijos cuidaron el cachorro de jaguar que un día encontraron en la selva, hambriento, seguramente huérfano. Pero finalmente murió, de una diarrea que no fueron capaces de cortar.
Lo enterraron en un hoyo que hicieron en la negra tierra con un machete que se acabó perdiendo y que buscaron durante varios días. En el lugar no tardó en surgir una apretada y vigorosa vegetación.
Cuatro años después, Horacio Quiroga encuentra, a varios metros de altura, el machete, colgado de una caña de bambú, que al crecer lo levantó del suelo. Se le suponía perdido, oxidado entre la tierra revuelta y a la hojarasca. Todo este tiempo ha estado al aire libre, a la vista de todos, limpio.
LONDRES, SEPTIEMBRE DE 1940
Entre los escombros de la casa recién bombardeada, junto a una pierna ensangrentada que sobresale entre los cascotes, la jaula de un jilguero. Los barrotes, torcidos, aplastados, han salvado al pajarillo.
LA MUERTE
Hacia 1863 Hawthorne comienza a padecer un misterioso mal cuya naturaleza ni entonces ni después ha podido determinarse. Pierde peso de un día para otro y se encuentra cada vez más débil. Como nunca ha estado enfermo, se siente profundamente desdichado. Anuncia que jamás volverá a escribir. Su editor y amigo J. Ticknor opina que es melancolía. Le anima a cambiar de aires y le persuade para viajar con él. Hawthorne se deja llevar, como equipaje. Van a Baltimore, a Nueva York, a Filadelfia… Pero Hawthorne sigue adelgazando. En vista del entusiasmo desplegado por su amigo, le sigue obedeciendo y le acompaña a todas partes para darle gusto.
En Boston, Ticknor muere de repente.
Hawthorne vuelve a casa solo, después de haber deambulado, perdido, una semana por el campo. “La muerte se ha equivocado”, dice cuando entra.
El río. Cuatro relatos breves. Emilio Gavilanes. Ediciones de la Discreta: Colección Prosa Nostra. Madrid, 2005. 206 páginas. Este espléndido retrato es del narrador Nathaniel Hawthorne, uno de los grandes pioneros de la literatura norteamericana, o primeros maestros, autor de La Letra escarlata.
3 comentarios
J. Alameda -
Pau Llanes -
Saludos... Pau
Marisa -