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Antón Castro

GUY DE MAUPASSANT VIAJA EN SU BARCO "BEL AMI"

GUY DE MAUPASSANT VIAJA EN SU BARCO "BEL AMI"

Los fines de semana, y más en fiestas, uno ya no sabe donde están los hijos: si van a volver a dormir, y a qué hora, si duermen fuera o si ya han entrado en casa durante el sueño. Anoche llegaron a las seis, los dos juntos, Diego y Jorge. Oí la ruidosa puerta de hierro y luego sus pasos. Les abrí: parecían relajados, sin demasiado alcohol en el cuerpo. Volví a la cama, y apagué la luz. Pero poco después, como si estuviera desvelado, encendí la lamparilla de noche y elegí un libro, uno de los últimos –por allí andaban, Sylvia Plath, William Maxwell, José Luis Corral, ya he superado las 150 páginas de su “Fulcanelli” pródigo en coitos, las fotos de Jesse Fernández…-: Sobre el agua de Guy de Maupassant, el gran cuentista francés, nacido en 1850 y fallecido en 1893, tras varias tentativas de suicidio. En los años 80 leí con auténtica fruición los cuentos de Maupassant: recuerdo que Alianza publicó hasta cinco o seis volúmenes de relatos con títulos como “Bola de Sebo”, “El Horla” o “Madmoiselle Fifi”, entre otros. Era un escritor de cabecera, como lo fue Horacio Quiroga o Felisberto Hernández, como lo era, noche tras noche, Mercè Rodoreda.

 

Sobre el agua es un libro que ha editado Marbot, cuya editora, entre otros, es la traductora Elisenda Julibert. Y a ella le ha correspondido el honor de traducir este volumen que es un diario de viaje por las costas francesas en su barco “Bel Ami”, de igual título que su novela más famosa. Maupassant habla de todo: conversa con su patrón Bernard, describe el mar y sus furiosos vientos, los celajes, los golfos, las aves, pero pronto hace algo más: acaba convirtiendo el texto en un torrente de reflexiones, de confidencias y de recuerdos sobre hombres y mujeres, sobre pintura (a la que parece negar), sobre flores (le dedica un bello texto al nenúfar, que parece un elogio o una adivinación de los poemas de Juan Ramón Jiménez),  sobre ciudades. Escribe de la diferencia entre poetas y novelistas, de historias más o menos poéticas del sol y la luna que le notó hace algún tiempo una bella mujer. Cuenta historias paradójicas de un condenado a muerte, e incluso habla de animales vinculados a la creación del mundo o a los años del hombre sobre la tierra.

 

Bajo el agua es un libro improvisado al dictado de los estados de ánimo y del silbo de los vientos. Es un libro que tiene algo de barco: el autor, como un capitán indómito, nos lleva de aquí para allá, se desnuda, recuerda, hace inventario de mil cosas en un texto jugoso, ameno, extraño en ocasiones (a menudo uno se pregunta: ¿Cómo ha llegado hasta aquí para hablarme de esto el marino que avanza hacia las desérticas playas de Agay?), pero delicioso, que está impregnado del olor de las marismas, de la soledad de altamar y de la pasión de contar y contar hasta el fin de la noche. En un casino de juegos, cuando inicia el adiós de su libro, puede encontrar “a la joven de la bahía de Agay, la dulce enamorada del bosque soleado y del dulce claro de luna”. Como suele ocurrir en un naturalista tan particular como Maupassant, siempre hay lugar para la fantasía y las turbadoras presencias del trasmundo.

 

Selecciono aquí algunos fragmentos:

 

-1. “La mujer que se siente presa del gusto estrafalario de tener en su casa a un literato, como quien tiene a un loro cuya cháchara atrae a los porteros vecinos, puede escoger entre los poetas y los novelistas. Los poetas tienen más de ideal y los novelistas más de imprevisible. Los poetas son más sentimentales, los novelistas más positivos. Es un asunto de gusto y de temperamento. El poeta tiene más encanto íntimo y el novelista suele tener más espíritu. Pero el novelista presenta peligros que no tiene el poeta, pues el primero corroe, saque y explota todo lo que se presenta ante sus ojos. (…) Su ojo es como una bomba que lo absorbe todo, como la mano de un ladrón siempre dispuesta. Nada se le escapa; recolecta y colecciona sin tregua; recolecta los movimientos, los gestos, las intenciones, todo lo que transcurre y ocurre ante él; colecciona las menores palabras, los menores actos, las menores cosas. Almacena desde la mañana hasta la noche observaciones de cualquier naturaleza…”

Sobre el agua. Guy de Maupassant. Traducción de Elisenda Julibert. Marbot ediciones: Colección Tierra de nadie. Barcelona, 2008, 182 páginas. Incluye los mapas de la travesía. La fotografía del escritor es de Félix Nadar.

1 comentario

Luisa -

Te fastidiaron el sueño... vaya. Bueno, casi se lo agracederemos tus lectores, porque así nos hemos encontrado con este guapo post, tan maupassantiano.
Por mi parte, huyo un poco de la fiesta y me voy luego al cine, a ver la peli de los Coen (el reparto es irresistible...)
Un beso