RAMIRO FONTE MUERE LEJOS DE VIGO Y DE LISBOA
No se puede decir que haya sido un amigo íntimo de Ramiro Fonte (Pontedeume, A Coruña), que fallecía anoche en Barcelona, en el hospital de Bellvitge, donde estaba ingresado desde septiembre. Leo ahora que era una muerte anunciada: no sabía nada, y me apena sinceramente (lo leí primero en Heraldo, luego en El mundo y luego en El país) porque siempre había soñado visitarlo en Lisboa, donde dirígía el Centro Cervantes. Recuerdo el día que me llamó César Antonio Molina para decirme que lo había enviado a Lisboa y a mi doble Antón Castro a Milán. No era amigo íntimo de Ramiro Fonte, pero sí he sido lector suyo desde muy pronto y llegué a conocerlo en una ocasión. Iba con Pepe Cáccamo a un homenaje al poeta de Tempo de Compostela Salvador García-Bodaño. Allí me encontré con muchos amigos y escritores a los que admiro: Miguel Anxo Fernán-Vello, poeta, editor y activista infatigable y amigo entrañable desde hace 20 años; Cesáreo Sánchez-Iglesias, poeta, responsable de la asociación de escritores y experto en patrimonio; Enrique Rabuñal, poeta, narrador y profesor, y también me encontré con alguien que había sido un lejanísimo lector de mis primeros poemas y consejero en Galicia: Xosé Luis Axeitos, convertido hoy en un sabio de literatura y lengua y experto en Rafael Dieste. Tras la comida, se hizo una pequeña tertulia con estos amigos, a la que se sumó Ramiro Fonte. Me pareció de entrada un hombre muy seguro de sí mismo. Acabamos en su casa con Cáccamo, con Rabuñal y con la mujer de Ramiro. Era una preciosa casa, con bellas vistas hacia Vigo, una casa gobernada por la sensibilidad, el buen gusto, la pasión por el arte y una insobornable vocación por la literatura. Fonte era un poeta de mar y de sinfonías, un poeta a lo largo y a lo ancho, autor de libros como Pasa un segredo, Pensar na tempestade o Adeus, norte, un estupendo narrador en libros como Os leopardos da lúa –título que siempre me ha gustado mucho-. Por entonces acababa de publicar la primera parte de sus memorias de infancia en Pontedeume: Os meus ollos (2003), un proyecto que crecería hasta convertirse en una trilogía: Vidas de infancia. Hablamos de poesía, de poetas, de Galicia, de sus estancias en Vigo, de la bella historia de amor, insistente y lírica, de Eduardo Moreiras y Luz Pozo, hablamos de Cunqueiro, de Dieste, de los años de Ramiro Fonte en Londres, hablamos de fados y de cantantes portuguesas, y juraría que hablamos hasta de jazz. Hablamos muchos de la gozosa experiencia de sus memorias y del eco que habían tenido en su pueblo. Todos sus libros parecían haber sido cuidadosamente elegidos. Él quería ser un poeta en gallego pero un poeta que contase en España: al fin y al cabo, la democracia había traído la fiesta, la pluralidad y la diversidad de matices y de tradición de las lenguas. Escribía en gallego, se había traducido al castellano a sí mismo en alguna ocasión, y poseía un nervio pertinaz de escritor: escritor de todo, en todos los géneros, infatigable, poeta, sin duda, narrador en largo y en corto, memorialista de sus paraísos de la niñez cerca del Eume, ensayista, etc. Y por supuesto formaba parte de esa gran generación de poetas que surgió en Galicia a mediados de los años 80. Era un conocedor de la literatura y de sus alrededores: historias de editores, diferencias entre escritores, pequeñas pullas, encontronazos, anecdotarios de libros… Daba la sensación de saberlo todo, y sus amigos estaban en todas las lenguas, tradiciones y edades. Podría decirse que casi intimidaba. No mostraba interés aparente por ti ni por tus libros, ni por tus años lejos de Galicia, pero sabía cuándo habías publicado el último artículo en “Abc” o de qué iban tus últimos libros. Hubo un momento en que nos enseñó su biblioteca y su despacho. Algunas joyas. Algunas conquistas: primeras ediciones de Lorca o de otros autores. Mimaba los libros, los disfrutaba, sabía muchos poemas de memoria, era un gran lector. O cazador de libros, se tituló una de sus obras que glosaba, en parte al menos, su condición de bibliófilo. Recuerdo que aquel día hice muchas fotos: a él en solitario, con un fondo de árboles en una de las avenidas de Vigo, junto a su mujer, con los amigos, con una elegante copa de vino oscuro y extraordinario que nos sirvió con cariño. Tengo muchos de sus libros: As cidades da nada, Designium, Capitán Inverno… En gallego y su traducción al castellano (cuando las hay). Lo he seguido siempre con respeto y con interés en entrevistas, antologías, en distintos proyectos, en cada una de sus nuevas entregas. Cuando esta mañana he leído que se había muerto recordé aquella tarde de Vigo, primero en el Castro y luego en su casa, me lo imaginé como me lo había imaginado muchas veces leyendo a Faulkner y Kafka y Paul Celan, me lo imaginé en Lisboa paseando con sus fantasmas y con el fantasma de Pessoa y Ofelia, y deseé más que nunca no haber interrumpido un viaje a Lisboa que tenía previsto este verano.
*La foto corresponde al archivo de "La voz de Galicia".
[O meu admirado editor e escritor Manuel Bragado, o señor de Brétemas (http://bretemas.blogspot.com) recolle a bibliografía máis o menos completa de Ramiro Fonte. Cópioa aquí por se é de interese de alguén. No seu blog hai unha colleita de artículos de despedida ó poeta que viu “a ponte no ceo”. Por certo, o editor de Xerais declarou a El País-Galiza estou tan hermoso: “Fonte era un amigo de lealtad inquebrantable y uno de los grandes, grandes, escritores gallegos universales de todos los tiempos".
Ramiro Fonte (Pontedeume, 1957, Barcelona 2008), licenciado en Filosofía e Letras, profesor de Lingua e Literatura Galegas, era director do Instituto Cervantes de Lisboa. Membro correspondente da Real Academia Galega. Poeta, narrador, ensaísta, crítico e estudoso da literatura galega, formou parte dos poetas do Colectivo Cravo Fondo. Como poeta publicou: As cidades da nada (1983); Designium (Xerais 1984), Premio da Crítica e Premio Losada Diéguez de creación; Pensar na tempestade (1986); Pasa un segredo (Xerais 1989), Premio da Crítica Española; As lúas suburbanas (1991); Adeus norte (1991), Premio Esquío; Luz de mediodía (1995); Persoas de amor (1995); O cazador de libros (1997); Mínima moralidade (1999), Premio González Garcés; Capitán inverno (Xerais 1999); A rocha dos proscritos (2001, e Xerais, 2005, edición na que inclúe o libro O pasaxeiro inmóbil), O xardín do Pasatempo (Tambre, 2008) e Reversos (Xerais 2008). A súa obra poética foi antologada nas obras Ámbito dos pasos (1997) e nunha recente edición publicada polo Premio Esquío (2008). Como ensaísta publicou As bandeiras do corsario (1996). Como narrador deuse a coñececer en 1986 co relato «O retornado», Premio Pedrón de Ouro, ao que seguiron, Catro novelas sentimentais (Xerais 1988); As regras do xogo (1990); Aves de paso (Xerais 1990); «Iluminacións danubianas», relato incluído no volume Caderno de viaxe (Xerais 1989); «Razóns para matar a Martíns», incluído no volume O relato breve. Escolma dunha década (1990); Os leopardos da lúa (1993), novela; Soños eternos (1994), relato e a triloxía das novelas «Vidas de infancia» formada por Os meus ollos (Xerais 2003), Premio Losada Diéguez de creación 2004, Os ollos da ponte (Xerais 2004) e As ponte no ceo (Xerais 2007). No pasado mes de xullo recibiu o Premio Porto Magno, outorgado polo Real Coro Toxes e Fores de Ferrol, en recoñecemento a súa traxectoria.]
3 comentarios
david fernandez dominguez -
Cesáreo Sánchez -
gustavo peaguda perez -