MIGUEL MENA PUBLICA "PIEDAD": EMOCIÓN Y ESCALOFRÍO
Miguel Mena, escritor, fotógrafo y locutor de la Cadena Ser, está a punto de publicar uno de esos libros emocionantes y personales: Piedad (Xordica), un volumen de algo más de 160 páginas que es un compendio de sus obsesiones, de sus pasiones, de su forma de mirar, un álbum con ecos autobiográficos y, si se me permite, también es un libro de alaridos interminables en la noche de alguien que ha conocido distintas suerte de la desesperación. Miguel ha escrito un libro híbrido en el que mezcla la escritura y la fotografía. Los textos lo mismo hablan de su hijo Daniel, de sus gustos musicales, de pequeñas historias del deporte, de sus viajes, pero también hay piezas de infinita ternura, de cinismo, de denuncia, historias entrañables de personajes más o menos marginales que adquieren aquí un protagonismo total. Rescates. Homenajes. Sueños. Delirios. El mestizaje literario también llega a los géneros: en Piedad hay relatos, noticias, aforismos, confidencias, retratos. Y tengo la sensación de que es el libro mejor escrito de todos los de Miguel: es elegante, nítido, intenso, mezcla constantemente verdad e ironía, intensidad y belleza.
Las fotografías son las instantáneas de un coleccionista de paradojas, de un paseante en bici que busca el detalle sorprendente e incluso surrealista. Piedad contiene 50 fotos, que complementan el texto, que lo ilustran o que sencillamente proponen otra historia. Este libro tendrá un presentador de lujo, probablemente el presentador más ameno, hondo y divertido que tenemos ahora en Zaragoza: José Luis Melero, el sabio dulce adornado de un gran capacidad para los afectos. Piedad se presentará en la FNAC el día 20 de noviembre. Miguel es así de raro o de paradójico. A la misma hora, pero en este caso en la Biblioteca de Aragón, Ángel Guinda se reunirá con un montón de sus mejores amigos para presentar, de nuevo y en varios idiomas esta vez, su libro Toda la luz del mundo (Olifante) y se estrenará un vídeo de idéntico título de Leónidas Martín Saura.
Copio aquí algunos textos de Miguel Mena:
DE RAÍZ
Cuando me dijeron que mi hijo no podría hablar nunca, que tenía un cromosoma atravesado y una nube oscurecía la zona del cerebro donde se amasa el pensamiento y se tejen las palabras, lo primero que recordé fue que había planeado aprender con él los nombres de los árboles. Lo ansiaba desde que nació: andar por el campo, juntos los dos, y distinguir las hayas de los abedules, los arces, los castaños, los quejigos, los robles y los enebros. Pensé en ello mientras por detrás de la cara del médico, un rostro inexpresivo envenenado para dar malas noticias, observaba los árboles de aquella clínica meciéndose suavemente, como acunando una pena. Le pregunté al doctor qué árboles eran aquellos y pareció tan extrañado por mi pregunta que se encogió de hombros y no supo contestarme. Le noté incómodo, como si quisiera dar la consulta por finalizada. Nos despedimos, cogí a mi hijo en brazos, salimos a la clínica y al cruzar el jardín, con el sol de espaldas, observé que nuestras sombras dibujaban una silueta en la que yo era un tronco seco y aquel niño de pelo rizado sobresalía como una gran flor que me brotaba.
RARO
Qué raro se hace tener un hijo prácticamente mudo cuando te ganas la vida hablando, un hijo condenado a ser analfabeto cuando llenas tu tiempo escribiendo, un hijo con poco equilibro cuando tu afición es montar en bicicleta. Qué extraño resulta que para ser feliz no parezca necesitar nada de lo que a ti te gusta.
MERCEDES
A lo largo de la vida es mucho mayor la posibilidad de llevar una participación del gordo de Navidad que la de tener un hijo con síndrome de Angelman, pero ella sonríe siempre con el brillo luminoso de quien acaba de ganar en la lotería.
[En la página impar, al lado de este texto dedicado a Mercedes Ventura, hay un rótulo de una calle que pone: Calle de la Ilusión]
AMOR
La sala donde se celebra el juicio está llena. Dentro de la cabina acristalada, la pareja de encausados se prodiga guiños y carantoñas. Además de gestos cariñosos, hay en su actitud una mezcla de orgullo y desafío. A los espectadores no puede caberles ninguna duda: cuando disparaba a quemarropa en la nuca indefensa de Miguel Ángel Blancoo, el etarra García pensaba en lo que lo iba a admirar su chica.
PLANES
A veces me cruzo con la familia que quisimos ser. No una en concreto. Ya sabes: esa idea dispersa que teníamos. Un número aproximado. Un estilo. Un aspecto. Una forma de ser y de comportarse. A veces me cruzo con el futuro que imaginamos y todavía siento un pellizco de felicidad al recordar aquellos días de risas y planes.
*Esta es una foto de Paul Caponigro, fechada en 1970.
7 comentarios
Herminia vincentelli -
ANA -
marta -
Retro Jordans -
Luis Borrás Dolz -
Esta Piedad tuya me ha recordado algo que olvidamos frecuentemente: que una moneda siempre tiene dos caras. La paradoja de la vida y la muerte.
laMima -
Espero ese libro impaciente.
(Saboreé tanto sus "1863 pasos"..)
Lamia -