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Antón Castro

EL GARRAPINILLOS VENCE POR LA MÍNIMA AL DELICIAS

EL GARRAPINILLOS VENCE POR LA MÍNIMA AL DELICIAS

 

 

Jugábamos en las Delicias, en el campo del Hogar Pignatelli, probablemente el peor campo de Zaragoza. Un campo peligroso para el fútbol, indigno del siglo XXI. Cuesta entender por qué se juega allí, por qué la Diputación de Zaragoza que tanto dinero invierte en mil y un proyectos no ha solicitado o negociado un campo de hierba artificial o natural, máxime cuando es una arteria fundamental para la práctica del fútbol donde juegan muchos equipos de todas las categorías. Creo que las quejas que aquí se expresan llueven sobre mojado: el campo presenta un suelo lleno de piedras, eslomado, con hoyos, con un bote incontrolable, durísimo (te caes al suelo, recibes una falta, y vuelves a casa escocido, sangriento y con todo tipo de lesiones en los tobillos y con la planta quemada…), cualquiera de los dos terrenos que hay son campos inadecuados para el fútbol. Tanto la Diputación de Zaragoza, como el Ayuntamiento y la Federación de Fútbol debieran juntarse y tomar cartas en el asunto: que se juegue ahí es una temeridad. Una temeridad que se hace rutinaria porque se juega sábado y domingo.

 

El Garrapinillos juvenil jugaba ante el Delicias. Tras el estreno de nuestro campo de hierba natural el pasado jueves, los jugadores notaron la incomodidad. Y creo que el Delicias también. Tiene algunos jugadores de buen toque que sufren ahí. Jugamos con viento a favor desde el primer instante, y eso nos favoreció. Nos acercábamos, sacábamos córners, jugábamos sobre todo por la banda derecha, aunque por la izquierda Alex Fernández tuvo una ocasión clara, pero no se veía la peligrosidad deseada. Jorge tampoco estuvo acertado con los saques de esquina: no se percató de que era el día ideal para colocar el balón en el segundo palo; si el pasado sábado estuvo a punto de marcar en nuestro campo de San Lorenzo, ayer podía haber ensayado alguna rosca más efectiva aún.

 

La primera parte fue claramente nuestra: el Delicias atacó poco, intentaba contragolpear, lo hizo en un par de ocasiones con peligro, pero se encontró con nuestro portero Gayoso, y con otra tarde solvente de Alfredo y Marcos, de Aitor y de Alex Velilla. Nuestro cuatro, Marcos, que no entrenó en toda la semana, me diría luego: “Estoy reventado. Si el partido dura un minuto más me caigo”. Poco antes de finalizar el primer lance, Eduardo Pirri pugnó por un balón con el defensa y el portero, los dos rivales le llevaban ventaja, pero su determinación le concedió el premio. Gol. Nos íbamos al descanso con ventaja e íbamos a sufrir contra el viento.

 

La segunda parte se jugó de poder a poder, de nuevo. Con intensidad, con bravura, con deportividad. Delicias realizó dos o tres jugadas peligrosas, muy peligrosas incluso, lanzó algunos saques de esquina, pero no logró marcar. Nosotros atacamos, hubo algunas ocasiones de jugadas elaboradas y de contragolpe, pero tampoco acertamos con la portería. Ayer, en los últimos metros, se incumplió una norma de trabajo que intentamos llevar a cabo siempre: hay que terminar las jugadas y a ser posible con un lanzamiento que vaya a la portería, mejor o peor, más o menos peligroso, pero que vaya al interior del marco. Llegábamos al área, a la zona de la medialuna, penetramos por la izquierda y por la derecha, Pirri se preparó en varias ocasiones el balón para chutar, pero al final siempre ocurría algo: el propio desconcierto de los nuestros, el temor a enviar el balón a las nubes, un mal bote, el exceso de confianza, la lentitud, cierta impericia e indolencia, o la buena actuación de los defensores rojillos. El partido se jugó en un constante ida y vuelta, sobre todo en la segunda parte, pero fue un partido noble, limpio, intenso, con apremio para ambos guardametas; nosotros mirábamos el reloj, sin duda; Jorge hubo de retirarse con las rodillas ensangrentadas (el propio árbitro le dijo que tenía que limpiarse la sangre y abandonar el campo para hacerlo), Jaime reemplazó a un cansado y enfriado Aitor; Pirri anda con el tobillo muy dolorido; a Miguel se le subía la bola…

 

Nosotros teníamos solo catorce jugadores tras las dos expulsiones del otro día: ni Diego Cali ni Adrián Serna podían jugar. Y hemos perdido a Diego Severo, el puntero uruguayo que ha regresado a su país. Formamos así: Gayoso; Alex Velilla, Marcos, Alfredo, Aitor; Diego, Mario (capitán); Miguel Garcés, Jorge, Alex Fernández; Eduardo Pirri. Entraron Jaime por Aitor (Alex Velilla, que realizó un partido muy completo, se trasladó a la banda izquierda), Alex Navarro por Alex Fernández, jugó primero en la banda izquierda y luego de mediapunta y de centrocampista de contención, y Juan por Jorge: correteó por la banda izquierda todo lo que pudo. Ganamos por la mínima, 1-0, y creo que con justicia, eso sí, pero con escaso margen. De no haber tenido el gran despiste que tuvimos en Pina de Ebro, nuestra posición sería mucho más interesante. Creo que ahora nos colocaremos terceros o cuartos. Tenemos 16 puntos, y un partido menos.

 

 

Me pasó una cosa muy bonita: cuando entré en el campo, el entrenador de Delicias me dijo: “Pero, ¿tú no eres el de Borradores? Me encanta tu programa, vuestro programa. De veras”. Al final, nos volvimos a saludar, y repitió lo mismo. La verdad es que se lo agradecí muy sinceramente.  [En la foto de Aloma Rodríguez, vemos a Mario Calvera, que en la pasa jornada marcó dos goles.]  

1 comentario

Lamia -

Felicidades al Garrapinillos. Osasuna, después de una temporada penosa, también ha ganado hoy. Por fin...